Desde mediados de septiembre del 2020, Rusia vino experimentando un aumento sostenido de casos de Covid-19, alcanzando un pico de 29 mil casos por día para el 24 de diciembre pasado. De esta forma superó los 3,1 millones de infectados en menos de tres meses, convirtiéndose en el cuarto país con más casos solo por debajo de Estados Unidos, la India y Brasil.
Esta alarmante suba de contagios fue uno de los factores por los que el gobierno de Vladimir Putín decidió comenzar la campaña de vacunación en dicho país el pasado sábado 5 de diciembre de forma voluntaria y gratuita con la Sputnik V para personas menores 60 años, que no se encuentren atravesando enfermedades crónicas ni tampoco embarazadas.
Durante esos primeros días se dispusieron unos 70 puestos de vacunación en diferentes locaciones del país, aunque mayoritariamente en Moscú donde la cantidad de casos creció más que en otras ciudades. No obstante, son muy pocas las personas civiles que efectivamente se acercaron a los centros de vacunación en el mes de diciembre.
Según reveló el pasado 28 de diciembre el Centro Levada, una organización de investigación sociológica y de encuestas no gubernamental independiente de Rusia, el 58% de la población rusa desconfía de la efectividad de la vacuna, principalmente jóvenes.
“El deseo de vacunarse es cada vez mayor en los grupos de edad mayores de 40 años entre quienes prefieren la televisión como principal fuente de información. Los consumidores de contenido de Internet en todos los grupos de edad optan por abstenerse de vacunas”, sostiene el informe oficial del centro de investigación sociológica.
Entre las razones más populares para no vacunarse se encuentran el deseo de esperar hasta que se completen los ensayos de la vacuna (30%) y el miedo a los efectos secundarios (26%). Mientras que un 12% desea esperar a conocer las contraindicaciones para la vacunación y otro 12% no la considera necesaria.
Una producción lenta pero constante
Cabe resaltar, que los ensayos clínicos de la Fase III de la vacuna todavía no fueron publicados ni liberados por las autoridades sanitarias rusas. Aunque la mayoría de los estudios realizados sobre las Fases I y II, fueron publicados en el mes de septiembre en la revista científica de renombre The Lancet.
El científico ruso Alexánder Gíntsburg, director del Centro de Investigaciones Gamaleya y principal artífice de la creación de la vacuna, afirmó el pasado 22 de diciembre en una entrevista para el medio RT que espera que en las próximas semanas se pueda publicar los resultados de la Fase III en una prestigiosa revista científica internacional inglesa aunque evitó referirse a cual.
En la misma entrevista, Gintsburg también sostuvo que actualmente el principal reto que debe afrontar el gobierno ruso, es la posibilidad de fabricar de forma masiva la vacuna para lograr una inmunidad colectiva realmente efectiva para combatir la epidemia en el país, algo que espera se logre recién para noviembre del 2021.
“Si vacunamos a 70 u 80 millones de personas para que la inmunidad de grupo empiece a dar efecto como resultado de la inmunización, entonces para finales de noviembre se habrán vacunado un número necesario de personas para que la inmunidad colectiva de sus frutos epidemiológicos”, explicó.
Sobre este problema de producción explicó que debido a que las dos dosis necesarias para alcanzar una efectividad del 91,5% de la Sputnik V tienen una fabricación diferente -debido a que trabajan con dos vectores distintos-, requieren de un mayor tiempo de producción pese a tener a las cinco principales empresas farmacéuticas rusas trabajando en el tema.
“Básicamente, nos duplicaron el trabajo. Es como si necesitaras hacer dos autos para avanzar, pero ambos son completamente diferentes: un Jeep y un minibús”, explicó a la BBC; Dmitry Morozov, presidente de Biocad una de las empresas farmacéuticas rusas encargadas de la producción de la Sputnik V.
“Ese es un desafío serio. Significa que tenemos una tarea mucho más difícil que la mayoría de los otros fabricantes”, sintetizó.
No obstante, Gintsburg aseguró que para finales de enero esperan la creación de un nuevo centro de producción en Moscú y la participación de plantas farmacéuticas en la India para acelerar la creación de nuevas dosis. Aunque también aclaró que esta última requerirá un previo control de calidad por parte del Instituto Gamaleya antes de lanzarse a los centros de vacunación.
Venezuela y Bolivia también apuestan por la Sputnik V
Finalmente en los últimos días se supo que tanto Venezuela como Bolivia se sumaron a los países latinoamericanos que confirmaron la compra de la vacuna rusa para el año entrante.
En el caso del país caribeño anunciaron el 28 de diciembre pasado la orden de compra de más de 10 millones de vacunas y esperan iniciar una campaña de vacunación recién para el mes de abril de 2021, una vez que las pruebas y análisis de la Fase III concluyan en el país, de los cuales participan actualmente 2 mil voluntarios, aunque solo 120 fueron vacunados efectivamente.
Bolivia por su parte, acordó la compra de unas 2,6 millones de dosis de Sputnik V, aunque las mismas serán desarrolladas por los socios internacionales del Fondo de Inversión Directa ruso en India, China, Corea del Sur y otros países, por lo que no se espera su llegada en el corto plazo.