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La vida detrás de una Leona

La subcampeona olímpica Micaela Retegui charló con El Milenio luego del gran performance que tanto ella, como el equipo demostraron en el país del Sol Naciente a mediados de agosto de este año.
  • Por Mía Iribas y Rocío Blanco
  • 4to Año Instituto Milenio Villa Allende

Las Leonas, quienes actualmente representan a la Argentina en hockey sobre césped, actualmente son consideradas las grandes embajadoras del deporte argentino luego de que el pasado 6 de agosto volvieran al país con la medalla de plata en los últimos Juegos Olímpicos celebrados en Tokio, Japón.

De esta forma, luego de varios partidos diputados, lograron llegar a la final, en la que jugaron contra Holanda, donde cayeron por 3 a 1. No obstante, el equipo ganó la medalla de plata, fruto de todo su esfuerzo, dedicación y disciplina.

El Milenio tuvo el honor de comunicarse con Micaela Retegui, hija de Carlos Retegui y volante del equipo, con el fin de realizar una entrevista sobre experiencia en los pasados Juegos Olímpicos e investigar un poco sobre su vida diaria.


El Milenio (EM): ¿Hace cuánto juega al hockey?

Micaela Retegui (MR): Juego al hockey desde los 3. Desde que nací estoy en una cancha de hockey por mis viejos, empecé desde muy chiquita.

EM: ¿Cuándo estabas empezando, creíste que podías llegar tan lejos?

MR: La verdad que cuando arranque a jugar uno siempre sueña con llegar pero lo ve lejano, lo importante es siempre seguir haciendo lo que a uno le gusta y tarde o temprano las cosas llegan.

EM: ¿Hay alguna persona a la que admires y te inspire a seguir haciéndolo?

MR: Admiro a mis viejos por la manera que me enseñan y hacen vivir la vida.

EM: ¿Cómo fue su recorrido antes de entrar a las leonas?

MR: Empecé debutando en la primera de mi club a los 16 años (San Fernando).

Me convocaron al junior de Argentina ahí jugué los Juegos Olímpicos de la juventud en China 2014 y estuve en los procesos de panamericano junior y mundial junior, luego de quedar afuera de ambas listas dediqué al estudio a full al estudio y a trabajar además de dedicarme a jugar con el club que amo y amare por siempre.

Luego, en 2019, llego la convocatoria a las leonas donde no podía creer la oportunidad que me estaban dando.

EM: ¿Hubieses elegido otro tipo de vida?

MR: La verdad no se si hubiese elegido otro tipo de vida, amo mi vida profundamente. Solo se que cualquier cosa que el destino me hubiese puesto en el camino, lo hubiese vivido a pleno.

EM: ¿Cómo es tu rutina diaria?

MR: Un día normal en mi vida es 8:30 encontrarnos en el Cenard para entrenar hasta las 12:30 de ahí descanso hasta las cuatro de la tarde que volvemos a entrenar en el Cenard al medio día trato de meterle a full a la facultad y a la noche tipo 20:45 horas voy al club.

EM: ¿Le implicó dejar cosas que amaba para seguir haciéndolo?

MR: Obviamente que estar en el seleccionado implica dejar cosas de lado, obviamente por decisión propia, faltar a salidas con amigos, fiestas, priorizar el descanso es fundamental.

EM: ¿Qué sentiste al jugar en los Juegos Olímpicos?

MR: Jugar los Juegos Olímpicos es algo que no puedo explicar con palabras, va más allá de uno, es más que un sueño, son miles de sentimientos juntos. Algo inolvidable.

EM: ¿Cómo es la relación con tu papá, siendo él el entrenador?

MR: La relación con mi viejo es espectacular por más que sea mi entrenador, sabemos separar muy bien los roles. Cuando cruzamos la puerta del Cenard o estamos entrenando o cualquier cosa que implique estar con las leonas soy una jugadora más y él el entrenador.

Cuando se sale del Cenard o se termina el horario de entrenamiento pasamos a ser padre e hija, hablar de nuestras cosas, tratamos de dejar el hockey de lado y enfocarnos en nuestras vidas.

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