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Un refugio para la comunidad y los libros

A solo unas cuadras de la avenida San Martín, en barrio Villa Diaz, se encuentra la Biblioteca Popular Leonor Allende, la primera con orientación LGBTIQ+ de la región. “Quiero que la biblio sea ese espacio comunitario gratuito, de encuentro, que me parece que es súper necesario hoy en el pueblo”, expresó Utz Gregorczuk, periodista, escritora y fundadora del espacio.

Participaron: Santiago Chavarini y Mateo Canavosio (4to IENM). Facundo Benasich y Lorenzo Ibarra (4to IMVA).


Al final de la calle Quirino Cristiani se encuentra la casa de Utz Gregorczuk, con su patio enorme bajo la sombra de los árboles. Las primeras en salir a recibir a los visitantes son dos perras, guardianes fieles que, de tanto caminar, han dibujado un camino de entrada sobre la tierra. Hacia el fondo y más escondidas y cautelosas, cuatro gatas deambulan por las ventanas. A solo unos metros, el arroyo Cabana corre tranquilo y silencioso.

La escena de cuento resulta ser el escenario ideal para la Biblioteca Popular Leonor Allende, que funciona en la propia casa de Utz. Aunque comenzó a gestarse hace décadas, fue tomando forma en los últimos años: reparaciones de techo, nuevas puertas, pintura y estantes llenos de libros. Así, lo que alguna vez comenzó siendo una biblioteca personal como cualquier otra, hoy se ha convertido en un espacio abierto, a disposición de la comunidad. 

El 28 de junio de este año, en coincidencia con la celebración del Día del Orgullo LGBTIQ+, la biblioteca abrió sus puertas por primera vez y desde entonces, todas las tardes de los miércoles y jueves, las personas pueden acercarse a disfrutarla y habitarla.

“La idea de este espacio es que también la gente pueda acceder a la literatura, a las charlas y a la información de manera gratuita, leer un libro en la biblioteca, en el patio o en el arroyo que está justo al lado”, expresó la también periodista y escritora. 

Autora de “La llamada del Monte” y “Una y Mil Brujas”, para Utz el sueño de esta biblioteca viene desde su niñez. “Yo recuerdo la biblioteca de mi secundario (la Escuela Normal Manuel Belgrano de Santiago del Estero) como un espacio increíble y gigante, donde iba y tomaba mate con las bibliotecarias. La idea de hacer una biblioteca viene de todo eso, de construir un refugio y un espacio de encuentro con la literatura”, explicó a El Milenio.


El Milenio: ¿Cómo surge la creación de una biblioteca LGBTIQ+? 

Utz Gregorczuk: La biblioteca tenía otra impronta en un principio porque está dedicada a Leonor Allende, quien fue una gran periodista de Córdoba y también escritora. Rompió con muchos cánones sociales de la época y es una mujer que para mí es digna de admiración y por eso creo que es importante rescatar su historia. La biblioteca lleva por ese lado una cuestión más narrativa, más del periodismo y del rescate de la identidad del pueblo, el barrio, el arroyo.

Por otro lado, algo que pasa con las bibliotecas es que son parte de la comunidad, se generan en diálogo y surgen de la necesidad de un espacio de esparcimiento y de intercambio donde encontrarse simplemente a leer, sobre todo entre jóvenes o niñeces del barrio. Ahí también es donde empieza a incidir mi comunidad. 

Yo pertenezco a la comunidad LGBT de Unquillo, un colectivo bastante grande que a la vez trabaja en articulación con otras organizaciones. Creo que la diversidad de género y orientación sexual es un tema que falta expandir en los pueblos, hace falta visibilizar que somos parte de la comunidad, que hay derechos que todavía falta conquistar. Ese reconocimiento modifica el objetivo original de la biblioteca, que pasa a ser también un espacio de encuentro de la comunidad LGBT y difusión de su literatura y sus voces. 

EM: ¿Qué diferencia a esta propuesta de otras bibliotecas?  

UG: No sabemos si somos la primera biblioteca popular LGBTQI+ de la provincia, sí sabemos que somos una de las bibliotecas con perspectiva de género de Córdoba, porque hay una red de bibliotecas con perspectiva de género a la cual ya pertenecemos.  

Sabemos que hay una biblioteca LGBTQI+ en Tucumán y después hay otra en Hurlingham, estuvimos intercambiando saludos. Aparte están los archivos de la Memoria Trans y Travesti, que tienen sus pequeñas bibliotecas o su pequeño material para poder difundir. Con todas esas instituciones nos estamos relacionando.  

Lo original sería eso, no vamos hacia un público específico, sino hacia vamos hacia un objetivo o una orientación específica. Creo que damos vuelta la cuestión del bar que se hace “gay friendly”.  Esto sería al revés, nosotros somos una biblioteca “gay” que es “friendly” con todo el mundo, en la que todos pueden participar, aprender y conseguir material, no necesariamente de la comunidad LGBT, porque tenemos muchos tipos de texto y abordamos muchos tipos de narrativas, así que pueden conseguir de todo. 


EM: En este sentido, ¿con qué criterio se eligen los textos que componen la biblioteca?  

UG: Originalmente teníamos un criterio más narrativo periodístico, cuando estábamos con todo el proyecto de Leonor Allende. Ese material todavía sigue disponible. Ahora estamos haciendo una selección más de literatura LGBTIQ+, ya sea que tenga algún personaje LGBT dentro de su literatura o que sea escrito por alguien de la comunidad. Aparte de eso estamos sumando ensayos y estudios hechos hacia la comunidad o por la comunidad de la región, que hay un montón. 

EM: ¿Cómo es la articulación de la biblioteca con otros espacios y hacia dónde te gustaría que avance este proyecto?

UG: Se han acercado instituciones barriales y sociales a preguntar en qué pueden aportar, cómo podemos articular, por ejemplo, los centros de salud de Quebrada Honda y San Miguel. Queremos dar talleres y charlas, queremos hacer todo, pero también hace falta cuerpo y organizarnos para saber qué podemos seguir haciendo y expandiendo. 

Principalmente, quiero que la biblio sea ese espacio comunitario gratuito, de encuentro, que me parece que es súper necesario. Creo que en Unquillo últimamente se están expandiendo esos espacios independientes, más allá de los municipales. Está la Casita Verde, el Recodo del Sol y estamos nosotros. De a poquito vamos sumando de vuelta esta necesidad de reencontrarnos como comunidad en un espacio que sea de todes.