Darle vida a un material cotidiano, que alcanzó los límites de su función, es uno de los parámetros con los que trabaja en sus obras Laura Lucero, vecina y artista reconocida por su obra y originalidad en el Concurso Internacional de Jóvenes Grabadores.

- Por Amira López Giménez.
- amiralopez@elmilenio.info
- Malena Petroli
- Francesca Fischer
La cordobesa Laura Lucero y vecina de las Sierras Chicas, fue una de las pocas artistas seleccionada por su trabajo en la Convocatoria Internacional de Jóvenes Grabadores, un concurso federal destinado a estimular la producción de artistas emergentes y a la difusión de producciones de grabado, tanto tradicional como moderno.
Hacer arte para Laura Lucero implica algo nostálgico, un regreso a la infancia y a su abuelo que trabajaba en una imprenta y la atrapó en un mundo de tipografías, aromas, tintas y en el sonido envolvente de aquellas máquinas.
“Apenas abro alguna tinta gráfica siento esa particularidad del aroma que tienen las máquinas y me trasladan directamente hacia mi infancia, a mi abuelo. Mi inclinación al arte tiene que ver con ese carácter nostálgico y también con el espacio que ocupa en mi vida, que prácticamente es full time”, relató Lucero quien, hoy en día, pertenece a diferentes proyectos de arte como los grupos de investigación de la cátedra de Procesos de Producción y Análisis o las de Grabado de la Facultad de Artes (UNC).

El Milenio: ¿Qué técnicas de grabado preferís a la hora de plasmar tus ideas? ¿Tenés alguna temática en particular?
Laura Lucero: Últimamente estuve trabajando con la técnica de serigrafía donde también utilizo sellos. Otra técnica, donde me siento muy cómoda, es el grabado verde o ecológico, siempre me resultó práctico para trabajar algún concepto ideológico. Por medio de esta técnica obtuve un segundo premio en el Concurso Exlibris. Con estas técnicas me desarrollo mejor, porque siempre trabajo desde un lugar de reutilización y reciclado, donde parto desde una postura ideológica. Prácticamente trabajo con los desechos, con el descarte, y por medio de ese descarte genero obra. A lo mejor no llega a ser obra, pero son procesos interesantes de investigación.
Los temas que trabajo son esquemas y circuitos ya que siempre aparecen formas geométricas, también suelo utilizar teoremas, como el de los grafos que utilicé hace algunos años en el montaje de los Siete Puentes que me sirvió para desarrollar el formato de la obra y para organizar al espectador en su recorrido. Siempre mis obras se dan en función de lo que estoy viviendo, influye muchísimo mi cotidianeidad. De todos modos, creo que es una particularidad que aparece en la mayoría de los artistas, brindamos un poquito de lo que vivimos cada día.

EM: ¿Contás con una marca personal que te identifica en el trabajo de una obra?
LL: En relación a mi marca personal, en este momento, son los filtros de automotores, muchos me identifican por ellos. El aporte ha sido muy importante porque en un principio me encontré con este objeto de casualidad, hubo como un enamoramiento apenas nos conocimos y comencé a investigar este material allá por el 2013. Al inicio, los trabajé como objetos solamente, hasta que comencé a indagar y vi cuáles eran sus componentes, en particular la de los filtros cilíndricos que tienen una maya metálica, nunca me había topado con ellos y me parecieron muy particulares.
Comencé a trabajarlos en un proceso bastante largo de desarmado. Una vez que le quité la carcasa exterior pude extraer el papel, que al ser utilizado tiene mucho depósito de partículas, lo limpié con precaución y saqué todo el excedente para trabajarlo.
Respecto a los patrones hegemónicos en el arte creo que, si se trabaja desde el lugar de la hegemonía es muy fácil caer en las modas y es algo que se está tornando muy evidente en las prácticas artísticas, más que nada en las contemporáneas. Yo no trabajo desde ese lugar, me interesan mucho los desafíos, son los que más me movilizan y me generan otro tipo de obra, me permiten distanciarme y ver otras alternativas que se pueden suscitar en una presentación.
EM: ¿En qué consistió la obra con la que participaste en el concurso de Jóvenes Grabadores?
LL: La obra se llama “Recolector de Smog 3”, consiste en un filtro automotriz de aire, de un camión Scania. Es un filtro que está desarmado, donde el papel que lo integra está impreso con la técnica de serigrafía y sellos que pertenecen a un archivo de imágenes. Son aproximadamente ocho metros de papel impreso donde reutilizo los materiales.
El montaje que diseñé para este concurso consiste en un circuito infinito en donde no se sabe cuál es el comienzo o el fin. El tema de los sellos tiene que ver con reafirmar esta idea de infinito porque los filtros tienen una numeración, un código que permite identificarlos y catalogarlos, es un objeto de producción industrial que sirve para un determinado fin.
Lo que me generó, durante este tiempo que estuve recolectando los filtros, es que son objetos que siempre me están asombrando, me llama la atención su funcionalidad que no está a simple vista. Terminé apropiándome de este objeto para darle un nuevo escenario en un trabajo prácticamente de post-producción, donde tomo el sentido para el cual fue diseñado y le doy una vida nueva. Por lo general en casi todos mis trabajos aplico una dualidad entre la vida y la muerte. Para mi, esta obra implica recoger algo que está muerto para darle una nueva vida.

EM: Si consideramos que una obra puede permanecer a lo largo del devenir histórico ¿Cómo crees que puede influir el arte en las personas?
LL: Para mí el arte influye en la sociedad a través de la cultura de cada lugar y esto funciona a la vez como crítica a la sociedad. Por ejemplo, en Córdoba lo podemos ver en los grupos sociales, como en la legalización del aborto: ¿De qué manera utilizaron sus recursos para visibilizar la crítica social? El arte callejero tiene una profunda influencia en nuestra sociedad y permite manifestar y expresar distintas miradas que se suscitan. Hoy en día, Córdoba ha crecido en espacios para desarrollar, mostrar, capacitar. Antes el circuito era más pequeño, pero me parece que es un problema de medios y presupuestos. Para mí ha tenido un cambio muy importante, el arte de Córdoba es muy fuerte, pero estarían faltando espacios, es un patrón que se repite por que son los mismos circuitos, la misma gente, o bien, es un tema de convocatoria. En cambio, en el resto del país están las convocatorias más presentes, por medio de las cuales se permite una práctica para el crecimiento como artista. Me parece que serían necesarios más espacios, porque la provincia tiene un lugar bastante estratégico geográficamente y la producción del arte cordobés es muy importante.