Colaboración: Jazmín Lasso Pinti y Joaquín Carrasco (6to IENM). Ignacio Chesa, Ignacio Adansia y Tobías Ibarra (4to IMVA).
El “estatuto deportivo” del ajedrez ha sido cuestionado durante largos años. Considerado por muchos como un juego de mesa, otros lo elevan a la categoría de deporte-ciencia, por el nivel de destreza, táctica y estrategia que demanda.

Más allá de los debates que podrían plantearse, el Comité Olímpico Internacional reconoció al ajedrez como deporte en junio de 1999, aunque todavía no ha sido incluido dentro de los Juegos Olímpicos (al presente sólo ha logrado participar a modo de exhibición en los de Sídney 2000). De hecho, tiene sus propias olimpiadas, organizadas por la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE) hace casi un siglo.
Las dificultades que experimenta esta disciplina para alcanzar reconocimiento a nivel internacional tienen su correlato a nivel local, en un país donde el apoyo estatal ha sido siempre escaso para las disciplinas menos convencionales.
Juan Pereyra llegó al ajedrez “por casualidad”. Da clases, compite y cuenta lo complicado que puede llegar a ser participar de torneos. Hoy, veinte años después de ese primer encuentro con el tablero, todo lo aprendido le permite sostenerse económicamente, un hecho remarcable en el escenario hostil de un deporte muchas veces subestimado.
“He ido a varios de los torneos organizados por el Instituto Milenio y espero que vuelvan, porque eran muy lindos”, comentó el multicampeón de ajedrez.
El Milenio: ¿Cómo surgió tu relación con el ajedrez? ¿Tuviste algún maestro o referente en el proceso de formación?
Juan Pereyra: Mi relación fue casual. Mi familia siempre fue del deporte, pero nadie jugaba al ajedrez. Un día estaba con un amigo y se pinchó la pelota de fútbol, entonces agarramos un juego de ajedrez que él tenía y nos pusimos a ver qué onda.
Semanas después iba caminando cuando vi un cartel y dije “este es el juego de la otra vez”, entonces entré. Tuve un profesor desde los 12 hasta los 20 años. Fue un proceso de aprendizaje bastante bueno, porque me enseñaron la base del deporte, lo cual es bastante aburrido.
Para mí fue lo mejor que me podía haber pasado, porque ya desde chiquito pude ver cómo era la película completa, cuando generalmente lo que se enseña es apertura y medio juego. Recuerdo haberme puesto a estudiar bastante tiempo porque no le daba en la tecla, hasta que empecé a notar que un método me daba resultados. Seguí con esa técnica de estudio y me sigue funcionando.
EM: ¿Cuáles considerás que han sido los sucesos más destacados de tu carrera deportiva hasta ahora?
JP: Para mí el ajedrez es una enseñanza de vida más que una competencia, para estar bien con uno mismo. He sido algunas veces campeón provincial. Gané campeonatos sudamericanos en la categoría sub 18, me consagré en varios torneos a nivel nacional y campeonatos provinciales por equipos también.
Tuve la posibilidad de jugar sudamericanos, por suerte, pero habiendo clasificado a varios panamericanos (dos en Brasil y uno en Colombia), no pude asistir por temas económicos, así que mi techo lamentablemente llegó hasta ahí.
Desde chiquito tuve que convivir con el malestar de no poder viajar por distintos temas, sobre todo monetarios. Muchas veces quise dejar el ajedrez, porque sentía que era un golpe tras otro, pero esa misma bronca de decir “¿por qué me tocan estas cosas a mí?” fue lo que hizo que siguiera adelante.
EM: ¿No existe el apoyo económico por parte del Estado?
JP: No han cambiado los tiempos, aún pasa. Lo vimos hace poco con los deportistas argentinos que debían viajar a los Juegos Panamericanos y tuvo que ser el influencer Santiago Maratea quien les consiguiera los recursos, porque el Estado no se los proveyó.
“De chico escuchaba mucho la frase ‘O gano, o aprendo’. Para mí en el ajedrez no pierdo, aprendo. El máximo logro no es salir campeón, sino lo que tuve que sortear para conseguirlo”
Juan Pereyra
EM: ¿Cómo es la planificación del tiempo de un jugador de tu nivel? ¿Cómo te organizás para una partida importante?
JP: Me toma aproximadamente cuatro o cinco meses prepararme y estar bien para competir, porque además de prepararme físicamente, necesito entrenar todos los días y armar una rutina que me permita llegar al torneo en condiciones.
Muchos cometen el error de fijarse unos días antes contra quién les toca jugar y planifican en base a los datos del oponente. Yo no preparo partidas contra alguien, yo sólo me dedico a entrenar e intentar ser un jugador lo más completo posible.
EM: ¿Hay mucha diferencia entre jugar de manera online y hacerlo presencialmente?
JP: No, además el tema online en ajedrez viene desde la década del 90. Yo ya jugaba ajedrez por internet en 2002-2003. A mí me gusta más jugar por internet que jugar en vivo, porque no tengo que trasladarme para ir a un torneo. Lo único que varía lógicamente es el tema del tacto, las miradas, el ambiente en sociedad, ese tipo de factores, pero el juego en sí no cambia. Los cálculos son los mismos, los jugadores son los mismos.
EM: ¿Es posible vivir del ajedrez aquí?
JP: Bueno, yo vivo del ajedrez. No fue algo que hubiera querido la verdad, pero el año pasado me quedé sin trabajo y decidí empezar a enseñar. En octubre comencé dando clases a dos nenes de San Luis. No sabían ni mover las piezas y ahora uno de ellos salió campeón provincial sub 14, el hermanito quedó tercero.
EM: ¿Qué condiciones considerás que debe reunir un buen jugador?
JP: El ajedrez pasa por la cabeza. Si ustedes creen que no van a lograr algo, seguramente no lo van a lograr, y si ustedes piensan que sí, quizás no lo logren, pero van a estar muy cerca. Sigan, que eventualmente lo van a lograr.
EM: ¿Cuál considerás que es tu mayor logro?
JP: Haber conseguido mi primer trofeo. Puedo recordar varios torneos importantes, pero para mí ese fue mi mayor logro. También te podría hablar de victorias con grandes jugadores, como Miguel Illescas (ocho veces campeón de España y Gran Maestro Internacional), que hoy estamos 2 a 1 en internet.
Siendo chico escuchaba mucho la frase: “O gano, o aprendo”. No era “O gano, o pierdo”. Con el tiempo comencé a tomar en cuenta eso y a jugar con más tranquilidad. Para mí en el ajedrez no pierdo, aprendo. El máximo logro no es salir campeón, sino lo que tuve que sortear para conseguirlo.