Mariana D’Inca es artista visual, pero en vez de volcar su talento en lienzos o papel, lo realiza en uñas. El embellecer creativamente las manos de las mujeres es su aptitud.

- Texto:
- Abril Piedecasas
- Paloma Argüello Núñez
- periodico@elmilenio.info
En la actualidad, la imagen personal dice mucho. Los salones de belleza cobran cada vez más auge, y es más frecuente que mujeres y hombres visiten la peluquería, manicuría y todo lo derivado de la rama de la estética facial y corporal.
El Milenio: ¿Qué estudios realizaste?
Mariana D’Inca: Estudié artes plásticas en la Universidad Nacional de Córdoba, y me especialicé en licenciatura en pintura y escultura. Cuando estaba aproximadamente en segundo año comencé a estudiar manicuría y maquillaje.
EM: ¿Creés que podés llamar arte a lo que te dedicás?
MD: Yo creo que sí, porque en realidad si uno se pone a pensar, el arte tiene muchos formatos y muchas aplicaciones. El arte puede ser un objeto o una expresión, como lo es el teatro, o una performance, un video; la música también. Y este tipo de arte es un objeto, es un servicio, pero le damos una utilidad: para las mujeres es vernos adornadas de alguna manera.
EM: ¿Por qué elegiste este soporte?
MD: Yo creo que todo comenzó desde mi obsesión por la pintura, ya que siempre me gustaron los formatos extraños y los que me desafiaran un poco. Cuando empecé a pintar era todo lo contrario, en vez de hacer un formato pequeño era totalmente exagerado. Mis pinturas son muy grandes, al principio comencé a pintar cuadros de dos metros, murales, etcétera; pero siempre con la característica de trabajar imágenes en zoom, es decir, macro imágenes. Y de repente quise empezar a cambiar, porque mantener un formato tan grande a veces se torna algo complicado desde el transporte, la pintura, el que sea algo redituable.

Entonces… ¿A dónde quiero llevar Mi arte? ¿Quiero que todo el mundo lo tenga? ¿Quiero algo que sea particular para dos o tres personas? ¿O quiero que sea algo más bien llevadero? Y ahí me di cuenta que me gustaría llevar siempre mi arte puesto. Entonces, el maquillaje te lleva a algo bastante básico, porque son siempre las mismas opciones, los mismos colores; en cambio en la uña podemos hacer lo que queramos.
EM: Actualmente ¿seguís trabajando tu arte en otros formatos como pinturas, grabados, esculturas?
MD: Estoy haciendo pintura, pero hoy por hoy no se puede decir “pintura” por solamente usar pintura al óleo y lienzo, hoy una pintura pasa también por un cambio, también hay otros formatos. Me gusta trabajar en resina y hacer imágenes con profundidad; así como hago los encapsulados en las uñas, con imágenes 3D adentro, lo hago también en los cuadros.

EM: ¿Qué es lo que más te gusta de tu trabajo?
MD: Lo que más me gusta es modificar a las mujeres, en cierta manera. Sobre todo, trabajar más con mujeres.
Hay muchas muy acomplejadas y para nosotras, en algún sentido, creo que es más fácil hacernos felices, a veces, con un mimo, con vernos las manos bien, lindas, prolijas y que la gente nos empiece a mirar, nos pone bien; entonces creo que se puede decir que lo que más me gusta de mi trabajo es ver que más mujeres empiezan a tener un poquito de autoestima más elevada.
EM: ¿Qué productos utilizás y dónde los conseguís?
MD: Utilizo geles, semipermanentes; los esmaltes comunes ya no los utilizo porque nadie los quiere; y también uso acrílicos.
Los geles y acrílicos los consigo en centros especializados, donde allí venden cosméticos básicamente.

EM: Viviste los últimos tres años en España ¿Cuál fue la experiencia que más te marcó de este viaje?
MD: La experiencia que más me marcó en este viaje fue tener la oportunidad de trabajar en un salón bastante grande, en el cual estuve de encargada y gracias a eso pude asistir a muchos cursos y participar de una manera más activa dentro del negocio, entrar en contacto con todos los proveedores, los comerciantes, las grandes firmas. Creo que esto me ha abierto puertas para seguir creciendo como profesional.
EM: ¿Adquiriste nuevos conocimientos?
MD: Estuve haciendo cursos dentro de lo que es la estética, tanto de depilación definitiva, técnicas de uñas, actualizaciones con los nuevos materiales, porque ha cambiado mucho todo en estas nuevas épocas. Y como nuevos conocimientos también he aprendido a manejar un salón, que es cuando uno empieza a trabajar una de las partes más complicadas, saber administrar tiempo, dinero, gastos; todo lo que realmente implica más allá de la cuestión estética, sino lo que es el mantenimiento de una empresa, el marketing, cómo hacerse conocer, cómo tratar a la gente, estar cara al público es un nuevo aprendizaje, porque estás en contacto con todo tipo de gente y todos son muy distintos, entonces hay que aprender a manejar eso.
EM: ¿Cómo decidiste convertir este hobbie en un trabajo?
MD: Todo arrancó en un momento de la facultad cuando vi que no sabía cómo tener dinero propio y empecé con lo que me daba tiempo. Había hecho el curso de manicuría y necesitaba una salida laboral que me diera tiempo para estudiar, que pudiera acomodar mis horarios, ya que lo sabía hacer y lo hacía bien. Empecé a hacer unos trabajitos chiquititos, no tan frecuentes y con el tiempo empezó a haber mayor demanda y esto es mucho de boca en boca, la gente se iba enterando y me iba llamando, y cada vez eran más y cada vez necesitaba dedicarle más cantidad de tiempo.

Para mí siempre fue un trabajo, pero no le daba tanto valor, no tenía tanta fe en lo que hacía. Luego cuando viajé, al tener la experiencia de verme en otro ambiente, en otro entorno en donde realmente me valía pura y exclusivamente por lo que sabía hacer, empecé a valorar más mi trabajo y vi la oportunidad y la beta de que reditúe. Convengamos que también la experiencia del trabajo te abre mucho las puertas.
EM: ¿Cómo difundís vos tu trabajo?
MD: Creo que las redes sociales son una herramienta muy útil hoy en día; al principio empezó todo de boca en boca por quien conocía lo que estaba haciendo, por darme una mano también. Mi mayor manera de difundir es por las redes sociales, utilizando instagram, facebook, whatsapp; todo lo que es inmediato, ya no existe poner carteles ni nada de eso.
Las clientas satisfechas no dejan de ser mi propaganda número uno, y clientes también, que vienen, se hacen los pies y se van más aliviados; yo voy subiendo información permanentemente.