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El sabor del reconocimiento

Con ocho años de historia en Sierras Chicas, DelBent ha traspasado las fronteras de la región gracias a sus particulares delicias heladas. Distinguida entre las mejores del país, Martín Oña, alma máter de la heladería, habló con El Milenio sobre los desafíos de sostener y expandir su propuesta manteniendo la calidad y diversidad que la caracteriza desde un principio.

DelBent es una de las heladerías más famosas de Sierras Chicas. Desde sus orígenes en Italia, se ha destacado por sus atípicos sabores. Por eso, no sorprende el reconocimiento del diario La Nación, que este verano la nombró como una de las mejores ocho heladerías del país. “Mucha gente viene a visitarnos, incluso de otras provincias, y sobre todo después de esa nota donde nos distinguieron”, reconoció Martín Oña, fundador y propietario del lugar.

Con su famoso slogan “hacemos helados DE, no al sabor de”, el producto de DelBent se distingue por su calidad, frescura y manufactura. “Lo que generalmente se llama helado es una golosina congelada. El verdadero helado artesanal es el nuestro, que nos preocupamos de que cada ingrediente sea producido por nosotros y de la mejor calidad posible”, explicó Martín y destacó: “Nuestro producto no es caro, cuesta producirlo de la forma en que lo hacemos”.

Varias de las creaciones heladas que hoy son furor nacieron a partir de desafíos que él mismo o sus propios clientes le propusieron. Así aparecen sabores nuevos y extraños como algarroba, palta, albahaca, kiwi o jengibre, limón y miel.


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“Lo que se suele llamar helado es una golosina congelada. El verdadero helado artesanal es el que hacemos nosotros, que trabajamos con ingredientes propios y de la mejor calidad posible”

Martín Oña

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Reinventarse

Los extraños sabores, cremosos, al agua y hasta veganos, distinguen a esta heladería que ya lleva ocho años de historia en Córdoba. Foto gentileza DelBent.

En sus ocho años de vida, los dos de pandemia trajeron los desafíos más grandes para la metodología de DelBent. “De repente la gente no podía venir y éramos nosotros los que teníamos que llegar a todos los hogares. No creíamos en el delivery de nuestros productos, pero tuvimos que aceptarlo e implementarlo para seguir trabajando”, recordó Oña.

Afortunadamente, la temporada 2021/2022 mejoró el panorama, gracias a que los clientes podían llegarse nuevamente al local con normalidad. “El cambio antes y después de la pandemia fue notable, las ventas mejoraron con respecto a la temporada anterior”, respaldó Martín.

Otro cambio importante para la heladería sucedió a mediados del año pasado, con la mudanza de su local original frente al Polideportivo a su espacio actual, a dos cuadras, en Santiago Derqui 105. “Muchos comensales aún no se enteraron de la mudanza, pero la gente llega buscándonos”, señaló Martín.

Además, a fines de 2020 inauguraron una sucursal en Córdoba (Achával Rodríguez 118), tras una primera experiencia fallida hace un par de años. “El desafío más grande fue armar una logística de entrega diaria de productos”, indicó.

Para el maestro heladero, es posible expandir el negocio manteniendo la calidad y los volúmenes de producción, sin perder lo artesanal. La clave es contar con personal capacitado y que se respeten las consignas que él mismo estableció desde un principio. “Eso nos separa de otras heladerías ‘artesanales’ que en realidad no lo son y producen masivamente con una lógica de multiplicación de locales y producción en grandes cantidades”, añadió.

Para Oña, los consumidores de la ciudad van en busca de lo diferente, lo raro, lo que no se encuentra en otras heladerías. Mientras que, en Villa Allende, el público es más tradicional; aunque admite que, en cualquier caso, “el cliente argentino está más abierto a la novedad que el cliente italiano”. 

Actualmente, DelBent cuenta con dos locales: en Villa Allende (Santiago Derqui 105) y en Córdoba (Achával Rodríguez 118). Foto gentileza DelBent.