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María Teresa Andruetto: “La escritura es ir hacia lo desconocido”

Autora cordobesa de poesía, cuentos y novelas, María Teresa Andruetto presentó este verano su último libro, “Aldao”. La vecina de Unquillo conversó con El Milenio sobre su proceso de escritura, los temas que la interpelan y aquellos lugares de su vida que continúan siendo escenarios de sus historias.

Por Carina García. periodico@elmilenio.info


“No se puede ser un buen escritor si no se tiene la capacidad de entrar en un personaje y comprenderlo, ver el mundo desde ahí, por más que sea muy distinto a nuestra propia mirada”, reflexionó María Teresa Andruetto. 

La escritora cordobesa publicó en febrero de este año su último libro, “Aldao”, que narra la historia de una militante política entre la década del 70 y la pandemia. Desde siempre, las historias de Andruetto abordan temas relacionados con la construcción individual y social, muchos de ellos anclados en la última dictadura argentina y sus secuelas. 

Ya en “Extraño oficio”, publicado a fines del 2021, la escritora se pregunta y responde casi inmediatamente: “¿De dónde sacaríamos los escritores las historias si no de la vida misma?”, y agrega: “Extraño oficio este nuestro y un poco de todos, que nos permite entrar en empatía con otros”.

Ese impulso por contar historias se plasma en un proceso de escritura que, según dijo, varía en cada proyecto. Mientras “Lengua Madre” le llevó cuatro años de trabajo, “La mujer en cuestión” fue escrita en solo tres meses. “No soy una persona que se sienta y está cinco horas u ocho horas escribiendo. Cuando digo cuatro o cinco años, no es que estoy todos esos años escribiendo, sino que la historia está en mi cabeza y por momentos escribo, y por momentos no lo hago”, explicó.

“Si estoy mal no escribo y si estoy muy feliz, tampoco. Para mí el estado de escritura es uno de armonía interna”, confiesa la autora. Foto José Valle.

El Milenio: ¿Cómo comienza tu proceso de escritura?

María Teresa Andruetto: Siempre la escritura es ir hacia lo desconocido, por eso se demora el escribir (como acto físico), porque no es que uno tiene la historia en la cabeza y la escribe inmediatamente. En mi caso empiezo con una imagen, una escena, y trato de ver qué pasa ahí. Es un disparador para abrir un camino que me lleva a algún lugar de comprensión de lo humano. 

EM: En “Extraño oficio” dice que para escribir “no se necesita una vida interesante, más bien aprender a percibir lo interesante de las vidas ajenas”

MTA: La vida de los escritores no es tan extraordinaria, hasta puede ser aburrida, sentada horas y horas en la computadora. No es una vida de aventuras, las aventuras están fuera del escritorio.

Por eso lo que me sucede es que a veces veo o me entero de algo que me llama la atención, que me recuerda a otras cosas, entonces intento ver qué sucede en esa escena. Eso que veo, hace que me haga preguntas. Y muchas veces la escritura son las respuestas (ficcionales) a esas preguntas.

EM: ¿Cómo suele ser la producción de tus narraciones?

MTA: Para escribir uno tiene que tener el deseo, que es lo más importante, la pulsión de acceder a una historia, de imaginarla, de escribirla; y el tiempo para hacerlo, que a veces no está por distintas razones o se encuentra interrumpido. 

También sucede que a veces uno tiene todo el tiempo y no aparecen las ganas, la energía. Por ejemplo, si estoy mal no escribo y si estoy muy feliz tampoco, porque cuando uno está feliz se pone a vivir esa felicidad que rara vez aparece. Así que diría que el estado de escritura es un estado de armonía interna que a uno le permite dedicar energía a eso.


EM: ¿Qué temas influyen en tu escritura y cómo lo hacen?

MTA: El contexto y la percepción que tengo del mundo. A mí me interesan mucho los bordes: la vejez, la infancia, los bordes sociales, de género, étnicos. Siempre he mirado esas periferias, no por una fascinación por la marginalidad sino por el deseo de que eso se integre a la vida de todos, porque las enriquece. 

Creo que siempre tuve esa mirada porque vengo de algunas periferias, de un barrio pobre, de un pueblo chico, de carencias. Cuando uno escribe, primero lucha contra los propios estereotipos y prejuicios, pero hay que tener en cuenta que la literatura mira lo singular, no la generalidad de la que se encargan los ensayos o el periodismo. En lo general se tiende a estereotipar, en lo singular no, porque se mira la particularidad de esa vida en su contexto. 

EM: En el caso de “Aldao”, ¿cómo se desarrolló ese proceso?

MTA: El libro lo escribí casi todo en pandemia. Apareció la voz de una persona de mi generación, que se recuerda joven, en una situación de precariedad. Pensé que, a ese lugar, a esa pensión, llegaban personas de paso, de Aldao. 

Esta idea me permitió que pasara gente de diversas características, como un paneo social, toda gente que la está pasando mal. Así fui encontrando cierta solidaridad entre ellos, en esa malaria. Todo se construyó con lo visto y oído de muchas personas a lo largo de varios años. Aparece la dictadura porque la viví y pasé muy mal, y lo del encierro porque estábamos en ese contexto de pandemia. 


Pueblo chico, infierno grande

La última novela de María Teresa Andruetto transcurre en Aldao, una ciudad ficticia que ya había instalado en “Lengua madre”. “La pequeña ciudad en la que fue al colegio, en la que hizo amigos que ya ha olvidado, en la que tuvo su primer amor, podría considerarse un modelo de chatura, con el Asilo y los empleados del Estado, como si se tratara de cuarteles y de militares de bajo rango. La pequeña Aldao, con sus casas chatas y sus bares, con su afición por el juego, su inercia, su aburrimiento inmenso…”

“Hay una telaraña entre mis obras que siempre remite a ese espacio geográfico, imaginario, pero que se condice con un pueblo de la llanura cerealera, de clase media, esos pueblos un poco anodinos donde parece que no pasa nada y pasa de todo”, explicó la autora.

En Aldao transcurren las historias de tres mujeres, la abuela Ilaria, la narradora y su hija Diana, cada una atravesada por las violencias de la época que le toca vivir. En esta novela Andruetto, vuelve a explorar los detalles del universo femenino, uno de los temas predilectos de sus obras.