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Objetivo Fase 5: 100 días de aislamiento en Sierras Chicas

Los argentinos ya superaron los tres meses de lucha contra el nuevo coronavirus. En el último período, se ampliaron las flexibilizaciones y gran parte del país comenzó la penúltima etapa del esquema: la reapertura progresiva. Aunque aún se espera el pico de contagios, las autoridades apelan a la responsabilidad social para alcanzar la “nueva normalidad”. En esta nota, un repaso por los puntos más álgidos de la cuarentena en el corredor.

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El aislamiento social, que ya lleva más de tres meses vigente, con sus matices, sigue siendo la alternativa más eficiente para pelear contra el SARS-CoV-2. El 20 de marzo, la vida cotidiana de los argentinos dio un vuelco rotundo y, desde entonces, la sociedad busca adaptarse a modalidades distintas y complejas.

Poco después de decretarse el “aislamiento social, preventivo y obligatorio” a nivel nacional, Sierras Chicas recibía su primer caso de COVID-19, el 23 de marzo. Se trataba de un hombre de 63 años, ex funcionario del Poder Judicial oriundo de Santa Fe, que había regresado recientemente de Europa y se encontraba en Villa Cerro Azul.

Tan solo un día después, en Mendiolaza, un joven de 19 años recién llegado de Estados Unidos se convertía en el segundo paciente con COVID-19 de la zona. A fines de marzo, la alarma volvió a encenderse con la noticia de varios casos en Villa Allende y la advertencia de un paciente positivo vecino de Salsipuedes, pero radicado en Córdoba. Para ese momento, el país se encontraba en plena Fase 1, con un confinamiento estricto que sólo permitía desplazamientos mínimos e indispensables.


Unquillo: Jorge Fabrissin analizó los 100 días de cuarentena

A tres meses en la lucha de los argentinos contra el Sars-Cov-2, el intendente unquillense realizó un balance sobre cómo se vivió el aislamiento en su localidad y el corredor de Sierras Chicas. Además, pidió “no relajarse” y “cuidarse” para, a futuro, enfocarse en mejorar la economía.


El ingreso a la Fase 2 y las primeras complicaciones


El uso de barbijo o cubrebocas es obligatorio para circular en la vía pública y los comercios. Foto E. Parrau/El Milenio.


El 10 de abril, el presidente Alberto Fernández anunció el inicio del “aislamiento administrado”, una etapa que solo avalaba la movilidad del 25% de la población, con excepciones específicas. Casi al mismo tiempo, Sierras Chicas se enfrentaba a uno de sus peores episodios en lo que va de la pandemia: el caso de la residencia geriátrica Santa Lucía, que se cobró la vida de 12 adultos mayores y estuvo a punto de convertir a la región en el segundo foco de contagios de la provincia, tras la ciudad de Córdoba.

En este marco, el Centro de Operaciones de Emergencias (COE) declaró el estado de alerta epidemiológica desde Mendiolaza, hasta el cuadrante noroeste de la ciudad de Córdoba. Mientras tanto, los residentes del Santa Lucía eran trasladados a diversas instituciones de salud. 

El 22 de abril, una anciana de 84 años fue derivada al Sanatorio Privado del Interior, en Río Ceballos, a través del Pami. La mujer evolucionó favorablemente hasta ser dada de alta dos semanas más tarde, sin que se produjeran nuevos contagios en la Perla de Sierras Chicas. El Hospital Italiano no corrió la misma suerte. Tras recibir 21 ancianos con diagnóstico de COVID-19, terminó produciéndose otro brote en el nosocomio capitalino.

En el medio, estallaban otras problemáticas. El 13 de abril, el transporte interurbano de pasajeros entraba en conflicto por el atraso en el pago de los haberes de sus choferes, lo cual llevó a Aoita (Asociación Obrera de la Industria del Transporte Automotor) a establecer un paro por tiempo indeterminado que, al cierre de esta edición, sigue en curso, con un record histórico de días. Pese a las negociaciones con Fetap (Federación de Empresarios del Transporte Automotor de Pasajeros), las partes no llegaron a un acuerdo y Aoita ha anticipado una posible judicialización de la problemática. 

Fase 3: Segmentación y desacuerdos


Los controles dificultaron la movilidad entre localidades muy conectadas en su vida cotidiana. Foto L. Argüello/El Milenio.


Tras un mes complejo, el 25 de abril el Poder Ejecutivo anunció el tercer estadio del aislamiento, a partir del cual, las autoridades provinciales estarían a cargo de las actividades habilitadas. También amplió las posibilidades de circulación al 50% de la ciudadanía y facultó las salidas recreativas en un rango de 500 metros para ciertos puntos del país. 

