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La trama de la colaboración

A través de la Red de Comedores Solidarios, vecinos y vecinas de Unquillo apadrinan a cuatro espacios comunitarios que ofrecen almuerzos y meriendas para sectores vulnerables. La acción consiste tanto en la entrega de mercadería, como también en el acompañamiento cotidiano para la ejecución de actividades e incluso la preparación de las comidas.

Colaboración: Camila Abonna Díaz (4to IMVA).


Desde su comienzo, la pandemia puso en crisis a muchos ámbitos de la sociedad. En medio del caos y la incertidumbre, aparecieron propuestas desde la sociedad civil para contrarrestar este panorama. Tal es el caso de la Red de Comedores Solidarios de Unquillo, que desde abril de 2020 ayuda a sitios comunitarios de asistencia alimentaria ubicados en distintos puntos de la ciudad.

Se trata de un grupo de vecinos que se reunieron ante el cierre de un espacio de mujeres que funcionaba en el Complejo Dibo. “Se ven obligadas a tomar esa decisión porque los encuentros eran presenciales. Ahí se dieron cuenta que había grandes necesidades alimenticias y se contactaron entre compañeras para pedir ayudar”, cuenta Selva Clericó, una de las integrantes actuales del grupo.

“A partir de ahí empezamos a ‘enredarnos’ entre la comunidad y juntarnos para aportar más, porque había tres personas encabezando el movimiento y no podían llegar a todos los comedores, que por esa época aparecían a montones”, agrega la mujer.

Así se conformó esta red de ayuda que hoy asiste a cuatro comedores en Unquillo: “Eva Perón” de barrio Gobernador Pizarro, “Les Miguelites” en San Miguel, “Sonrisas Solidarias” en San José de la Divina Providencia (ex cuetera) y donde se originó todo, Quebrada Honda.

Hoy en día, la acción conjunta del grupo (que cuenta con 13 miembros) permite cubrir casi el total de la materia prima utilizada. La forma de colaboración prioritaria es a través de donaciones, realizadas sobre todo por padrinos y madrinas que aportan dinero para la compra de insumos. 

Leonardo Giurdanella, otro participante de la red, detalla: “Adquirimos alimentos secos, verduras y también carne, que después distribuimos entre los comedores”. Con este mecanismo, el grupo logra entregar 1500 raciones de comida semanales. Sin embargo, apuntan a trascender el gesto e ir sumando nuevas propuestas.

“Estamos atentos todo el tiempo, haciendo relevamientos para ver las necesidades de cada zona”, afirman los voluntarios y agregan: “Lo ideal es gestar, de a poco, otras herramientas dentro de estos territorios, para que en algún momento dejen de depender de nosotros, aunque eso se lograría principalmente generando trabajo y más recursos”.

El Milenio: ¿Qué posibilidades se abren a partir del trabajo en red?

Leonardo Giurdanella: Se optimizan un montón de recursos. Podemos ir articulando desde mercadería hasta donaciones, según las necesidades. Nosotros tenemos ya armada como una estructura mínima de organización, con un transporte que busca los alimentos y un stock por si surge alguna urgencia. Eso nos da cierta flexibilidad para resolver más rápido.

EM: ¿Cómo establecieron los vínculos con cada comedor?

Selva Clericó: Por lo general ellos se contactan. Si alguno necesita acompañamiento, vamos viendo según los recursos que tenemos disponibles, ya sea para admitirlos o asistir eventualmente a alguno. La única limitación es que estén dentro de Unquillo. Asimismo, la red está abierta para quien quiera integrarse como voluntario, padrino o madrina.

EM: ¿Qué tipo de donaciones reciben? ¿Cuentan con apoyo estatal?

SC: Aceptamos todo lo que sea alimento o dinero. También hay colectas específicas sobre lo que necesitan los comedores, como un tablón, quemadores, elementos para poder cocinar o materiales de construcción. En invierno muchas veces también pedimos ropa, leña o gas. La mayoría de las cosas llegan por parte de privados y estatalmente tenemos el apoyo del programa “Potenciar Trabajo”, que hemos logrado que se habilite en distintos comedores.

EM: ¿Qué tan amplio es el abanico nutricional que pueden ofrecer? ¿Los ayuda algún profesional?

SC: Estamos atentos a mejorar los menús, pero también a los recursos que se manejan. Desde un primer momento quisimos llevar legumbres, por ejemplo, porque no había presupuesto para carnes, pero desde los comedores nos decían que se les complicaba la preparación. Por eso, poco a poco vamos compartiendo nuevas formas de cocinar o recetas y aumentando lo que podemos llevar. 

No contamos con ninguna nutricionista. Aunque sería lo ideal, nos gustaría que se acerque alguien que entienda que se trabaja con aquello que se tiene a mano, no sería óptimo un profesional con expectativas que no puedan alcanzarse.

EM: ¿Cómo se organizan entre ustedes para reunir la comida?

SC y LG: Tenemos un grupo de WhatsApp donde vamos definiendo las tareas por semana y también hacemos reuniones mensuales. Como es un trabajo voluntario, vamos viendo según la disponibilidad de cada uno.

En cuanto a la adquisición de mercadería, solemos comprar verdura los lunes, carne los miércoles y viernes, y alimentos secos cada 15 días. Todo lo hacemos con los fondos obtenidos del padrinazgo. Además, tenemos un depósito ubicado en casa de un vecino, que nos habilitó un lugarcito para recolectar la comida.

EM: ¿Qué necesitan y cómo se puede colaborar? 

SC: Cualquier ayuda viene bien. Más allá del dinero o los alimentos, el tema transporte para la mercadería suma un montón, porque no todos tenemos movilidad y, si falta alguno, implica toda una logística rearmar los recorridos. 

También se puede colaborar acercándose a formar parte, incluso ofreciéndose a realizar algún taller porque en los comedores hay muchas actividades de formación, como en nutrición o género. Toda propuesta es bienvenida.


 ¿Cómo ayudar?
En Facebook, el proyecto se encuentra como Red de Comedores Solidarios de Unquillo. Contacto vía mail a redcomedoressolidariosunquillo@gmail.com o telefónicamente al 351 5326084. 
Se necesitan principalmente alimentos o dinero para adquirirlos, aunque quien pueda sumar movilidad para transportar mercadería o sus conocimientos para llevar a cabo un taller en alguno de los merenderos, también es sumamente bienvenido/a.