Una vez más, la inauguración del MACU trajo consigo viejas historias que rescatan y redefinen el sentido del arte y de aquella frase política y cultural “pueblo de artistas”. Sin ir más lejos, este nuevo espacio con las características de un museo contemporáneo se convierte en un nido de gestación de y para el arte de la región. Sin lugar a dudas es un espacio de encuentro entre grandes referentes de esta materia que pretenden, y logran, no sólo generar obras de incalculable valor sino que también generan el elemento motorizante para la reflexión sobre la cultura local.
En esta segunda ocasión, Boyo Quintana, Pablo Canedo, Gabriel Garay y Charly Medina nos cuentan sobre sus trabajos en pincel, sus miradas sobre el arte al día de hoy y la importancia subjetiva y colectiva del MACU en Unquillo. Ya se hace inminente destacar la valoración general de los artistas sobre el nuevo museo contemporáneo pero aún más sorprenden las definiciones sobre su trabajo que en algunos no existen con el único propósito de la total libertad.
Un pintor que moviliza

El Boyo Quintana, vecino de Unquillo y reconocido pintor e integrante de la comitiva que dio lugar a la materialización de un sueño, destaca a El Milenio los vaivenes de esta larga historia de amor y de arte. Su obra titulada “Surcos”, ocupaba una de las principales paredes del museo.
“Esto representa muchísimo para todo el mundo, para mí, para la gente, para los artistas, para el municipio y creo que ahora la gente va a tener más en cuenta lo hecho y su importancia. Llevó mucho tiempo y hubo épocas duras en que se avanzaba poco y ahora que está construido se va a tomar mayor dimensión de lo que es y representa. Va a cambiar mucho el entorno, es muy movilizante y va a traer muchas cosas buenas”, comenzó expresando con esperanza Quintana.
El Milenio: Es muy representativo no sólo para Unquillo sino para la región
Boyo Quintana: Si, y no sólo para la región sino también para la provincia. Hay un circuito que se empieza a instalar y muchas de las muestras que lleguen a Córdoba se podrán traer acá también, hay una estructura disponible para recibir y conservar adecuadamente las obras. Más allá de las muestras, hay todo un proceso educativo que hay que comenzar a hacer con las escuelas, con la gente, ofreciendo charlas, seminarios. La idea es que esto sea un lugar activo y no sólo se venga a ver muestras sino que la gente se apropie un poco del lugar y nosotros acá podemos ofrecer cursos, seminarios y todo lo que da vida al museo y a la región
EM: Como artista reconocido y nativo de la región ¿Como ves el arte hoy en día, cómo se posiciona con este espacio?
BQ: Unquillo tiene ese encanto de ser un lugar elegido por los artistas, pero faltaba un lugar que realmente lo haga más visible porque hay muchos artistas reconocidos y emergentes. Se necesitaba un lugar donde nos podamos encontrar todos y crecer entre nosotros, nos va a beneficiar. También es bueno para la gente que sabe que hay muchos artistas diseminados por ahí y ahora hay un lugar donde uno puede ir y recibir información del artista o visitar el taller, es toda una tarea que sale de acá a la comunidad y tiene que relacionarse en algo integrado. La idea de un museo contemporáneo es algo mucho más activo, donde se puede trabajar con muchas disciplinas.
EM: Con respecto a tus donaciones ¿cuáles son los motivos?
BQ: Formo parte del proyecto desde hace diez años y fue logrado gracias al apoyo de los artistas y de los empresarios que ayudaron a vender y ubicar las obras. Es un trabajo que raras veces se da y por suerte acá sucedió, se juntaron los artistas, políticos y empresarios que se pusieron de acuerdo para que salga esto a pesar de las diferencias que puede haber entre nosotros. Para mí donar es eso, colaborar con un grano de arena para que esto se construya, acá hay más de sesenta artistas participando.
EM: Para cerrar ¿qué es el arte en tu vida?
