Por Malena Aliverti, María Pía Degiovanni
El pasado 28 de octubre fue el Día Mundial de la Animación, se celebra desde el año 2003. Se conmemora la primera proyección pública del Théâtre Optique (Teatro Óptico), de Emile Reynaud en el Museo Grevin de París en 1892, claro antecedente de la cinematografía de animación.
Durante este día, se realizan diferentes actividades como concursos, talleres y festivales de animación que realizan proyecciones y exposiciones de pioneros del cine de animación
Estos festivales son considerados como uno de los medios de difusión más importante tanto para los cortometrajes como para los largometrajes, en Argentina el más importante es Anima.
En Sierras Chicas vivió el primer caricaturista y director de animación italiano radicado en Argentina, Quirino Cristiani, responsable del primer largometraje de animación (El apóstol) y del primer largometraje de animación sonoro (Peludópolis) del mundo y que llegara a Unquillo en 1943, y construyera su casa “Cineville” (ubicada en la actual calle Belgrano S/N de barrio Quebrada Honda) en 1945.
Lo que queda de él, a pesar de ser muy poco, demuestra un estilo muy personal – relacionado al humor político y con gran carga social e ideológica- además de su técnica, de la que fue creador y pionero.
Durante los diferentes homenajes a Quirino Cristiani que se organizaron en la ciudad, El Milenio estuvo con Héctor, el nieto del director caricaturista.
Según su nieto, Quirino vivió permanentemente en Unquillo alrededor de 12 años, “pero entre idas y vueltas pasó casi la mitad de su vida acá y hoy muchos de la familia seguimos viniendo, seguimos teniendo la casa de Cabana que compró él porque amaba la naturaleza”.
El descendiente de Quirino recuerda episodios muy típicos de aquellas épocas en Unquillo que incluyen a muchas familias locales, combinadas con las plazas, el coche-motor, el cine, los caminos de tierra y el deleite de su abuelo por dibujar “ Hasta sus 88 años hizo caricaturas hasta en las servilletas y en cualquier momento. Su pasión fue el dibujo más que la industria cinematográfica”, concluyó Héctor.