En este panorama, el COE provincial estableció una división de las localidades en blancas (con tasas de contagio bajas o nulas) y rojas (con propagación media o alta del virus). Gran parte de Sierras Chicas fue, en primera instancia, catalogada como zona roja por pertenecer al conglomerado de Gran Córdoba, lo cual dejó a la región afuera de las primeras flexibilizaciones.

Nos limitaron muchas cosas, eso nos obligó a hacer un montón de gestiones para que nos autorizaran actividades que en otros sitios se permitían sin problema. Me pareció injusto y se lo hice saber al COE varias veces hasta que me dieron la razón”, comentó a El Milenio, Jorge Fabrissin, intendente de Unquillo, ciudad que hasta el momento no ha tenido casos de COVID-19.

Por su parte, Daniel Salibi, mandatario de Mendiolaza, reconoció que hubo algunos malos entendidos con el organismo. “A veces publicaban las resoluciones y recién después nos informaban, entonces nosotros decíamos una cosa y los comunicados oficiales, otra. Por suerte pudimos mejorar eso y estamos tratando de aunar criterios”, indicó. 

Además, el intendente de la Ciudad Campo señaló que los mandatarios de Sierras Chicas solicitaron mayor participación en el COE y la respuesta del organismo fue “positiva”. Tanto Fabrissin como Salibi destacaron la labor conjunta realizada por los municipios del corredor, sobre todo en pos de flexibilizar la circulación entre localidades vecinas.

Fase 4: Apertura desafiante 


Por la gran afluencia de ciclistas, Unquillo prohibió la circulación en bicicleta de personas que no son de la ciudad. Foto E. Parrau/El Milenio.


“Lo que nos toca vivir es lo que vemos en las películas de terror. Ha sido muy difícil adaptarnos, pero no hay que relajarse, debemos seguir respetando las medidas que corresponden”. Daniel Salibi, intendente de Mendiolaza. Foto de archivo.

El 8 de mayo, el Ejecutivo nacional presentó la fase 4, una etapa más flexible para la mayoría del país. Esta instancia permitió la activación de más rubros comerciales, las reuniones familiares hasta 10 personas y la práctica de deportes individuales.

En la ciudad de Córdoba, mayo había tenido un comienzo complicado, ya que el Ministerio de Salud confirmó la transmisión comunitaria del virus (es decir, la imposibilidad de determinar los nexos epidemiológicos entre contagios). Aun así, la ciudad también entraba en la fase 4, aunque con menos flexibilizaciones que el interior provincial. Sin embargo, el fin de semana siguiente, un brote estalló en el Mercado Norte, obligando al COE a establecer un cordón sanitario y devolver temporalmente a Córdoba a la fase 3 hasta fines de mayo.

La medida no alcanzó a Sierras Chicas, donde se continuó con la reapertura progresiva y controlada de actividades. El 11 de junio se permitió el regreso de bares y restaurantes, al tiempo que se ampliaba el número de deportes habilitados. Ese día, en Villa Allende se conoció otro caso y se procedió al hisopado de nueve personas, cuyos resultados fueron negativos.

Por su parte, Mariano Moya, director del Hospital Provincial José Miguel Urrutia de Unquillo, realizó un balance positivo de los cien días de cuarentena a nivel sanitario. “Viendo los datos, la evaluación es buena. Lo más importante ha sido la concientización de todo el equipo de salud, que a su vez trasladó eso al resto de la población”, señaló el profesional. No obstante, advirtió que “esto no quiere decir que no haya habido ni vaya a haber dificultades”, ya que se trata de un fenómeno “nuevo y difícil de comprender”.

Economía, un problema transversal


Los bares abrieron sus puertas con la consigna de mantener el distanciamiento entre comensales, entre otras medidas. Foto E. Parrau/El Milenio.


“Viendo los datos, podemos decir que la evaluación es positiva, lo cual no quiere decir que no haya habido (ni vaya a haber) dificultades. Estamos ante un fenómeno nuevo y difícil de comprender”, Mariano Moya, director Hospital Urrutia. Foto E. Parrau/El Milenio.

Cuando visualicé que la cuarentena se iba a extender más allá de los 15 días iniciales, me di cuenta que no quedaba otra que cerrar”, contó Rodolfo Gallardo, ex dueño de un bar en Río Ceballos. Aunque recibió un aporte para monotributistas, los gastos fijos fueron imposibles de amortizar y debió mutar de rubro para subsistir. Ahora, tiene una verdulería y pollería.

