- Colaboración: Quimey Farías, Alejo Centeno, Pedro Rolón y Delfina Medrano.
Fiorella Acosta tiene tan sólo quince años, pero su pasión por la danza la ha llevado a pararse sobre los escenarios más importantes del hip hop. A los tres años, e impulsada por videos musicales, se animó a tomar clases de baile y desde ese momento no ha dejado de mover su cuerpo buscando la perfección y la superación.
Criada en Río Ceballos, esta joven de Sierras Chicas, hizo sus primeras incursiones en el género en una academia de la región, la misma institución que impulsó y marcó la decisión de abocarse al baile hasta la actualidad.
“Primero empecé con el clásico y después con el jazz, al cual me dediqué durante 6 años y en el medio de eso, también empecé con el hip hop y me di cuenta que eso era en realidad lo que quería”, relató Fiorella en diálogo con El Milenio sobre sus primeros pasos.

Tuvieron que pasar varios años y muchas competencias entre medio para que la joven bailarina nos cuente su experiencia como una de las primeras representantes, junto a sus colegas, del hip hop en Argentina. La ciudad de Las Vegas, Estados Unidos, pudo observar y evaluar el trabajo y el esfuerzo dedicado a una pasión, y de esta manera las puertas empezaron a abrirse para Fiorella Acosta que apuesta por la continuidad en sus estudios artísticos.
De extranjera en la cuna del hip hop
“Participé en la competencia de Las Vegas que fue en agosto de este año, es el Hip Hop International donde participaron 74 países y cada país tenía como mínimo 4 grupos. Esa fue la competencia más importante y la que más me llenó en mi carrera”, comienza relatando Fiorella sobre su primera experiencia tan lejos del hogar.
A pesar de tener familia en el país norteamericano, se requiere de mucho esfuerzo llegar y mantenerse en forma para la competencia que dura diez días.
“Diría que una de las mejores cosas fue tener a mis papás que me ayudan en todo, recibí mucha ayuda y no estábamos muy cómodos económicamente cuando salió la oportunidad de ir”, confesó la joven. Pero, dos meses de entrenamiento y preparación física individual y grupal, fue lo suficiente para subir a un escenario y recibir los aplausos de los especialistas del género.
Cuando más perfección se busca, mayor es la dedicación. “Estuve bailando los 2 meses que fui, nunca paré, entrenaba 2 veces a la semana, 5 horas cada día, estaba desde las 5 de la tarde hasta las 10 de la noche y después de ahí entrenaba particular con mi cuñado que es bailarín, y con el grupo”, relató sobre los esfuerzos que se requieren para llegar a un nivel de baile para competir.

“Por suerte fuimos uno de los primeros grupos de Argentina que participó en esta categoría: el hip hop, y se hizo sentir muchísimo; porque de 74 grupos sólo clasificaban 40 a las semifinales y nosotros salimos 45. Por ser la primera vez que va un equipo de juveniles y salir clasificados así, mucha gente nos felicitó. También, es la primera vez que toman en cuenta a la Argentina”, valoró la bailarina sobre los energías puestas en Las Vegas.
Además, la joven cuenta con una visión particular los encuentros internacionales, no se trata de competir sino de otros intercambios que van más allá, en palabras de Fiorella: “Es mucha vidriera cuando es una competencia importante porque ayuda a demostrar lo que hacés y también te abre mucho la cabeza, para ver la danza de diferentes personas como a mí me pasó en esta competencia. Es lo que más me gusta del hip hop, que en la competencia no hay un ambiente competitivo, en realidad se trata de compartir la cultura de cada país y eso te abre mucho la cabeza, y decís ¡wow! te comunicás con personas y no sabés el idioma, pero el hip hop los une y es tan lindo. Para eso sirven los encuentros, para poder conocer gente nueva, te sirve en la carrera también, para focalizarte en lo que te falta aprender y también para que te vean”, aconsejó la bailarina.
La danza con vistas al futuro
A pesar del camino andado, Fiorella Acosta considera que todavía le falta mucho por aprender, la expresión corporal suele ser algo que requiere muchos años de entrenamiento y de estudio de diversos estilos. Se trata de “seguir superándose cada día” y por eso se siente como una pasión.
Los años de estudio y exploración en otros géneros como el jazz o la música clásica, le han brindando herramientas para aplicar en el hip hop. Sin embargo, a pesar de los inconvenientes propios de cada oficio, la joven considera que es difícil tomar la danza como una carrera, pero sigue apostando a su estilo propio, buscándole un futuro apropiado mientras sostiene que “daría todo” por continuar haciendo lo que más le gusta.
Las posibilidades de trabajo son múltiples, sólo es cuestión de animarse según lo expresa la joven. “Las opciones son televisión, programas, películas, shows, o vas a una compañía de baile. Y en un futuro me encantaría devolverles a mis papás todo lo que hicieron por mí. Es tan amplio todo lo que abarca que me gustaría seguir aprendiendo, bailando, porque siempre se descubre algo diferente, una cultura nueva, un movimiento distinto, y eso es lo que hace que cada vez quiera bailar más”.