El Milenio

Noticias de Sierras Chicas

Ojos que no ven, corazón que siente

Luz Argüello perdió la vista a causa de la retinosis pigmentaria, lo cual la llevó a descubrir nuevas pasiones. A sus 66 años, la vecina de Río Ceballos se consagró campeona nacional de bochas adaptadas por quinta vez.
  • Por Matías Candoli. periodico@elmilenio.info
  • Colaboración: Martina Soria y Francesca Linare (4to IENM). Valentina Torturro y Felicitas Fernández (4to IMVA).

Se podría decir que, aunque Luz Argüello no puede ver, nunca dejó de mirar al futuro. A sus 66 años, la vecina de Río Ceballos proyecta lo que viene por delante ligado a su familia y también a las bochas, un deporte en el que fue creciendo tanto que este año logró su quinto título nacional. 

La bochófila, tal como se nombra a quienes practican el centenario juego de “lisas y rayadas”, le contó su historia a El Milenio y habló, entre la resignación y la aceptación, sobre la condición que la aqueja: la retinosis pigmentaria. “Cuando comienza a avanzar esta problemática generalmente se llega a la ceguera. Desde el año 1996 no puedo andar sola, así que mi vida comenzó a cambiar”, contó.

Algunos años tardó Luz y su familia en acomodarse a la nueva forma de vivir hasta que, a fines de 2000, empezó a conocer el deporte. “Me invitaron a una fiesta de fin de año donde conocí a muchas personas. Ahí me entero que algunos varones participaban en torneos interprovinciales de bochas adaptadas para personas ciegas o con disminución visual. Me interesó y eso hizo que comience a practicar”, recordó con entusiasmo la deportista.

Lo cierto es que las bochas son, hace mucho tiempo, una de las disciplinas más inclusivas en cuanto al rango de etario y las capacidades físicas requeridas. “Es un deporte muy apropiado porque se practica en canchas lisas, no es una competencia de contacto o que implique correr, por ejemplo. Es tranquilo y está bueno, porque uno sigue activo en la parte social y en la parte deportiva, lo cual es muy beneficioso”, coincidió Luz.

Para las bochas adaptadas el reglamento es el mismo que las bochas convencionales. La diferencia es que los jugadores juegan con los ojos tapados (ya que algunos tienen ceguera total y otros, disminución visual) y, además, cuentan con un guía técnico que les indica dónde está el bochín o cómo efectuar el tiro, mide las distancias y conversa con los jueces. 

“Tenemos que escuchar la voz del guía a ver qué nos dice, porque es quien ve la imagen de la bocha y de la cancha. Se lanza el bochín y el guía se acerca y te dice: ‘Está a tanta distancia de la mitad de la cancha’, ‘Se pasó un metro’, ‘Está a la derecha, a la izquierda’, etc. Después generalmente se ubica dónde está el bochín o dónde quiere que juguemos los tiros”, explicó Luz.

La satisfacción llegó con títulos

Luego de decidirse a arrancar a practicar, empiezan las ganas de competir y, cuando las cosas van bien, empieza a “picar el bichito” de ganar torneos. Más o menos eso fue lo que le pasó a la deportista de Río Ceballos. Arrancó las competencias en 2003 y no paró más. “Ese año comienzo a practicar con otra señora. Fuimos las dos primeras mujeres cordobesas que empezamos a jugar. Se hacían torneos interprovinciales, amistosos, no sólo en Córdoba, sino también en otras provincias”, contó.

Con esfuerzo y perseverancia, lograron que la Confederación Argentina de Bochas reconozca a las bochas adaptadas para personas con discapacidad visual como una categoría más. “En 2008 nos incluyeron en los torneos argentinos. En nuestro caso, la Federación Cordobesa y la Asociación Cordobesa también nos avalan, nos prestan canchas. Nosotros vamos a jugar, además de competir, para que se siga conociendo el deporte y se acerque cada vez más gente”, dijo quien, cuatro años antes, conseguía un significativo primer logro: ser la mujer mejor ubicada en un interprovincial mixto.

En 2010, vinculada a la Asociación Cordobesa de Bochas, Luz jugó un torneo argentino y quedó en cuarto lugar. En 2011 llegó su primera gran consagración, en Paraná. “Ese año no pudo ir a guiarme mi hija Ivana Peralta, por lo cual me acompañó una señora de Rafaela. Así gané mi primer campeonato argentino”, recordó. 

Repitió el logro en 2013, en el torneo disputado en San Jorge, provincia de Santa Fe. El tercer campeonato argentino ganado fue en Zárate, provincia de Buenos Aires, en el año 2016, y dos años después llegaría el cuarto título en Cerrito, Entre Ríos.

Este año, representando al club Sportivo Vicente Agüero de Colonia Caroya, ganó el quinto título nacional en Monte Buey, Córdoba. Muchas veces, como pasa en otras disciplinas, los deportistas representan a instituciones de otras localidades. Luz Argüello, por ejemplo, es del Círculo Italiano de Río Ceballos, pero varias veces compitió en nombre de otros clubes.

Si bien luce orgullosa sus trofeos, Luz no pierde de vista lo esencial: “El mayor logro que yo considero es el de participar en todos estos torneos anuales. El deporte, en lo físico, nos activa la mente, la circulación, las articulaciones, los músculos. En la parte social es también muy importante porque conocemos personas, lugares, en las bochas también suelen estar incluidas las familias, como en el caso de mi hija y mi yerno”.

A sus 66 años, el seguir activa y compitiendo a nivel nacional le trae muchas satisfacciones. “Un muchacho 30 años menor, que también juega a las bochas, me felicitó el otro día por mi vitalidad y mis ganas cuando vio todos mis trofeos en casa”, contó con orgullo. Es que de eso se trata: de seguir entrenando, participando y derribando los aparentes obstáculos de la vida, como puede ser una discapacidad visual. 

En este sentido, Luz Argüello agradeció a a clubes, federaciones y autoridades municipales de Río Ceballos, para cerrar diciendo: “Estoy convencida que nosotros podemos hacer diferentes actividades, estamos presentes, somos personas como las llamadas ‘comunes’, así que es muy importante para mí y en general para todos los que participamos, poder hacerlo y seguir en el deporte”.