- Redacción: Matías Candoli. periodico@elmilenio.info. Participaron: Bruno Renon y Benjamín Calzado (4to IENM). Martina Morales, Micaela Acevedo y Brunella Lorenzatti (4to IMVA).
Desde los 10 años, Paulo Zuleta se aferró a las artes marciales como modo de vida. A los 31, este deportista unquillense con una reconocida carrera en Córdoba, el país y Sudamérica, acaba de participar de su quinto mundial: tres en Japón, uno en Brasil y este último en Bulgaria, donde llegó hasta segunda ronda. En junio, se llevó la victoria en la Copa Latinoamericana de Karate Kyokushin – KWU SENSHI, celebrada en Chile.
Antes de su último viaje, el unquillense mantuvo una extensa charla con El Milenio en la que repasó su historia como karateca y también como profesor y entrenador. “Cuando tenía 10 años fui invitado a presenciar un campeonato que había en Córdoba. Mi papá practicaba karate cuando él era joven y un ex compañero lo invitó, así que nos llevó para conocer”, recordó el joven.
“Como niño amante del animé en ese momento, me llamó muchísimo la atención y le pedí a mi papá que me inscribiera. A la semana siguiente al torneo fuimos a probar una clase y bueno, desde ese momento estoy en esta”, resumió con una sonrisa.
Siguiendo con los recuerdos, y mezclando con su presente, el karateca hizo una especie de balance de su carrera: “Tuve muchos momentos lindos, la verdad que todos fueron satisfactorios viéndolos desde el presente, pero en ese momento se sentían difíciles y frustrantes. Ahora que ya tengo otra edad y otro recorrido, lo disfruto mucho. Sigo compitiendo y tuve importantes logros personales, como haber participado en tantos mundiales, más allá de los resultados”.


Zuleta no duda en definirse como karateca, aunque más recientemente ha incursionado en el kickboxing, una disciplina distinta. “Si bien nosotros practicamos un estilo de kickboxing que está relacionado con el karate, al tener distintas reglas, es distinto el ambiente y la modalidad”, explica Zuleta y añade: “El karate Kyokushin es lo que me representa en todo lo que significa la disciplina y la filosofía de vida que voy transitando, como instructor y como deportista”.
Con varios títulos ganados a nivel provincial, nacional y sudamericano, Paulo Zuleta conserva intactas las ganas de seguir compitiendo. Además, se dedica a dar clases de Educación Física en el colegio Nuestra Señora de Lourdes y en su dojo, llamado Senshi Dojo, que funciona en el Gimnasio Octubre de Unquillo.
Zuleta contó que empezó a dar clases a los 18 años y que siempre le gustó compartir su experiencia y acompañar la formación de nuevos artistas marciales, aunque reconoció que la faceta de entrenador a veces es difícil de combinar con la de competidor internacional.
“Tuve etapas en las que seguía dando clases, pero tenía la atención mucho más puesta en competir. Siento que hoy en día estoy disfrutando ambos roles. Me lleva tiempo y es un poco cansador, pero sé que también quizás ya esté transitando mi última etapa a nivel competitivo, no sé cuánto durará, si un año más, dos, tres o cuatro. Así que estoy poniendo más fichas que nunca en capacitarme, estudiar y observar, para también poder transmitirlo en la formación de nuevos karatecas”, explicó Zuleta.

Una siembra para el futuro
Como Paulo Zuleta, muchos sensei (maestros) apuestan a enseñar para promover el karate como deporte y como cosmovisión. Por eso el unquillense no busca “sacar campeones”, sino que su mirada está puesta en la formación personal de cada alumno, independientemente de si decide competir o no.
“Técnica y físicamente, cada uno es distinto y está posicionado en una situación distinta, así que requiere un entrenamiento distinto. Yo no quiero que mis alumnos sean como yo entrenando o peleando. Pero sí trato de transmitirles lo que yo viví, esto que me ha dado resultado a mí y que tiene que ver con la disciplina, el esfuerzo y la tolerancia a la frustración”, explayó el sensei.
Y para finalizar, las palabras de Zuleta desprenden algunas claves de esa filosofía marcial oriental: “Hacer las cosas con dedicación, con prolijidad y ser consciente de eso. La constancia es más importante que los resultados. Si uno gana, va a estar feliz, si pierde, estará triste; pero lo importante no es quedarse en la victoria o en la derrota, sino seguir. Festejamos, nos apenamos y pasamos de página. Así, al día siguiente, si el karateca logra hacer un análisis de lo vivido, estará conforme con la experiencia”.


Defensa personal, lo nuevo para Zuleta en el IENM
Siempre dispuesto a encarar nuevos desafíos, el deportista y entrenador se acercó recientemente a una búsqueda del Instituto Educativo Nuevo Milenio de Unquillo para dictar algunos talleres de defensa personal.
“Lo tomé como un desafío”, confesó Paulo Zuleta. “Me llamó una ex alumna que trabaja en el colegio y me contó que estaban buscando gente para esa tarea. No es común que un colegio realice ese tipo de talleres o abra esa clase de espacios. Me pareció interesante y súper positivo para transmitir técnicas, estrategias y mis propios valores y experiencias transitadas a lo largo de los años”, indicó.
Sobre las diferencias entre la enseñanza del karate y la defensa personal, Zuleta explicó: “En el taller de defensa personal yo estoy intentando dar herramientas para situaciones en las cuales una persona se ve agredida, para que sepa cómo responder. Pero siempre el concepto de defensa personal es evitar la lucha. Es la gran diferencia con las clases que doy en mi dojo, donde los alumnos vienen para aprender a luchar”.