BQ: El arte es algo muy movilizador que esta en permanente cambio, nunca se logra definirlo porque cuando se quiere acotarlo se empieza a abrir para diferentes lados. Y la idea es que esto sea un poco eso para mí, un lugar abierto para atender las demandas y las necesidades de la gente para ir creciendo e integrándose cada vez más, hasta que los habitantes de Unquillo se apropien de esto. No solamente de Unquillo, sino de toda la zona de Sierras Chicas, que esto se pueda abrir para todos y que sea un lugar de disfrute, que la gente se apropie porque esto es un espacio público.
No sólo es un museo, sino también una escuela

De la importancia de Macu nos dimos cuenta hace diez años cuando un grupo de locos, pintores, artistas, abogados, gente de Unquillo caímos en la cuenta de que la zona tiene tanto artistas y tanta transición que necesitábamos un museo como dictan las normas internacionales para obtener un lugar digno de exposición. No sólo es importante para Unquillo, sino también para la región que ahora tiene un museo de posición internacional donde la gente podrá venir a ver muestras importantes”. Fueron las palabras de Pablo Canedo, artista, pintor, vecino de Unquillo e integrante del MACU. En diálogo con El Milenio cuenta de manera esporádica aquellos pequeños detalles de su historia personal que enriquecen al MACU como la perseverancia y la pasión por la pintura a pesar de haber pasado por la política provincial, timoneando museos y rescatando el arte del interior cordobés.
El Milenio: ¿Cuáles son los motivos de la donación de tu obra?
Pablo Canedo: Formo parte del grupo de pintores que donaron muchas obras en estos años, muchos han donado más de veinte obras que se han vendido y con ese dinero sumado a la de otros pintores pudimos construir esto: un museo con una superficie y una calidad que no hay en el interior de Córdoba, los únicos museos de este nivel están en Córdoba Capital pero en el interior no hay. Esto esta abierto para la expresión múltiple de distintas disciplinas artísticas que tengan que ver con lo que pasa en el mundo, en el país y para que toda esta zona pueda acceder a este tipo de manifestaciones. Es el hecho cultural más importante de los últimos 40 años del departamento Colón, se ha reciclado y puesto cosas viejas pero algo nuevo con valores y cánones internacionales de lo museístico no he visto.
EM: Es una gran oportunidad para la gente…
PC: Es una gran oportunidad para los artistas para relacionarse con la gente también, el museo tiene una calidad impositiva que no tiene nada que envidiarle a otros museos. El museo está hecho para la gente y cuando digo gente me refiero a todos los sectores sociales, el sistema educativo, todos en general hasta para los que no puedan pagar una entrada, la idea es difundir y educar
EM: ¿Qué representa el arte para usted?
PC: Difícil, el arte es la razón de mi vida, me dedico a esto desde los quince años, he hecho cosas paralelas pero siempre he tenido la mente de un pintor. Cuando he hecho política o he dirigido museos siempre fui un pintor haciendo eso. Aprendí en la escuela de arte y cuando fui profesor seguí siendo un pintor. Para mí es una forma de ver el mundo, haber aprendido la capacidad de expresión me permite acceder a un mundo de conocimiento que es extraordinario, conocer las cosas a través del arte y la cultura que es algo extraordinario y lo mejor que le puede pasar a una persona: poder entender, disfrutar y traducir pensamientos a través de la mirada sobre las obras de arte o hacer pintura es algo único.
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Soy un pintor chiquito que forma parte de la comitiva donde somos más de diez y la venimos luchando hace mucho. Tuvimos que escuchar sin número de críticas como para qué sirve un museo, que no lo íbamos a hacer pero nunca nos olvidamos que no estamos en New York estamos en Argentina un país y una zona que en los últimos ochenta años nunca hizo una cosa como esta. Hoy hay más de seiscientas personas acá, hemos recibido donaciones de verduras, vino, compra de entradas entre otros. Hoy abrimos las puertas y Macu ya está inserto en la sociedad y va a ser muy difícil sacarlo, ocultarlo, pero no se lo puede negar y es en alguna medida es una escuela.
Ese granito de arena

Gabriel Garay, es uno de los tantos artistas que decidió aportar su grano de arena para que la gente vea abrir las puertas de este nuevo espacio del arte moderno. Su aporte es realizado desde el amor por la ciudad y por la valoración hacia el proyecto.
