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Daniel Salibi: “Lo que nos tocó vivir fue una película”

Daniel Salibi analizó la primera mitad de su sexto mandato, donde la pandemia obligó a movilizar la mayor parte del presupuesto hacia cuestiones sanitarias y sociales. Sin embargo, destacó los avances realizados en seguridad vial, la incorporación de maquinaria, las reformas del Polideportivo y el nuevo predio destinado al tratamiento de residuos verdes.

Colaboración: Brunella Rolandi y Lautaro Pérez (6to IENM). Andrés Manrique, Mateo Oliva y Alejo Muntaner (4to IMVA).


Con el tono calmado que lo caracteriza, Daniel Salibi repasó los logros y desafíos de su gestión tras casi dos años de pandemia. En este sentido, reconoció que muchos de los objetivos planteados a principios de 2020 tuvieron que suspenderse para darle prioridad a la emergencia sociosanitaria.

No obstante, también se mostró optimista de cara al futuro, destacando las obras realizadas (como la nueva pista de skate y las reformas del Polideportivo), la implementación del Sistema de Control y Prevención Vial (SiCoPreV) y la incorporación de nuevas maquinarias y vehículos a la flota municipal.

A 22 años de su primera elección y tras seis mandatos consecutivos, Salibi afirmó una vez más que “se debe a los vecinos de Mendiolaza” y que lo mejor que le ha pasado en su gobierno es “poder disfrutar de la calle”, al tiempo que adelantó su aspiración de convertirse en gobernador cuando concluya su mandato.

El Milenio: ¿Cómo afectó la pandemia a los planes que tenía para el 2020 y cómo respondió el Estado ante esta crisis?

Daniel Salibi: Nos habíamos propuesto varios objetivos el año pasado, pero nunca nos hubiéramos imaginado lo que nos tocó vivir, una película. El 16 de marzo estábamos celebrando un gran festival con cinco mil personas, y cuatro días después nos encontrábamos encerrados sin poder movernos. Nos cambió la vida y seguramente nos dejará muchas enseñanzas a todos.

En definitiva, gran parte del presupuesto hubo que gastarlo en salud y asistencia social, en la gente que perdió sus trabajos y en los emprendimientos que habían cerrado. Estamos hablando de familias enteras que tuvieron que recurrir al Estado para poder comer o pagar un alquiler porque se habían quedado sin trabajo. En el momento más grave de la pandemia llegamos a asistir a 257 familias, hoy estamos ayudando solamente a 70.

Hay que destacar que apenas esas personas recuperaron sus empleos, no sólo agradecieron la ayuda estatal, sino que inmediatamente pidieron dejar de recibirla. En un país donde siempre está la viveza de pensar “Me lo quedo, total no lo pago yo”, esa actitud es muy valorable.

EM: ¿Qué pasó con esos objetivos que tuvieron que suspenderse el año pasado?

DS: Los fuimos ejecutando este año. Aprovechamos gran parte del presupuesto para la compra de maquinarias y además creamos un Sistema de Control y Prevención Vial. 

En cuanto a obras, muchas ya se ejecutaron o se están por ejecutar, como el pórtico de ingreso para nuestro colegio primario, las obras de cordón cuneta o incluso una ayuda de un millón de pesos que otorgamos al Cuartel de Bomberos en su 25 aniversario. 

En la pandemia nos centramos mucho en los más grandes. Invertimos en mejorar el Centro de Jubilados y creamos un programa de asistencia domiciliaria para adultos mayores, para que quienes están solos tengan un acompañamiento al menos dos o tres horas. Ellos fueron los que más sufrieron esta situación y es bueno poder visitarlos, ya sea para tomar unos mates, hacerles algunas compras o retirarles los remedios.

EM: ¿Cómo va la construcción de la nueva pista de skate y las reformas del Polideportivo?

DS: Ambas obras ya se encuentran adjudicadas: el Polideportivo se encuentra en la segunda etapa (estamos buscando que la plaza tenga todos los juegos de última generación), mientras que la construcción de la pista de skate comenzó el 8 de noviembre. 

Es muy bueno lo que se hizo con el skatepark, ya que fue una idea consensuada con los chicos. Ellos saben qué y cómo quieren la pista. Ahora, por ejemplo, se está trabajando en la construcción de unas tribunas para que los jóvenes tengan su espacio y puedan disfrutarlo de la mejor manera posible.

“Muchas personas tuvieron que recurrir al Estado para poder comer o pagar un alquiler porque se quedaron sin trabajo. En el momento más grave de la pandemia llegamos a asistir a 257 familias”.

Daniel Salibi

EM: ¿Considera que la prestación de servicios municipal fue creciendo a la par del aumento poblacional?

DS: Sin duda y conseguirlo fue un gran desafío. Cuando asumí en 1999 sólo contábamos con un compactador chiquito para la recolección de residuos, un camioncito regador y un rastrojero, en una ciudad de, por entonces, 1800 habitantes.

A medida que pasó el tiempo, nos fuimos adaptando al crecimiento poblacional (con un promedio de casi mil habitantes nuevos por año), algo que se reflejó en el presupuesto y en la compra de nuevas maquinarias. A día de hoy, tenemos 22 mil habitantes y una flota de más de 40 vehículos. 

Estos no sólo sirven para recolección de residuos, barrido, limpieza, alumbrado o mantenimiento de espacios verdes, sino que también incluyen móviles de seguridad, por ejemplo. La verdad que estoy muy orgulloso de poder prestar todos estos servicios a los vecinos desde el municipio.

Eso sí, uno de los servicios más caros que tenemos actualmente -y que se lleva prácticamente el 30 o 35% del presupuesto-, es el de recolección de residuos. 

EM: ¿Y por qué sucede esto?

DS: Es un tema complejo, mientras que en la mayoría de los municipios de Sierras Chicas se están cerrando los basurales a cielo abierto, nosotros desde el año 2000 trasladamos los residuos al predio de Piedras Blancas, lo cual conlleva un gasto importante.

Implica tener tres camiones disponibles, una camioneta y quince personas trabajando. En Piedras Blancas tenemos que abonar dos mil pesos por tonelada de basura y estamos llevando un promedio de 350 toneladas mensuales. Hoy lo que está faltando a nivel Nación y Provincia es un programa con un buen presupuesto, porque deberían cerrarse todos los basurales a cielo abierto.

Otro grave problema son los residuos verdes. Hace treinta años la solución quizás era quemar todo, cosa que hoy está prohibida por el impacto ambiental que significa. Por eso estamos trabajando en un predio para destinar esos residuos, hacer compost y procesarlo de otra manera, al tiempo que empezamos a aplicar la recolección diferenciada para materiales reciclables.