Colaboración:
Juan Cruz Ledesma y Valentino Marchetto
6to Año, Instituto Milenio Villa Allende
Para buscar posibles soluciones a diferentes problemas ambientales, culturales y científicos, surgió el “Space App Challange” (SPA), un hackatón científico propuesto por la NASA, donde invitan a investigadores y estudiantes universitarios de todo el mundo a proponer proyectos que sirvan a la humanidad.
En la edición 2020, celebreado a inicios del mes de octubre, el proyecto cordobés “Bosque Disperso”, fue elegido como uno de los 20 representantes argentinos que competirán en la final de la citada competencia a fin de este año.
El proyecto tiene como protagonistas a un interesante grupo humano compuesto por profesores y estudiantes universitarios, donde se destaca la participación de Paula Rostagno, estudiante de la Lic. en Gestión Ambiental de la Universidad Blas Pascal y de la licenciatura en Química de la UNC. Junto a ella, la acompañan sus compañeros María Clara Miserendino, Benjamín Varela, Gastón Arévalo, Laura Velázquez y José Miranda.
El Milenio, tuvo la oportunidad de charlar con los integrantes de Bosque Disperso sobre su experiencia en esta última hackatón, la razón que los motivó a elegir la problemática de la forestación como tema de investigación y sus planes a futuro en el campo de la investigación científica.
“No es necesario tener conocimientos de programación para participar, de hecho, mientras más interdisciplinario es el grupo, mejor. Las ideas que salen de ahí ganen o no, son impactantes”, explicó Paula, quién animó a todas las personas interesadas en la ciencia a participar de próximas ediciones de esta competencia internacional.
Una “Red social para arboles”
El Milenio: ¿En qué consiste el proyecto que presentaron y que fue seleccionado por la NASA?
Paula Rostagno: Una “Red social para arboles”, ese era el concepto que partimos para esta edición. Como equipo participamos otros años en la Space Challange, los últimos tres años para ser precisos. Desde el año 2018 venimos quedando en la misma posición como nominados de la región Córdoba.
Todos nuestros proyectos se han relacionado con la generación de conocimiento colaborativo, el esfuerzo de la comunidad para generar datos de interés científico, ambiental y educativo. En este caso nos concentramos en la deforestación, de la pérdida del bosque nativo.
Es una problemática que existe desde hace bastante, tengamos en cuenta que Córdoba es una de las provincias más afectadas por la deforestación pero ahora se ve acrecentado por la gran cantidad de incendios que sucedieron este año.

EM: ¿Cómo funciona la Aplicación?
PR: Decidimos atacar la problemática. Básicamente, creamos una aplicación para que cuando la gente plante un árbol pueda geo-referenciarlo. Por ejemplo, si usás Google Maps, podés ver dónde estás parado, en este caso es parecido con cada árbol.
Vos podés hacer click en el árbol correspondiente y ver el perfil de ese árbol, también podes sacarle una foto, cada año o cada cinco años y vas anotando el progreso.
También tiene un sistema de “logros”, como un incentivo para la plantación de árboles; se puede competir en un ranking para ver quién planta más árboles, quien saca más fotos y hace un seguimiento y demás. Un sistema de puntuación y un feed a una comunidad para hacer una competencia amigable y dar una recompensa por el accionar solidaria.
Pero el principal enfoque es la educación y la divulgación científica. Cuando entrás a la aplicación te encontrás con un tutorial de como plantar un árbol, ves un catálogo de especies nativas –es importante entender que cuando se reforesta no hacerlo con especies introducidas o exóticas porque daña el ecosistema o lo deja sensible a cualquier perturbación-.Tenés una sección que te dice “estos árboles no lo plantes”.
En el desafío teníamos que usar imágenes satelitales para alguna función de nuestra aplicación y de paso educar. ¿Cómo educamos? La aplicación te recomienda zonas vulnerables donde podrías plantar.
Usamos un índice de vegetación para ver cuáles son las zonas más despobladas de árboles que podrían necesitar una ayuda extra y también te muestra el índice de humedad del suelo en conjunto con la pendiente del terreno te avisa la predisposición de la zona a ser afectada por erosión hídrica, las cuales necesitan particularmente vegetación para frenar la erosión.
Siempre buscamos enfocarnos hacia el ambiente, en este caso hacia el activismo colaborativo. Es una temática que encajaba con nuestra idea del ambiente, además pensamos mucho en la divulgación científica.
EM: ¿Por qué eligieron el nombre “Bosque Disperso”?
PR: Particularmente, además de estudiar la Licenciatura en Química, soy estudiante de gestión ambiental y este proyecto tiene una significancia importante para mí, porque que el nombre “Bosque Disperso” se inició en 1997 con mi papá en el Rotaly Club Córdoba. Era un plan de reforestación, donde donaban una gran cantidad de árboles a muchas personas que lo pidieran.
Crecí con esa influencia en mi vida y colaborando en esas causas. Desgraciadamente mi papá falleció cuanto tenía 11 años y por eso lo tengo muy cercano en el corazón. Este año, el hackatón de la NASA decidimos llevarlo más allá.
La idea es en realidad una contradicción si lo pensamos; porque un bosque no es disperso, al contrario por eso es un conjunto de árboles, pero como en el proyecto cada uno puede plantar un árbol donde quisiera lo que uno a este bosque no es el espacio físico, sino la voluntad de la gente.
La voluntad de crear un cambio, el poder visualizar ese bosque que se ha generado y poder cuantificar el esfuerzo de la gente.
Una vez que lo planteamos y nos hicieron un par de preguntas y el Rotaly Club nos avisó que querían retomar el proyecto y querían colaborar con nosotros para llevarlo a cabo, pero por ahora estamos en las primeras etapas.