Por Natalia Boffelli (Lic. En Psicopedagogía. MP 13-1567) | periodico@elmilenio.info
Grupo operativo, según lo ha definido Enrique J. Pichon-Riviére, “es un conjunto de personas con un objetivo común”, al que intentan abordar operando como equipo. Gran parte del trabajo del grupo operativo consiste en el adiestramiento para operar como equipo.
Para ello, sea una empresa, institución pública o privada, ONG, asociaciones de diferentes índoles, Fundaciones, entre tantas formas de armar agrupaciones de trabajo, se requiere claridad en el objetivo de trabajo y roles y funciones de cada uno de sus miembros, transversalizados por la comunicación formal y la armónica convivencia. Claro está que esto es lo ideal, pero requiere trabajo para conseguirlo.
Cada una de las partes o individualidades deben tener la capacidad e idoneidad para cada rol pues la combinación y anclaje de cada una de ellas dependerá el desempeño del grupo.
Dejar de lado la incomunicación o la informalidad en la misma requiere de preparación y recursos para mejorarla para los cuales cada persona o profesional debe saber que las comunicaciones informales atraen malos entendidos o interpretaciones erróneas por las cuales pueden generarse conflictos; por tanto, estar preparados para ello es parte de generar operatividad entre las partes.
La convivencia es otro factor muy importante para ser atendido en el interior de cualquier grupo de trabajo dado que las personalidades conjugadas con los modos, formas y sucesos o hechos que acontecen requieren de una mirada profunda para el bienestar y equilibrio laboral, psicológico y emocional de cada miembro y del equipo en consecuencia. Erradicar los hábitos o sucesos inadecuados, negativos es una meta a perseguir y cada parte debe ser consciente que el clima de trabajo de un equipo aporta o no a su desempeño de forma contundente.
El respeto de los roles y funciones también es primordial dado que cada agrupación establece formas de circulación de información, tareas y comunicación acorde a su elección y respetar esta forma es primordial para poder pertenecer o no al agrupamiento, a esto se le suma la pertenencia al lugar de trabajo y la convicción de los objetivos a perseguir y la modalidad como se lleva a cabo.
En modo común sería tener puesta la camiseta del equipo o no y para ello se necesita que cada individuo pueda trabajar consigo esta cuestión para dar lo mejor de uno o dar un paso al costado. Las personas que ocupan roles de los cuales no están de acuerdo enquistan problemáticas dado que no están contentos consigo y tampoco lo estarán con los demás. Pensarlo, reflexionarlo o dialogar acerca de ello puede hacer que las situaciones cambien, siempre respetando cada posición que se ocupa y con respeto a las formas.
El reconocimiento es un factor importante en todo grupo o equipo de trabajo, que implica la motivación para seguir aprendiendo y trabajando en post del grupo, potenciando las capacidades individuales y desterrando los individualismos. Las motivaciones pueden ser de diferentes formas, pero requieren de presencia explícita para activar a las personas.
Y por último resaltaría las capacitaciones que acorde a los roles se necesitan para no quedar desvinculado de las sociedades o partes de ellas para las que se brindan los servicios. Estar atentos a movilizar y movilizarse para aprender es importante y más en estos momentos donde los vínculos entre personas, sus necesidades, la tecnología y la comunicación van a velocidades de cambio constante. Dar espacios de capacitación y capacitarse es un compromiso que debe estar presente en los diferentes miembros de un grupo.
Buscar calidad de trabajo grupal depende o es responsabilidad de todos y de cada uno.