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Pasión, adrenalina y superación en el Rally Argentino

Damián Ibarra es un destacado piloto sierrachiquense que ha forjado su trayectoria en el mundo de las competiciones automovilísticas. En una entrevista con El Milenio, habló sobre su trayectoria desde los inicios hasta su posición actual en la categoría RC4, destacando su pasión, perseverancia y la importancia del trabajo en equipo.

Participaron: Paulina Toloza y Renata Martínez (4to IMVA). Valentina Cortez y Geraldina Cánovas (4to IENM).


El ruido de los motores y el desafío de las pistas son una verdadera pasión para Damián Ibarra, piloto de rally argentino oriundo de Río Ceballos. Desde sus inicios en el automovilismo, el mundo de las carreras se convirtió en su lugar en el mundo.

Comenzó su camino en el rally en la temprana adolescencia, a los 14 o 15 años, siguiendo la pasión de su hermano mayor. Aunque su papá tenía alguna experiencia en talleres y carreras, no provenían de una familia de corredores, como pasa a veces en el rubro. Pero el bichito de los fierros apareció cuando adquirieron un Fiat 600 y empezaron a modificarlo para competir.

Con 38 años, Damián destaca que tuvo varios momentos clave en su trayectoria como piloto, sobre todo los cambios de categorías y la adaptación al automovilismo de alta competencia. “Actualmente corro en la categoría RC4, es nueva dentro del rally argentino, pero en el mundo ya está hace un tiempo”, explica Ibarra, destacando el nivel de exigencia técnica y de seguridad que esto implica.

Aunque el piloto tiende a ser quien se lleva el protagonismo en las carreras, Ibarra defiende firmemente el trabajo en equipo, la importancia de su copiloto, Fernando Acosta, y de todo el grupo técnico. “La carrera no la ganan los pilotos, ni los navegantes. La gana el equipo en el taller”, afirma. Y otro sostén fundamental, es la familia.  “Mi familia es clave en mi carrera. Su apoyo es crucial para que pueda concentrarme en la competición y alcanzar mis metas en el automovilismo”, reconoce.

Con la mirada puesta en su futuro en el automovilismo, Damián Ibarra revela que sus objetivos y desafíos hoy en día tienen que ver con la adaptación a un nuevo auto, lo que se convierte en el principal foco. Más allá de los resultados, lo que motiva a Damián es la búsqueda constante de superación y la determinación por alcanzar sus metas.

 Ibarra actualmente compite en la categoría RC4, una nueva división del Rally Argentino que supera a la RC5.

La evolución de categorías

La categorización en el rally se refiere a clases o divisiones que agrupan a los vehículos según sus características y capacidades de rendimiento. Estas categorías se utilizan para asegurar que la competencia sea justa y emocionante, al competir autos con un nivel de desempeño similar.

En el caso particular de la RC5, es una categoría en el rally que comprende vehículos con un rendimiento y preparación moderada. Estos autos suelen ser de calle, con ciertas modificaciones permitidas para mejorar su desempeño en competencia. A menudo, son autos más accesibles en términos de costos de preparación y mantenimiento, y son ideales para pilotos en etapas iniciales de sus carreras.

A su vez, RC4 es una categoría superior en comparación con RC5. Tienen un nivel de preparación más avanzado y ofrecen un mayor rendimiento en términos de velocidad y capacidad. Estos autos suelen contar con más modificaciones técnicas y están diseñados para competidores con más experiencia y habilidades de conducción.

 “La carrera no la ganan los pilotos, ni los navegantes, la gana el equipo en el taller”, afirma Ibarra.

Ibarra actualmente compite en la categoría RC4 del Rally Argentino, una nueva división que cumple con la homologación FIA, un estándar que garantiza la seguridad y especificaciones técnicas de los vehículos. “La FIA, es como la FIFA en el fútbol, es la ley suprema en el automovilismo. La homologación no es más ni menos que las normas que tiene que cumplir el auto en cuanto a seguridad y cuestiones técnicas para poder competir”, explicó.

Este cambio representó un desafío para Damián, ya que anteriormente competía en la categoría RC5 con un auto de calle preparado para carreras, antes de recibir la oportunidad de unirse a la RC4 con el apoyo de Peugeot. Esta transición no sólo marca un paso adelante en la competencia, sino también un hecho fundamental en la pasión y dedicación que los pilotos tienen por este deporte.


Retos, compromiso y objetivos

Participar en el automovilismo conlleva desafíos económicos considerables. Damián explica que el presupuesto determina la cantidad de repuestos y piezas mecánicas que pueden adquirir, impactando directamente en el rendimiento y la competitividad del vehículo. La relación con los patrocinadores también es fundamental para sostener la pasión por las carreras.

Sin embargo, no todo es cuestión de motores y ruedas. El lugar del piloto requiere, ante todo, un mindset, una preparación mental determinada. Por eso para Damián, la capacitación psicológica es importante para mejorar su rendimiento. Reconoce que estar preparado mental y emocionalmente es esencial para afrontar las dinámicas y exigencias del rally, para así tomar decisiones más efectivas durante las carreras.

Como toda persona, deportista y humano, Damián considera que tiene muchos aspectos para mejorar, pero a sus 38 años, no le teme a la autocrítica y se mantiene en actitud de aprendizaje. “Una de mis fortalezas está en la preparación previa a la carrera, especialmente en la recopilación y análisis de la hoja de ruta. Mis debilidades pueden residir en querer que todo sea perfecto y no dejar espacio para la improvisación”, resumió a modo de balance.

El automovilismo para Damián Ibarra es más que una pasión, es un compromiso que involucra sacrificios, dedicación y trabajo en equipo. A través de sus desafíos y logros, representa el espíritu de superación y determinación que caracteriza a los pilotos de rally argentino. “Mi objetivo es ser campeón argentino en el rally”, concluyó.