“Como artista, un museo tan importante suma muchísimo al pueblo de artistas donde siempre el artista está en el taller. Suma muchísimo. Somos productores del arte y en el pueblo no se consume demasiado y necesitamos que la gente se acerque y este espacio suma para que los ciudadanos se acerquen a nuestros talleres y vean las obras”, enunció Gabriel Garay al lado de su obra durante la inauguración.
Dos pinceles y un mensaje

Mientras las salas del MACU se llenaban de asistentes al evento, curiosos y amantes del talento expresivo, muchos artistas que donaron sus obras decidieron asistir. Resulta que una obra es algo mucho más que importante para un pintor y saber cuál será su destino es tan relevante como quién la va a comprar y la inauguración también representó la exposición y venta de las obras de artistas reconocidos mundialmente y artistas emergentes cuyo destino sería similar.
“No sé si representa tanto para mí, como para los habitantes de esta zona y para los cordobeses en sí porque es un emprendimiento muy importante en manos de personas que no se han manejado con ningún subsidio. Ha sido esfuerzo de vecinos, empresarios, gente amante del arte y algunos artistas que le metemos para adelante con esto”, consideró Charly Medina sobre MACU y agregó: “Mi mamá me suele preguntar ¿hijo, qué representa este cuadro? para mi no representa, es una oportunidad ante tanta adversidad que toca al arte de manera muy profunda y creo que debería importarle a todo el mundo y en esta Argentina tan dolorida reconforta nuestro espíritu”, respondió Charly Medina, pintor de Córdoba e invitado especial del MACU.
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Su donación fue el fruto de un arduo trabajo que llevó dos años y que fue terminado para la apertura del innovador museo. La obra fue elegida por su particular mensaje y en charla con El Milenio Charly Medina cuenta el porqué y la posible interpretación de su especial cuadro compuesto en escalas.
El Milenio: ¿Cómo describirías la actual situación del artista?
Charly Medina: En general, como la situación del país, crítico. Pero, el compromiso del artista tiene que ver con el individuo que no está al servicio del establishment sino con la parte interior, espiritual e intelectual que es, tal vez, de donde nos colgamos todos para sobrevivir las crisis que nos plantean estos gobernantes o esta mismísima realidad. El arte como elemento sustentador del individuo, no del amante del arte sino del individuo en sí. Es de donde nos podemos agarrar todos para sobrevivir.
EM: ¿Eso define al arte?
CM: La gente se ha pasado la vida tratando de definir al arte y lo mejor que puede pasar es que no tenga definiciones. Si lo tengo que poner en una palabra diría que el arte es vida. El Macu es importantísimo, es un esfuerzo para la zona pero creo que lo contabiliza Córdoba porque no hay museo de estas características.
EM: ¿Porque donaste esta obra?
CM: La obra tiene la particularidad que está hecha en escala de dos en uno que significa tamaño real, a bolsa estaría en un segundo plano por eso es más chica y el primer plano sería el lienzo. Dentro de esa bolsa hay una persona muerta, el simbolismo o realismo sugiere a la Argentina como la persona muerta por eso esta obra fue elegida por el museo, habla sobre del muerto dentro la bolsa, del poder judicial tirado, de un desperdicio general que no es ajeno a los argentinos pero también habla que a pesar de todo seguimos con nuestro carnaval y con los papelitos. Esto siempre está presente en mis obras. Es una obra sin mayores pretensiones, es realista con un mensaje claro de sigamos generando mugre que es un poco lo que nos está pasando. Es una descomposición de desperdicios estrategicamente ubicados en una obra compuesta en planos, no tiene cielo y hay un infinito, los planos se van dando con los diferentes elementos y sus dimensiones. Esta pintado a dos pinceles y tuvo dos años de desarrollo.
Para que algo sea importante para uno, tiene que doler. Cada vez que doy una obra es como dar un hijo, entonces uno tiene pretensiones de saber quien se va a llevar la obra cómo la va a ubicar e inclusive a veces he dicho que sí en una venta y después me he hecho para atrás.