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Quince años de la Fundación MACU

El notorio edificio que se levanta en el ingreso sur de Unquillo fue soñado en 2008 por un grupo de vecinos y artistas deseosos de contar con un espacio adecuado para el arte contemporáneo. Nueve años de esfuerzos, eventos y donaciones pasaron hasta que pudieron inaugurar su primera muestra en 2017. Hoy, siguen avocados a terminar la gran obra para hacer muestras permanentes y recibir obras en donación.
  • Redacción: Simón Obregón y Tomás Huens (4to IENM). Corrección: Lic. Mabel Tula.

El propósito inicial era crear un paseo de esculturas, pero los vecinos, vecinas y artistas de la Fundación MACU se animaron a soñar en grande y decidieron ir por todo: un edificio propio que reuniese las características y condiciones propias de un museo de arte contemporáneo, una empresa inédita en Sierras Chicas.

En 2017, tras nueve años de trabajo, finalmente el MACU (Museo de Arte Contemporáneo de Unquillo) abrió sus puertas con tres salas y una muestra de 60 obras. Según destacan desde la Fundación, el 95% del museo se construyó gracias a las colaboraciones de los propios expositores, quienes donaron al museo un porcentaje del valor de las obras que se vendían en los eventos.

Adriana Hoya es kinesióloga de profesión y forma parte de la fundación desde sus inicios, desempeñándose actualmente como secretaria. Al igual que el resto de quienes integran el MACU, Adriana trabaja voluntariamente para sostener y fortalecer este espacio colectivo que tanto la enorgullece y cuya historia comparte con El Milenio.


El Milenio: ¿Por qué decidiste formar parte del MACU? 

Adriana Hoya: Porque me convocó gente amiga y, aunque no tiene nada que ver con mi profesión, me pareció muy interesante. A mí me gusta todo lo relacionado con el arte y sentí que estaba bueno dar una mano al “pueblo de artistas”, como le decimos. Realmente es un trabajo que nos ha generado mucho orgullo, es un gran esfuerzo, pero lo disfrutamos. 

EM: ¿Y qué historia tiene detrás el museo?

AH: Empezamos a reunirnos un grupo de vecinos con el propósito de armar un paseo de esculturas cerca del ingreso del pueblo y después se decidió construir el edificio del museo. Hicimos eventos y fiestas para juntar fondos, todo con mucho apoyo de los artistas. Básicamente gracias a que ellos donan un porcentaje de las obras que se venden, hemos podido edificar.

Hicimos muestras en distintos lugares (en el Museo Spilimbergo de Unquillo, en el Palacio Ferreyra, en la Galería Marchiaro de Córdoba) a nombre de la Fundación MACU y finalmente en 2017 pudimos empezar a exponer en nuestro propio edificio.

EM: ¿Cómo se organizan las muestras?

AH: Se hace una selección para cuatro muestras al año. Los artistas presentan proyectos, se seleccionan, conocemos a los futuros expositores y se decide con un criterio que sea armónico. Se puede elegir un tema como, por ejemplo, solo pintura o solo fotografía, o se hacen muestras colectivas con varios artistas, eso se va decidiendo según lo que se presente. Los artistas a su vez tienen una trayectoria porque es un museo, no es una galería de arte. 

EM: ¿Qué tipo de eventos realizan aparte de las exposiciones?

AH: Hemos ofrecido talleres literarios y de dibujo, que se pueden hacer en las mismas muestras, y también hicimos cine a cielo abierto. Hemos albergado presentaciones de libros e incluso actuaciones del coro municipal.

También hay un bar en el museo y una tienda donde se venden objetos de distintos artistas y libros, todo eso genera ingresos para el museo. Recientemente tuvimos platos en cerámica intervenidos por artistas que ponían a la venta, la gente que viene, los ve y los compra.


EM: ¿Qué beneficio aporta el museo a la ciudad?

AH: El MACU es fundamental. En Unquillo tenemos varios museos, pero son todos casas museos, es excelente lo del Spilimbergo, lo de Rivolta, la Capilla Buffo, pero son casas. En cambio, el MACU está construido como museo. Es una obra que falta terminar, por supuesto, pero tiene los parámetros de luces y de tamaños que necesita el arte contemporáneo para ser contemplado.

Es un importante centro cultural cuyo acceso es fácil, no se cobra entrada. Sobre todo, nos dirigimos a la gente joven porque creemos que, teniéndolo accesible, van a empezar a conocer cada vez más. 

Se abre un mundo nuevo para Sierras Chicas, ya que es complicado ir a visitar los museos de la ciudad en Córdoba, por lo que creemos que es importante para todo el corredor. El MACU es un espacio para generar expresiones culturales y talleres para toda la zona.

EM: Con el tema de las redes, ¿se mueve un poquito más? 

AH: Sí, eso realmente ha cambiado mucho la repercusión, porque en las redes tenemos muy lindos comentarios, vemos que la gente lo ve, publicamos siempre las obras que están dispuestas, anunciamos lo que viene. Realmente es una herramienta indispensable ahora.

EM: ¿Y qué proyectos tienen a futuro?

AH: Principalmente terminar el edificio. Nos falta toda la baranda de afuera y tampoco podemos recibir obras en donación porque no tenemos depósito. El objetivo principal de la fundación es que funcione el museo, que se pueda mostrar. 

Una vez que esté terminado ya se va a poder abrir permanentemente con autoridades y empleados, por ahora funcionamos sólo con voluntarios de la fundación, los fines de semana. 


EM: ¿Y algún otro proyecto, por ejemplo, una exposición especial?

AH: Hay mucho dentro del mundo del arte. Se pueden hacer instalaciones, cosas con movimiento, hemos tenido proyecciones de videos que interactúan con las obras que están colgadas, siempre se trata de adaptar lo que el artista ofrece al espacio. 

Como es un museo de arte contemporáneo, en general las muestras son de artistas vivos. Hay posibilidad de que se genere el interés por exponer acá y nosotros hacer una curaduría para tener una buena muestra. También está la posibilidad de hacer exposiciones de gente totalmente desconocida, entonces a lo mejor se puede hacer un modelo de colectiva como para dar un impulso. Todas esas posibilidades están habilitadas y esperamos explorarlas a todas.