Así lo afirmó Carlos Presman, médico gerontólogo, frente a la relación que establecen los médicos con los pacientes en la actualidad.
Por Franco Paviatto Colazo. 4° IMVA | periodico@elmilenio.info
El Milenio: ¿Para usted, qué es la relación entre médico y paciente?
Carlos Presman: Esencialmente, lo que se pone en juego son saberes técnicos, científicos y médicos. Saberes subjetivos, de conocimiento, de sabiduría, de aprendizaje y se pone en juego un vínculo. El mismo vínculo que se logra entre el alumno y el maestro, entre el esposo y la esposa.
Tiene una cantidad de subjetividades que atraviesan esa relación, que no es estrictamente un conocimiento científico, sino que profundamente es una relación humana que sucede entre el médico y el paciente. Que a mí me gusta decirle la relación “paciente-médico”, no “médico-paciente”.
EM: ¿Por qué es tan importante esta relación?
CP: La importancia de este vínculo, de esta relación, se basa en que las posibilidades de curarse o de que tenga un valor terapéutico reside fundamentalmente en el vínculo. Si a vos te cae bien el médico, te parece que ese médico sabe, te parece que ese médico es una buena persona, que te desea lo mejor, uno se predispone de la mejor manera y la palabra del médico o la indicación que puede hacer, ya tiene un efecto terapéutico.
Cuando uno va al médico porque cree que tiene una enfermedad, y éste le dice exactamente lo que tiene, sea el diagnóstico que fuere, tiene un efecto tranquilizador, y muchas veces curativo.
EM: ¿Ayuda esta relación en la solución en los problemas de la salud?
CP: Si no hay una buena relación médico-paciente, nada de lo que venga después puede funcionar bien, ya que un problema de salud-enfermedad en los cuales intervenga el médico, la única posibilidad de que funcione bien es que esa relación humana se construya sobre bases afectivas y técnicas sólidas; sino, nada de lo que pueda salir de allí puede ser bueno, ni para el médico ni para el paciente.
“Si no hay una buena relación médico-paciente, nada de lo que venga después puede funcionar bien”
EM: ¿Qué hace falta para que se establezca una relación de confianza entre el paciente y el médico?
CP: Lo más importante es que haya tiempo. Eso es lo principal, que en la consulta médica no está pasando hoy: que los médicos no tienen tiempo de atender a los pacientes, y los pacientes no tienen tiempo para ir a los médicos.
EM: ¿Se puede decir que es tan importante la relación médico-paciente como la medicación?
CP: Sí, es más importante el vínculo y la relación humana entre paciente y médico que cualquier medicación. El medicamento por sí solo es un contexto mucho menor si no se está acompañado de la indicación, de la sugerencia y la palabra del médico.
EM: ¿Cuáles son los desafíos más frecuentes en la relación paciente-médico?
CP: Fundamentalmente la comunicación, si se puede establecer entre ambos, ésa es la dificultad más grande. Dar un tiempo, un espacio, un lenguaje que permitan que se comunique realmente el médico con el paciente.
EM: ¿Cómo se hace para desmitificar la relación de que el médico es el que sabe y el paciente el que debe escuchar e ir al pie de la letra de lo que dice el médico?
CP: Eso es lo que hay que cambiar. El que sabe es el paciente y voy a decir una corta frase: “Los médicos ignoran lo que el paciente sabe y el paciente ignora lo que él sabe.” Entonces ahí es donde se da el malentendido. Los pacientes tienen una cantidad de saberes que ignoran que tienen, mientras los médicos creen tener un saber que adolecen. Eso es lo que provoca esta desigualdad en el vínculo, que se revierte escuchando el saber del paciente y saber que los médicos ignoramos ante cada enfermo quién es. Sabemos qué tiene, pero no sabemos quién es.