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El mejor amigo y terapeuta

Fundación Gunar, Perros de Asistencia, trabaja la caninoterapia como una forma de ayudar a quienes poseen diversas discapacidades.

  • Colaboración:
  • Malena Petrolli
  • Rocío Fernández
  • Abril Piedecasas
  • Lucía Vélez

Históricamente, el perro es considerado el mejor amigo del hombre. Desde esta concepción y una historia de cercanía a la exclusión, que supone muchas veces la discapacidad en sociedades poco adaptadas, nace una organización que apuesta a la integración y el progreso mediante el amor animal.

Fundación Gunar, Perros de Asistencia, está conformada por un equipo de Lic. y Prof. en Gestión y Educación Especial con orientación en baja visión y ceguera, Lic. En Psicología, Lic. en Ciencia de la Educación y Nivel Inicial, Adiestradores Profesionales, acompañantes terapéuticos, entre otros.

Desde la organización abordan la caninoterapia como un modo de inclusión social de las personas con distintas discapacidades. Esta modalidad no se trata de una rehabilitación, sino  que funciona como un complemento de las demás actividades médicas.

Gastón Ruiz, su fundador, se inspiró en su familia para concebir este proyecto. Una hermana     sorda, un sobrino disléxico y una sobrina con asperger, junto a un gran encanto por los perros dieron propósito a la única fundación de perros de asistencia en la zona de las Sierras Chicas. “Uní la discapacidad y el amor por los perros para hacer algo que me interesaba y después me fui metiendo”, comentó Gastón.

Entrenar a los unos y los otros


Las diferentes razas tienen incorporadas características genéticas. Así como se hereda la cuestión estética, también se heredan determinados comportamientos que pueden favorecer o complicar el proceso de trabajo. Ruiz indicó que, en este aspecto, el perro de raza tiene más “ventaja” por la genética a la hora de ser escogido para iniciar la asistencia, ya que cuentan con una pauta sobre el comportamiento que se puede esperar.

Actualmente, GUNAR trabaja fundamentalmente con Golden Retriever, Labrador Retriever e incluso con mestizos. Se puede operar tanto con el perro de la familia como asimismo, adquirir uno nuevo, a partir de la demanda que plantee el cliente. Y, en el caso de no saber la procedencia del animal, el equipo se asegura que sirva o no a través de un testeo.

Para llevar adelante esta iniciativa, se trabaja en conjunto con los animales y con los usuarios a quienes deberán acompañar. El proceso es “delicado”, señaló Ruiz e indicó que primero se adquiere el perro correspondiente y a partir de ahí se le enseña al usuario cómo debe relacionarse con él particularmente.

Aquellos dispuestos a adentrarse en el mundo de la caninoterapia deben ser conscientes de la responsabilidad que acarrea la tenencia y el cuidado de un animal. Para asegurarse de ello, se comienza con un examen psicológico, buscando determinar si realmente el sujeto está en condiciones de adquirir al perro, si tiene una verdadera necesidad y si cuenta con las posibilidades para brindar los cuidados básicos a su nuevo compañero. Hoy por hoy, señaló Gastón, que el proceso es estricto y riguroso, sino “después vienen los problemas”.

Mientras que en los animales se trabaja con el condicionamiento clásico y el condicionamiento operante, luego de pasar por una etapa de selección, en la que se evalúan los rasgos genéticos y tendencias proclives, los entrenadores inician inculcando la obediencia básica.

El condicionamiento clásico es un tipo de aprendizaje que implica respuestas automáticas y reflejas, es decir, no controladas por el animal. Lo que se realiza en esta práctica es la creación de un vínculo entre un estímulo nuevo y un reflejo ya existente. De esta forma, un estímulo que no provoca respuestas, llega a tenerlas por una conexión asociativa.

Por su parte, el condicionamiento operante es un procedimiento basado en la generación de determinadas respuestas a través de las consecuencias que éstas conllevan. Se repiten aquellas conductas con efectos positivos y hay menos probabilidad de repetir aquellas conductas con resultados negativos.

Los adiestramientos se realizan con comida, siempre de manera positiva. Además, Gastón aclaró que el ejercicio debe persistir, ser permanente, ya que el perro trabaja por motivación, lo ideal es premiarlo cada tanto para que se sienta reconocido y mantenga el hábito.



Novedades y carencias


Recientemente, la fundación incorporó el acompañante terapéutico canino, que se ocupa primordialmente de niños abusados, con autismo o problemas de integración. Igualmente, estos animales pueden ir a cárceles, hospitales y acompañar en cualquier ámbito que sea necesario, “eso está patentado” aclaró el adiestrador de Gunar.

Actualmente, la fundación no cuenta con un lugar físico. Desde la organización están demandando urgentemente un terreno a la municipalidad de Unquillo y comentaron que los trámites ya fueron iniciados, pero no obtienen respuesta.

Una vez resuelta esta falencia, la idea es convocar a una mayor cantidad de voluntarios y difundir más la labor consumada.

Conjuntamente, lo económico también es un problema, tanto para el equipo como para quienes requieren sus servicios. Esencialmente la falta de perros es un condicionante general que dificulta las tareas, por lo que se necesitan donaciones de mascotas.

Para colaborar con la fundación mediante voluntariado, donaciones o patrocinios, ingresar a la página y dejarles un mensaje: https://fundaciongunar.com.ar/ o al mail info@fundaciongunar.com.ar

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