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Destino musical

Cantautor, nueva voz del folclore argentino y vecino de Villa Allende, Nicolás Fischbach es uno de los músicos cordobeses que asciende profesionalmente en la región. En esta entrevista, una charla sobre sus orígenes en el mundo de la música, por qué eligió el folclore y su relación con las Sierras Chicas.

Cantautor, nueva voz del folclore argentino y vecino de Villa Allende, Nicolás Fischbach es uno de los músicos cordobeses que asciende profesionalmente en la región. En esta entrevista, una charla sobre sus orígenes en el mundo de la música, por qué eligió el folclore y su relación con las Sierras Chicas.

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Por Mirco Sartore

mircosartore@elmilenio.info

Colaboradores: Lucía Hernández

y Valentina Glasman (4to IENM)

VILLA ALLENDE – Aprendió de grandes referentes de la música cordobesa como la pianista Elvira Ceballos y el tenor Ariel Paltrinieri. No soñó con entrar al mundo de la música y de las discográficas, solamente se le dio. En 2014, editó Cerquita mío, su primer disco, con Edén. Hoy, el nombre de Nicolás Fischbach resuena con fuerza en el circuito musical y artístico de la provincia de Córdoba, pero sueña con más.


“Me gustaría mostrar lo que yo hago en muchos más escenarios”, afirmó el músico.


El Milenio: ¿Cómo fue que entraste en el mundo de la música?

Nicolás Fischbach: En realidad es raro el cómo entré a ese mundo. Hasta no hace mucho tiempo, yo no hacía música de manera profesional, sino a modo amateur. Hace dos años, quien es mi profesor de guitarra, me invitó a tocar en una peña, a lo cual al principio fui reticente. Accedí después que insistió; canté una o dos canciones y sentí esa adrenalina que te da subirse a un escenario a cantar.

Después, simplemente, esa noche quedó en eso, no hice más folclore y al tiempo quise grabar dos o tres canciones para que me quedaran a mí como un demo de recuerdo. Le pedí a mi profesor de guitarra que me acompañase en la grabación del primer tema, conseguí una sala y grabé.

El dueño de la sala de grabación, que hoy por hoy es mi jefe de sonido, me llamó y me preguntó cuántos temas iba a grabar, y le respondí que no más de dos o tres, de recuerdo, para pasarlos a los amigos y a la familia. Me dijo que podíamos grabar más, que le hiciera caso, y terminé grabando doce temas: un disco completo. Cuando terminamos, me presenta a Antonio Cobo, el dueño de disquerías Edén. En resumen, el disco se editó, me pidieron hacer una gráfica, así que tuve que posar, tal cual modelo, para la tapa del disco, de ahí el disco pasó a Buenos Aires, se editó y salió a la venta como un disco de cualquier cantante.

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Pasa un tiempo y, en septiembre del año pasado, me llama el dueño de una productora de Córdoba que me dice: “Nicolás escuché tu disco, me gustó y quiero juntarme a charlar con vos”. Así fue, y en la misma charla me dijo: “Quiero que en noviembre toques en  Galileo”, un teatro que está en Córdoba, muy bonito, chiquitito, con capacidad para 150 personas. Yo a principio me negaba a esa propuesta, pero cuando me hacen esta oferta, lo pensé y me pregunté por qué no. Lo llamo a Marcelo, que es el dueño del estudio de grabación, y ese mismo viernes me devuelve la  llamada y me dice que el sábado fuera al estudio. Me presenté, se hicieron modificaciones entre los músicos originales y toqué.

Después de eso, se armó el show; fueron dos meses de preparación. Una cosa es tocar uno o dos temas, como había hecho en la peña para 20 personas, y otra cosa es ser el centro de atención durante una hora y media, teniendo la obligación de brindar un show de calidad. Por suerte, salió  todo bien y el teatro se llenó. A partir de ahí, empecé a trabajar de otra manera con los productores y demás. Así fue como yo entré al mundo de la música. De un hobby sin querer paso a esto, no fue algo que buscase, simplemente sucedió.

EM: ¿Por qué decidiste dedicarte al género del folclore?

NF: Porque mi viejo es músico de folclore de toda la vida. En mi casa, se escuchaba mucho esa música y yo de chiquito la pasaba en peñas.

EM: ¿Estudiaste algo relacionado a la música?

NF: No, pero, hoy por hoy, estudio, canto desde hace ya un año. El año pasado tuve la dicha y la fortuna de conocer y de que me quisiera conocer Elvira Ceballos, que es una pianista increíble, una de las  músicas más prestigiosas que tiene nuestra provincia. Con ella se creó un vínculo muy lindo y me invitó un día a su casa, tuvimos una charla y me recomendó a Ariel Paltrinieri, que es uno de los tenores más importantes de Córdoba y, desde entonces, estudio con él.

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EM: ¿Cuándo cantás, no tocás ningún instrumento?

NF: No. Toco la guitarra, pero no me considero un excelente guitarrista. Pienso que para tocar y cantar tenés que ser muy bueno con el instrumento, pero yo no lo soy. Por ahí, toco para componer en casa, pero no mucho más allá de eso me animo.

EM: ¿Las canciones que cantás son de tu composición?

Algunas si y otras no. Algunas son de mi invención, otras pertenecen a nuestro cancionero popular argentino. En mis letras, algunas son experiencias mías y otras que uno por ahí escucha, me gustan, las tomo y trato de plasmarlas de acuerdo al conocimiento que uno tiene sobre ciertos temas.

EM: ¿En dónde pasaste tu infancia?

NF: Yo viví en Córdoba hasta los ocho años y después me vine para Unquillo. Estuve allí hasta los 18 años, terminada mi adolescencia. Después, ya a los 19 años, volví a Córdoba porque empecé la facultad. Actualmente, vivo en Villa Allende y estoy muy cómodo en esa ciudad.

EM: ¿Tenés algún plan para el futuro?

NF: Me gustaría mostrar lo que yo hago en muchos  escenarios más. Ya se armó “Ya que estamos en el baile, bailemos!”. Después, me gustaría preparar otras canciones que ya están en proceso y pensar en al armado del segundo disco, que será un proceso diferente, porque ahora formo parte de una banda. Ésta es grande, con siete músicos. Tengo dos guitarras, un bajo, un piano, una batería, vientos y una chica que me hace de coro.


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