Su caso es similar al de Gustavo Leimgruber, quién administraba la parrilla “Los Troncos”. O el de Analía Vega, vecina de Unquillo, que dejó su servicio de vajilla y se dedica temporalmente a la cocina. Historias similares sobran, y son muchos los comerciantes que cerraron sus puertas definitivamente y no pudieron cambiar de actividad.

En los últimos meses, el Estado ha lanzado diversas medidas para aliviar las secuelas del parate comercial y productivo. El Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) llegó a 9 millones de argentinos, el Programa de Asistencia al Trabajo y la Producción (ATP) absorbió hasta el 50% de los salarios de los trabajadores de empresas afectadas y se otorgaron líneas de créditos a tasa cero. Desde los municipios se eximió del pago de algunos impuestos y se brindaron módulos alimentarios, entre otras ayudas. 

Pero la recesión fue inevitable y las consecuencias, imposibles de ocultar. “En lo sanitario, la cuarentena fue exitosa, pero en la parte económica estamos bastante preocupados, se hace difícil cuando no se cuenta con la partida presupuestaria correspondiente”, señaló Daniel Salibi, pero aclaró: “La prioridad es la salud, después veremos cómo salimos entre todos de la situación económica”.

El intendente de Unquillo, por su parte, apeló a la población: “Hoy lo más importante es la salud. Si estamos enfermos, no hay economía que valga. Cuidémonos para que los problemas no se acentúen y podamos progresar poco a poco”.

Los mandatarios coincidieron sobre la imposibilidad de hacer proyecciones a futuro. “Aún es muy prematuro como para saber qué va a pasar”, advirtió Salibi. En consonancia, Fabrissin declaró: “Veremos qué pasa en los meses siguientes, que creemos que puede llegar el pico de la curva de contagios” y aclaró que “esta crisis no es de ahora, pero la pandemia la agudizó”.



Fase 5: La “nueva normalidad”


Foto E. Parrau/El Milenio.


“Hoy lo más importante es la salud. Si estamos enfermos, no hay economía que valga. Cuidémonos para que los problemas no se acentúen y podamos progresar poco a poco”. Jorge Fabrissin, intendente de Unquillo. Foto E. Parrau/El Milenio.

A principios de junio, muchas zonas sin circulación comunitaria del virus y con un tiempo de duplicación de casos inferior a 15 días, entraron a la quinta y última fase del esquema previsto por el gobierno, donde el “aislamiento” se convierte en “distanciamiento” social y las restricciones son reemplazadas por “hábitos de higiene y cuidado sostenido” (aunque varias localidades tuvieron que volver atrás ante la ocurrencia de rebrotes).

Al cierre de esta edición, Villa Allende contabilizaba 14 casos de COVID-19 (12 ya recuperados); Mendiolaza, 6 casos, todos recuperados; Río Ceballos, 1 caso (también recuperado); Unquillo, ningún caso y Salsipuedes, 3 casos. De estos últimos, 2 se encuentran activos y fueron detectados el pasado 20 de junio.

Para el intendente de Mendiolaza, llegar a la “nueva normalidad” en Córdoba y alrededores “va a llevar mucho tiempo”. “La situación a la que estamos acostumbrados los argentinos va a cambiar, la modalidad del abrazo y el beso, por ejemplo, quizás genere cierto resquemor”, aventuró Salibi. “Lo que nos toca vivir es lo que vemos en las películas de terror. Ha sido muy difícil adaptarnos, pero no hay que relajarse, debemos seguir respetando las medidas que corresponden”, afirmó el mandatario.

Tenemos que acostumbrarnos a vivir con el virus”, consideró, por su parte, Fabrissin. “Hasta que no se consiga una vacuna, esto va a persistir”, advirtió el intendente de Unquillo e insistió en la importancia de mantener las precauciones. “Nosotros estamos tratando de controlar, pero la salud no es un problema del municipio, sino de la comunidad”, añadió.


Foto E. Parrau/El Milenio.


Desde el Hospital Urrutia, Moya manifestó su preocupación por la llegada del invierno y los riesgos de coinfecciones respiratorias. “Se suman otras patologías, así que es importante conservar las medidas implementadas: usar barbijo, limitar visitas, asistir a las consultas hospitalarias sin compañía, etc.”, valoró el médico. 


Esta nota forma parte de la Edición Impresa de Periódico El Milenio 268.