- Por Milagros Alcántaro. periodico@elmilenio.info
En los últimos meses, la obra de cloacas comenzó a materializarse en Sierras Chicas, afectando el entorno natural y urbano de las ciudades del corredor. Aunque en algunos puntos se han levantado veredas y calles, en otros sitios la colocación de las cañerías ha pasado por el río, alterando el paisaje que la comunidad estaba acostumbrada a observar.
Aunque se trata de una obra necesaria y largamente esperada en la región, ha despertado el reclamo de los vecinos por los cambios en el tránsito, la incómoda presencia de grandes maquinarias y el saldo de destrozos ocasionados en la vía pública, sobre todo en el estado de las calles.
En diálogo con El Milenio, el ingeniero Julián Villalba reconoció las molestias ocasionadas por la obra, pero matizó considerando la relevancia del proyecto. Además, el inspector contratado por la Provincia para la primera y segunda etapa y asesor técnico del municipio de Río Ceballos en la tercera, brindó detalles sobre el avance de los trabajos y anticipó fechas de finalización.

¿2023 con cloacas?
En primer lugar, Villalba explicó que toda la obra de saneamiento se encuentra dividida en tres etapas. La primera comprende la instalación de la planta depuradora de líquidos cloacales en Dumesnil, un colector máximo de ocho kilómetros y cinco estaciones de bombeo, dos en Saldán y tres en Villa Allende.
La segunda continúa desde Villa Allende, pasa por Mendiolaza y Unquillo y llega hasta el sur de Río Ceballos con once kilómetros de cañería y tres estaciones de bombeo. Por último, la tercera etapa comprende seis kilómetros de cañerías y siete cruces de río en esta última localidad, desde la calle Schiaffino hasta el Puente Bregante.
Aunque arrancaron diferidas, en la actualidad, las tres etapas se están desarrollando simultáneamente. “Este proyecto nace en 2016/2017 y viene financiado por fondos internacionales de la OPEC (Organización de Países Exportadores de Petróleo)”, detalló el ingeniero, aclarando que las redes domiciliarias de cada localidad forman parte del ProFeSa (Programa Federal de Saneamiento), un mecanismo de financiamiento de Nación; mientras la dirección, gerencia y contratación se hace a través de Provincia.

Respecto a las fechas de finalización, una de las preguntas clave, Villalba anticipó que todas las etapas terminarían en 2023: la primera en junio, la segunda en enero y la tercera en marzo. Aunque se contempla extensión en los tiempos de trabajo, ya sea por cuestiones climáticas u otras razones, hoy las obras no tienen más ampliaciones de plazo, aclaró el ingeniero.
Además, explicó que una de las principales dificultades al momento de ejecutar esta obra ha sido la topografía y el terreno de la zona serrana. “Varía desde un suelo desmoronable como arena, a roca muy firme, y eso provoca cambios constantes en la realización del trabajo”, detalló.
Respecto a los cruces de la obra por el río, Villalba explicó que esto se debe a que las cloacas siempre tienden al punto más bajo de la localidad, el cual suele encontrarse, justamente, cerca de los cauces de agua. De esta manera, los líquidos residuales pueden bajar naturalmente hacia el colector troncal desde las distintas viviendas. “Es la forma más económica en cuanto a ejecución y a mantenimiento”, aclaró el ingeniero, ya que así se evita la implementación de costosas estaciones de bombeo, como en otros sitios.

La empresa rompe, ¿la empresa repone?
Una de las razones por las que la obra se encuentra organizada en tres etapas, es que son muy pocas las empresas con la capacidad técnica para realizar un trabajo de tanta envergadura. Al dividirse en partes, aumentan las posibilidades de oferentes para cada etapa.
Así, cada una tuvo su propia licitación, por lo cual son distintas empresas las que están trabajando actualmente en las cloacas de Sierras Chicas. Aun así, la consigna que todas tienen en común es que todo lo que se rompe, se debe reponer. “Está contemplado que vuelva lo mejor posible a su estado original”, explicó Villalba, aunque aclaró que “hay lugares donde eso no es posible, como en el cauce de los ríos”.
En estos casos la obra implica un trabajo adicional para proteger las cañerías en caso de crecidas y así evitar que la presión arranque el caño, volcando los desechos en el río. Entonces, cada vez que se cruza el arroyo, la tubería se entierra a una determinada profundidad y se recubre con 40 cm de hormigón, entre otras precauciones. “Eso hace que no quede en la condición original”, señaló Villalba.
La garantía de que todo sea repuesto, son los inspectores de obra. Por ello, ante reclamos, “el mejor medio de contacto es dirigirse a la municipalidad, como muchos de los vecinos vienen haciendo, y de allí se deriva a la parte pertinente”, indicó Villalba, recordando que, en última instancia, “la responsable de los daños es la empresa contratista”.

Un servicio básico
“La cloaca es una instalación sumamente necesaria, debería ser prioritaria al nivel del agua potable porque, aunque no veamos los desechos que generamos cuando nos bañamos o cocinamos, eso está llegando lentamente a nuestros cursos de agua”, expresó Villalba.
Aunque admitió que le han llegado quejas de vecinos y entiende las molestias ocasionadas, resaltó que es una intervención efímera que mejora la calidad de vida y del ambiente a futuro.
“¿En la obra se toca un río? Sí. Hay intervenciones que se hacen que tienen un pequeño impacto, pero el beneficio que se alcanza es mucho mayor”, explicó. Por último, bregó por la paciencia de la comunidad. “Estamos logrando un beneficio a largo plazo para varias generaciones y la población tiene que poner el foco en eso”, expresó.
