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Mujeres que hacen escuela

A partir de una fusión entre grupos de fútbol femenino nació el equipo que hoy representa al Club Sportivo Forchieri. El proyecto actualmente tiene un cuerpo técnico integrado completamente por mujeres, encabezado por Sofía Lozada y Florencia Bracco, quienes apuntan a generar un espacio de desarrollo deportivo comunitario y con perspectiva de género.
  • Colaboración: Zoe Coutaz, Isabella Acosta, Iara Aquin y Nicolás Chabbal (4to IENM).

El deporte enlaza. El deporte cruza ideas, generaciones, sueños. El deporte vincula. El deporte ayuda y contiene. Y esa es una característica que trasciende cualquier género.

Quienes participan en el fútbol femenino, a menudo reconocen el poder revolucionario de esta disciplina y cómo se ha ido incrementando la presencia de mujeres en los últimos años. Este crecimiento explosivo ha generado muchos proyectos laborales liderados por mujeres que quieren instalarse en espacios antes negados.

El equipo del femenino del Club Sportivo Forchieri es un ejemplo de perseverancia y compromiso. Pese a las dificultades para encontrar espacios y tiempos en una sociedad donde las mujeres aún llevan una carga muy desigual en las tareas domésticas y de crianza, entrenan todas las semanas en el polideportivo municipal y reciben cada vez más niñas y jóvenes con ganas de patear la pelota.


La historia comienza en 2016 con un pequeño grupo de mujeres que jugaban al fútbol por hobby en unas canchas de Río Ceballos. En un tercer tiempo, charlando, se dieron cuenta que querían hacer algo para sumar a otras al deporte y así nació una incipiente escuelita de fútbol femenino llamada Arcoíris, “un equipo, todos los colores”.

De a poco el proyecto se fue consolidando y empezaron a entrenar en el polideportivo de Unquillo, donde compartían espacio con el Club Forchieri. A fines de 2019, el club unquillense invita a Ayelén Bruno, una de las profes de Arcoíris, a sumarse al equipo técnico de su equipo femenino. 

Así, ambas agrupaciones comenzaron a fusionarse y enriquecerse mutuamente. De Río Ceballos, Arcoíris se amplió a Unquillo, donde se transformó en un equipo de fútbol de Primera, con la camiseta de Sportivo Forchieri y participación en la Liga Regional Colón.

Aunque Ayelén abandonó recientemente la dirección técnica de Forchieri para sumarse al proyecto de Belgrano, dejó un legado que abrió muchas puertas: el cuerpo técnico actual está conformado totalmente por mujeres, con las entrenadoras Sofía Lozada y Florencia Bracco a la cabeza.

 “Una vez un profesor me dijo que las mujeres eran vagas porque no iban a entrenar. A los hombres no se les cuestiona con quién dejan a los chicos, simplemente arman el bolso y se van a jugar”

Sofia Lozada

El legado de otro fútbol

Con larga experiencia en fútbol y en trabajo comunitario, Sofía y Florencia ven al deporte como herramienta de inclusión social, de integración y de desarrollo para niñas y mujeres. Hoy en día, apuntan a integrar la primera con jugadoras que formen parte del club desde el inicio. “Tratamos de ser un semillero de jugadoras, queremos insistir en que las más jóvenes sigan representando a Forchieri hasta la Primera”, explica Sofía a El Milenio.

Así es como, de a poco, cada semana, un grupo de chicas asisten a los entrenamientos de las más grandes para ir ambientándose. “Lo hacemos para que vean que ellas también pueden llegar ahí en un futuro y no tener que irse a otros clubes para lograr sus objetivos como profesionales”, refuerzan las entrenadoras.

Tras un año de muchas metas cumplidas, el equipo femenino de Forchieri se prepara para enfrentar un 2023 con nuevos desafíos y toda la confianza. “Para el año que viene ya tenemos un grupo fuerte y consolidado de jugadoras, que pelean en cada partido y tienen muchas ganas de crecer”, señala con orgullo Florencia. “Son un equipo que tiene mucha calidad futbolística. Venimos trabajando con un formato de juego al que seguimos apostando, que tiene que ver con el juego asociado, que tácticamente sea un juego bonito y que nos guste”, añade.

En otras palabras, se trata de construir “otro fútbol”, como se suele decir en el ámbito femenino, otro fútbol que, aunque viene dando pasos firmes, aún tiene muchos espacios por conquistar.

A medio camino

El fútbol femenino existe hace décadas en todo el mundo, pero ha permanecido invisibilizado en casi todos los países, incluido el nuestro, donde, a pesar de la pasión futbolera imperante en toda la sociedad, la rama femenina ha tenido que pelear para ganar reconocimiento y profesionalización. 

“Nuestra palabra vale y la hicimos valer luego de muchos intentos”, dicen las entrenadoras de Forchieri, aunque admiten que el rol técnico es donde muchas veces se ven más relegadas. “Constantemente nos estamos capacitando y se sigue dudando de nuestra palabra al momento de dirigir, cosa que en el ámbito masculino no sucede”, señala Sofía.

“Lo que nos convocó a trabajar en Forchieri no fue solo el hecho de sostener un equipo de Primera y la oportunidad de desarrollo que significa para el fútbol femenino en una localidad o en una liga; sino también el querer brindar un entorno más saludable para todas las categorías de iniciación”, sostiene Florencia y no duda en reconocer: “El fútbol es un ambiente machista, donde es difícil validarse, posicionarse y ser reconocidas como mujeres, como jugadoras y como profesionales”.

Por eso, desde su lugar, las entrenadoras buscan construir un espacio más sensible y comprensivo. “Intentamos considerar todas las situaciones, consensuar días y horarios para los entrenamientos porque muchas trabajan y aparte son madres o tienen otras personas a cargo”, apunta Sofía en este sentido.

“Una vez un profesor me dijo que las mujeres eran vagas porque no iban a entrenar, cuando lo cierto es que nuestra realidad es muy distinta a la de los hombres. A ellos no se les cuestiona con quién dejan a los chicos, solo arman el bolso y se van a jugar al fútbol”, resume la técnica de Forchieri.

En este contexto, mientras las mujeres siguen luchando por hacerse un hueco en una estructura históricamente dominada por hombres, el que exista un equipo femenino con un cuerpo técnico integrado también por mujeres, es un hecho que se celebra en Sierras Chicas y marca precedente para que surjan muchos más.