- Colaboración: Rocío Ibarra y Valentín Alive (4to IENM). Santiago Romano, Facundo Alanis y Tiago Mastronardi (4to IMVA).
Los Bomberos Voluntarios de Unquillo actualmente cuentan en sus filas con más de cincuenta miembros activos (40% de los cuales son mujeres) y un equipo compuesto por cuatro camiones autobomba, tres camionetas, un cuadriciclo y una moto.
Atrás en el tiempo parecen haber quedado las primeras épocas, cuando se podían contar con los dedos de una mano los integrantes del grupo. Incluso solían reunirse en sus propias casas ya que no contaban con sede propia, sino solo una pequeña oficina prestada en el edificio municipal.
Para el actual presidente de la Comisión Directiva, Pablo Calderón, es todo un orgullo ser parte de este impresionante grupo humano. “El trabajo del bombero es una actividad voluntaria, donde cada quien decide hasta cuándo quiere aportar. Es una hermosa responsabilidad que te va enseñando valores que se han ido perdiendo en el tiempo”, sostuvo en una entrevista con El Milenio.
En ese sentido, destacó que se trata de una acción donde “no se distingue ni religión, ni color político, ni condición social. El bombero voluntario busca ayudar a una persona que no conoce, y hará lo imposible por salvarla”.
Según comentó Calderón a este medio, el actual objetivo de la Comisión Directiva es mejorar su independencia financiera y administrar mejor sus recursos para no depender tanto de la ayuda estatal. “Con los subsidios muchas veces sólo llegás a cubrir el 50% de los trabajos de mantenimiento y de reparación de equipos”, se lamentó y agregó que “con la inflación actual, planeás comprar una camioneta y al poco tiempo esos fondos no te alcanzan ni para comprar una bicicleta”.
Por esta misma razón, también están buscando mejores vías para recibir ayuda de los vecinos interesados en colaborar con la institución, como retomar el cobro de una pequeña cuota solidaria a los socios o las tradicionales ventas de empanadas que cada tanto promocionan en sus redes sociales.

El comienzo de un sueño
El cuerpo de Bomberos Voluntarios de Unquillo logró obtener oficialmente su personería jurídica el 30 de octubre de 1996. La institución fundada por Antonio Sagristani comenzó con un pequeño grupo de vecinos interesados por mejorar la seguridad de Unquillo y alrededores.
Vale recordar que, hacia fines del siglo pasado, en la región solo operaban los cuarteles de Río Ceballos, Jesús María y Carlos Paz. Así que como recuerda Calderón, si había algún incendio en la localidad, “lo más probable era que se consumiera toda la casa antes de que llegara la ayuda”.
Este primer cuerpo de servidores públicos sólo contaba con cinco integrantes, la mayoría, vecinos de ciudades aledañas. Solían trasladarse en sus propios vehículos a la hora de atender las emergencias que se iban suscitando. “Mientras esperábamos que llegara el único camión cisterna de la municipalidad, trabajábamos con extintores o mangueras de jardín. Se hacía todo muy a pulmón”, destacó el entrevistado.


No fue hasta finales de 1998, luego de mucho esfuerzo, que lograron conseguir su primer vehículo de dotación, un Jeep Gladiator. De ese año también recuerdan, con especial cariño, el viaje que realizaron al Amazonas, siendo una de las primeras salidas para asistir a otras instituciones.
En 2001, el cuartel se trasladó a su actual sede, ubicada en Santa Fe 636, un espacio cedido por el municipio. Dos años después, la Federación de Bomberos de Córdoba los asigna como parte de la Región Nº 6, compartiendo la responsabilidad de cuidar el cordón serrano junto con las fuerzas de La Calera y Río Ceballos.
Para fines de 2007, los Bomberos de Unquillo sumaron a su flota dos camionetas, una autobomba y el primer vehículo 0 km, gracias al Plan Provincial de Manejo del Fuego.


“Es una hermosa responsabilidad que te enseña valores que se han ido perdiendo. El bombero voluntario busca ayudar a una persona que no conoce, y hará lo imposible por salvarla”
Pablo Calderón
Voluntad que se renueva
Para el cuerpo unquillense, uno de los mayores desafíos a los que se enfrentan en los últimos años es el pronunciado crecimiento poblacional de la región, donde lo óptimo sería contar con los suficientes bomberos para cubrir la demanda cada vez más grande de la población civil.
“Si bien los incendios forestales son una de nuestras principales preocupaciones debido a su gran agresividad, otro de los problemas que afrontamos es el aumento del tránsito en las rutas y caminos, donde siempre debemos estar preparados para maniobras de rescate y primeros auxilios”, remarcó Calderón.
También suelen brindar capacitaciones a escuelas y centros deportivos, donde se tratan temas como prevención de accidentes en terrenos agrestes, reconocimiento y recomendaciones para encuentros con ofidios, así como primeros auxilios y medidas a tomar en casos de emergencia.


Ante un incendio
Finalmente, desde el cuartel explicaron que la mejor forma de ayudar a la institución es actuando con precaución y respeto hacia el medio ambiente. No obstante, en caso de un incendio, siempre es necesario llamar a las vías de comunicación oficiales, al 100 o a la línea gratuita 0800-888-38346 (FUEGO).
“Si bien estamos atentos a nuestras redes sociales, nunca es conveniente avisar de una situación de emergencia por esas vías”, resaltó Calderón, aclarando que siempre están preparados para responder, como mínimo, tres personas las 24 horas del día.
También comentó que es importante considerar la gravedad del problema antes de emitir una llamada. Por ejemplo, ante un problema de abejas, es recomendable llamar primero a un apicultor, salvo que haya una persona en peligro.
“Para incendios claramente estamos nosotros, para situaciones de inseguridad hay que llamar al 101, es decir a la policía, y para situaciones de emergencia médica, a la ambulancia”, resumió el presidente de la Comisión Directiva.
