Colaboración:
Agostina Budrovich, Valentina Solís y Antonella Monguzzi
5to Año, Instituto Educativo Nuevo Milenio Unquillo
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La pandemia desatada por el SARS-CoV-2 está mostrando consecuencias profundas en la vida de toda la sociedad, pero sin dudas, uno de los ámbitos más afectados ha sido el educativo. Como muestran datos de la UNESCO, en su momento más álgido, a principios de abril, el aislamiento dejó sin clases presenciales a 1.598.099.008 estudiantes alrededor del mundo, lo que representa un 91,3% del total de alumnos matriculados.
Actualmente, varios países han comenzado a abrir cautelosamente sus colegios, adoptando estrictas medidas de seguridad. En Córdoba, se baraja la posibilidad de iniciar una apertura de las escuelas en zonas blancas, siempre que la evolución de la curva de contagios lo permita.
Al respecto, el ministro de Educación de la provincia, Prof. Walter Grahovac, anticipó que, tras el receso invernal, los docentes se reintegrarían a las escuelas para preparar el regreso de los estudiantes en agosto. La intención coincide con lo expresado nacionalmente por el ministro Nicolás Trotta, pero la decisión está supeditada a la evolución epidemiológica, de difícil predicción.
Aun así, este posible retorno a las aulas no será tan sencillo. Además del uso de cubrebocas, limpieza constante, distanciamiento social y protocolos definidos para recreos, ingresos y egresos, se habla de un proceso “escalonado, progresivo y rotativo”.
Esto quiere decir que los estudiantes no concurrirán masivamente a las escuelas, sino que se irán incorporando de a poco, dando prioridad a los primeros y últimos años de cada nivel. Asimismo, las autoridades anticipan que se mantendrá el formato virtual en simultáneo con las clases presenciales, para reducir la cantidad de estudiantes por clase.
Panorama desigual

“Va a ser difícil recuperar el equilibrio económico mientras las familias tengan pérdidas de ingresos y fuentes laborales”, declaró Hugo Zanet. Foto gentileza.
No obstante, el desafío que la pandemia ha significado para el sistema educativo no termina con el regreso a las clases presenciales. “Vamos a encontrar escenarios muy distintos en cada institución”, declaró Hugo Zanet, docente y titular de la Dirección General de Institutos Privados de Enseñanza de Córdoba.
“Hay desigualdades en cuanto a la conectividad, los recursos técnicos y la contención que ofrecen las familias. Esto significa que algunos estudiantes habrán adquirido mayores conocimientos y otros estarán atravesando un proceso más lento. Por eso se suspendieron las calificaciones numéricas”, señaló Zanet en diálogo con El Milenio.
En este sentido, el profesor destacó la importancia de las evaluaciones formativas (que permiten dar cuenta del proceso de aprendizaje de los estudiantes de manera procesual y cualitativa) para establecer cuáles son los “saberes, capacidades y competencias que cada uno necesita reforzar”.
“Nos vamos a enfrentar a aulas muy heterogéneas y el reto es nivelar para arriba. No es que los estudiantes que han tenido menos aprendizajes no tengan la capacidad para hacerlo, sino que muchas veces, sus condiciones no han sido las mismas que las de sus compañeros. Hay que atender cada caso en particular”, sostuvo.
Vale recordar que, a principios de junio, el Consejo Federal de Educación estableció la “unidad pedagógica entre los ciclos lectivos 2020 y 2021”, con lo cual los estudiantes realizarán una “promoción acompañada”, completando, el año que viene, los contenidos que no sean alcanzados durante 2020. Esto no significa que aprobarán directamente el año, pero sí tendrán más tiempo para rendir las materias pendientes.
Sostener los vínculos

“La realidad nos obligó a ponernos a la altura de las circunstancias. Hubo una gran colaboración de las familias y los docentes, que incluso están trabajando más de lo habitual”.
Por otra parte, el profesor de Filosofía y magíster en Investigación Educativa también reflexionó sobre la convivencia entre lo virtual y lo presencial: “La escuela es presencialidad, fundamentalmente porque se basa en los vínculos. No solamente instruye, sino que permite la socialización, el desarrollo de la convivencia y el cultivo de la amistad. Creo que lo virtual también tiene una gran riqueza, nos obliga a replantear muchas estrategias en nuestros modos de enseñar“.
Por ello, apuntó, es fundamental “pensar en docentes capacitados en tecnología“. “Al principio todos hemos manifestado cierta resistencia, pero nos adaptamos, cada uno como pudo. Los docentes han puesto mucha creatividad, vocación y voluntad, dedicándole más horas de las que corresponden a su tarea, no sólo para enseñar, sino para mantener el vínculo con sus estudiantes“, explicó.
En este sentido, otro desafío para la comunidad educativa será abordar el impacto psicológico-emocional generado por la cuarentena. “Esta pandemia nos ha puesto a prueba a todos, en nuestra solidaridad, disciplina, respeto mutuo y convivencia. Nos ha enseñado que en la vida no hay nada seguro y que no podemos tener todo controlado. En estas circunstancias, tiene que salir lo mejor de cada uno“, concluyó el docente.
La situación de los colegios privados

El cimbronazo de la crisis económica también alcanza a las instituciones educativas de gestión privada, muchas de las cuales, además, han tenido que invertir en plataformas virtuales y en elementos sanitarios.
“Varias escuelas tienen aporte estatal para los sueldos del sector docente, pero este no es su único gasto: hay que pagar los servicios, el personal administrativo y de maestranza, los proyectos de jornada extendida y, en algunos casos, alquileres. Si bien algunas instituciones han podido acceder a las ATP (Asistencia al Trabajo y la Producción) y la provincia planea ofrecer créditos en buenos términos, el panorama es delicado“, declaró Hugo Zanet.
Para el director general de la DGIPE, el problema crónico de las instituciones privadas es la morosidad. “Normalmente, tenemos un 70% de familias que pagan las cuotas en tiempo y forma, y un 30% que abona con retraso o presenta otros conflictos. Hoy esos porcentajes se han invertido, algunos colegios llegan al 70% de morosidad y no pueden pagar sus gastos mínimos”, apuntó.
Esta nota forma parte de la Edición Impresa de Periódico El Milenio 268.
