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Vivir para contarlo: Yvonne, la película

El largometraje retrata la vida de Yvonne Pierron, una monja francesa reconocida por su trabajo humanitario en el país que logró escapar a la persecución de la última dictadura.

Marina Rubino, directora, guionista y vecina de Unquillo, trajo a su ciudad la última producción que realizó junto al colectivo Documenta. El largometraje retrata la vida de Yvonne Pierron, una monja francesa reconocida por su trabajo humanitario en el país que logró escapar a la persecución de la última dictadura.

Yvonne Pierron junto a Marina Rubino. La monja falleció el 28 de septiembre de 2017. Sólo llegó a ver algunos avances del documental en su honor.

Colaboración: Renata Molina y Nazarena Villar (5to IENM). Bautista Rota y Camila Centeno (5to IMVA). Gaspar Quintana y Nazareno Avellaneda (4to IMVA).

En el compromiso por rescatar y adentrarse en la memoria, surgió Yvonne, una película que cuenta la historia de esta monja francesa activista por los derechos humanos. Sumamente reconocida y querida en el país, Yvonne Pierron adquirió la nacionalidad argentina en 1967, en medio de su incansable trabajo como enfermera.

La vida le exigió fortaleza desde pequeña, cuando fue testigo de la Segunda Guerra Mundial, viviendo en una zona limítrofe entre Alemania y Francia. En ese trágico período, Yvonne debió mantenerse recluida en un sótano durante cuatro años. Luego, se inclinó por la religión y la enfermería, sin sospechar la importancia que tendrían esas decisiones para su futuro.

Su estadía en Argentina, más precisamente en la provincia de Misiones, comenzó en 1955 cuando viajó enviada por la Orden de las Misiones Extranjeras de París, a la que pertenecía. Vino acompañada de Alice Domon y Léonie Duquet, detenidas-desaparecidas en diciembre de 1977.

En medio de la persecución dictatorial, Yvonne pudo huir en enero de 1978, con la ayuda de la Embajada de Francia. Primero desembarcó en Uruguay, luego presenció la revolución nicaragüense y más tarde retornó a su Francia natal. Con el regreso de la democracia, Yvonne también volvió al país a continuar su labor humanitaria, fundamentalmente con ancianos y niños. En ese tiempo, fundó un hogar en Pueblo Illia e impulsó la creación de una Cooperativa de Mujeres Tejedoras.

En septiembre de 2017, mientras se ultimaban los detalles del filme, Pierron falleció en Posadas, a sus 88 años. Su figura se convirtió en símbolo de humanidad y una referencia de la lucha por los Derechos Humanos en América Latina.

A través de su historia personal, mezclada con el devenir político, Yvonne se convirtió en un testigo clave para reconstruir lo que fue la época más terrible del país. En el largometraje se plasman 60 años de historia argentina gracias a la labor del colectivo Documenta, con la unquillense Marina Rubino a la cabeza, como directora.

Reconstruir la memoria. El colectivo de artistas Documenta atraviesa Argentina, con representantes en Unquillo, Buenos Aires, Salta y Misiones. Fue uno de sus integrantes, José Bautista Flores, quien, tras compartir años de vivencias con Yvonne, propuso hacer un trabajo en su honor.

Al principio, Rubino no estaba muy convencida. “Tenía bastantes prejuicios sobre retratar una mujer religiosa”, confesó. Pero todo cambió cuando ambas se encontraron y la emoción se volvió inevitable. Aun así, no fue sencillo concretar la iniciativa.

Para Marina, el mayor desafío fue “hacer una película sobre memoria con alguien que la estaba perdiendo”. Al comenzar el rodaje, Yvonne tenía 86 años y “prácticamente no recordaba nada”. “Fue muy complicado lograr que nos cuente algo en primera persona”, explicó la directora.

“Tenía prejuicios sobre hacer una película de una mujer religiosa, pero cuando me acerqué a ella, todo cambió, me conmovió. Ella no entendía por qué hacíamos una película sobre su vida. Tenía una humildad tan grande que no reconocía el heroísmo de su trabajo”

La producción. Otro obstáculo para el proyecto de Documenta vino del lado económico. “Filmar es caro y también es complicado conseguir el financiamiento para sostener la producción”, señaló Rubino. El proyecto fue presentado a varios fondos, pero sólo obtuvo reconocimiento en el Instituto de Cine y Artes Visuales, que permitió cubrir gran parte del rodaje. Asimismo, contó con la colaboración de empresas privadas y el gobierno de Misiones, que sostuvo el trayecto final de filmación.

“A medida que entraba plata, íbamos avanzando”, dijo la directora. La filmación tuvo lugar en distintos puntos del país, desplazando al equipo entre Misiones, Corrientes, Buenos Aires, Francia y Córdoba, lugares con una significación especial para Yvonne.

El guion fue escrito en su totalidad por Marina, basándose en la historia real de Pierron, en su testimonio en la Megacausa ESMA y en “cada uno de los espacios donde ella participó, como las Ligas Agrarias, los movimientos nativos mapuches y guaraníes, los movimientos villeros”. También se incluyó su acompañamiento a los familiares de desaparecidos.

A lo largo del proceso, Yvonne se mostró “muy dispuesta”. “Le entusiasmaba y se entregó al juego de hacer cine”, contó Marina. No obstante, nunca pudo entender por qué hacer una película sobre su vida. “Ella tenía una humildad tan grande que no reconocía el heroísmo de su trabajo”, recordó Marina con cariño y admiración.

La misión de emocionar. Al preguntarle a Rubino qué quiso transmitir con el largometraje, la directora respondió: “Como artista, lo que me interesa es que emocione. Este documental abre puertas a muchos temas que, si a alguien le interesa y quiere profundizar, misión cumplida, pero ya que cause emociones en los espectadores es más que suficiente”.

Después del estreno mundial en el 40° Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana a fines del año pasado, hoy, mientras el documental recorre salas nacionales e internacionales, también recibe numerosas premiaciones. En este sentido, fue declarado de Interés Nacional por la Cámara de Senadores de la Nación Argentina y de Interés Provincial por la Cámara de Representantes de la Provincia de Misiones.

“La película fue bastante bien recibida por la crítica, pero creo que lo más importante fue la repercusión del público”, declaró Marina y comentó que en los cines siempre se llenaron las salas y, para un documental, “es algo extraordinario”. “Siempre pude estar presente en las funciones, presentarlas y sentir al público. La gente sale muy emocionada, conmovida, y eso es muy valioso para mí”, concluyó Rubino.