Isabel Duarte eligió las artes plásticas y la música como modo de vida. Con una hermenéutica social latente que marca cada una de sus obras, esta artista busca generar conciencia y visibilizar problemáticas humanas. En diálogo con El Milenio contó sobre su labor.

- Por Clara Angeletti.
- claraangeletti@elmilenio.info
- Cayetano Bellomo
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- Ana Sánchez
- Iriel Martín
Multifacética. Esa es la palabra que mejor describe a Isabel Duarte. Odontóloga, artista, cantante de jazz, “me encuentro en este momento como quiero y como me gusta en la vida, pudiendo desarrollar muchas cosas para lo cual uno hace un caminito de a poquito”, sostiene.
Desde chica, el dibujo forma parte de su vida. Hoy pudo entender que su vocación estuvo presente en todo momento. La música y las artes plásticas eran parte de su cotidianeidad, entendidas como “un lenguaje habitual, un canal de expresión”.
A la hora de formarse en la universidad, optó por el camino de la odontología, pero nunca relegó su verdadera pasión, hasta que se decidió a estudiar en la universidad Artes Visuales, hace cuatro años.
Actualmente, también realiza presentaciones con su banda “Scooby Jazz Band” alrededor de dos veces al mes. Mientras que, cada tres o cuatro meses, hace una muestra de arte visual. Recientemente, presentó “El banco rojo” en el Museo A Cielo Abierto de Mendiolaza, con el fin de concientizar sobre los femicidios y la violencia de género. Esta intervención, organizada por la Legislatura de Córdoba, consistió en la escritura de una frase en bancos de color rojo, junto a teléfonos de denuncia o grupos de contención. Luego, se procederá a la distribución de estos bancos por plazas de distintas ciudades.
El arte, un medio de solidaridad y denuncia

Duarte declaró que ella toma el arte como un “medio de denuncia, de hacer solidaridad, de ayuda”. Con sus obras intenta abrir los ojos de la sociedad, indagar, debatir, discernir y brindar un halo de “paz” a quienes se detengan a vivenciar sus presentaciones.
En su infancia asistió a un colegio público, donde ganó un premio por un dibujo con carácter netamente social. En el noticiero pudo observar la lucha ante unas inundaciones, veía helicópteros que entregaban cajas de comida a los más necesitados, a aquellos desesperados. Una situación de semejante envergadura, despertó a la artista que hoy despliega profesionalmente obras ligadas a la humanidad y sus problemáticas.

“Hacer una obra es como un proceso, la producción surge por una necesidad que te dispara esa construcción”, sostuvo. Justamente, esta conexión genera un contenido teórico y visual que posteriormente se plasma en la obra de arte, completándose con la mirada del espectador.
En varias oportunidades, la artista ha tomado para producir la cuestión del “Ni Una Menos” como una temática movilizadora, que toca a todas las mujeres, buscando educar y visibilizar tal como pasó con el Banco Rojo.

Para Isabel, sin embargo, lo más tedioso a la hora de encarar una presentación visual es la búsqueda de un espacio, la difusión, conseguir algunos insumos. El artista, generalmente, siempre prefiere la producción en el taller, “con las manos”, relegando aquellas dificultades técnicas. Pero estas adversidades pueden siempre desatar mayor creatividad.
Duarte destacó que, para desarrollar sus labores, Sierras Chicas es una zona privilegiada, considera que la gente está acostumbrada a buscar una apuesta cultural y espacios de expresión diversos. Además, enfatizó la característica empática y de solidaridad, sin aires de competencia o individualismo.
La hibridación en el Jazz

La música no escapa de esta postura comprometida. Arriba de un escenario, Isabel comentó que lo que más le llena el alma, es mirar la cara de la gente, generar un clima de bienestar, lograr interpelar al público a través de la sensibilización y los temas de denuncia. A partir de esta postura ella se considera una comunicadora, capaz de transmitir, de despertar algo dormido en quien la ve o la escucha.
Con su banda Scooby Jazz Band hace covers del jazz tradicional, blues y Casanova. La pauta principal del jazz es la improvisación y, en este sentido, todos los géneros se encuentran en cierta medida “hermanados” con el jazz, en ese momento donde el artista puede soltarse, sin que esté pautada una nota o melodía.
Frente a todas estas aristas que la competen, Isabel se define como un híbrido, e ilustra de igual manera al género que interpreta, como “un combo de situaciones que atraviesan y nutren a las personas, a la música, haciendo difícil definirnos como algo específico”.
Asimismo, el hecho de utilizar ambas artes como medio de lucha, permite combinarlas entre sí. Frente a las nuevas tecnologías, hoy los espectadores tienen incorporada una dinámica multimedia, donde quieren percibir, simultáneamente música o sonidos, una obra visual, diferentes performances. “Ya nadie quiere ver una cosa estática, lo que importa es presentar algo lúdico” cerró la artista.
Futuro grabado

“Mi sueño es continuar con el entusiasmo que tengo por seguir aprendiendo y conociendo técnicas, artistas, diferentes contenidos de mi carrera”. Buscando instruirse constantemente, en la vida de Isabel subyacen las ganas de seguir creciendo y un gran placer por la formación.
Desde hace un tiempo se encuentra volcada al grabado, una disciplina basada en confeccionar una matriz en la cual uno entinta y posteriormente se hacen las copias, que pasarán más tarde por unas prensas hasta lograr el producto final. “Dentro del mundo gráfico, en esto encontré mi zapato”, agregó la artista. En este lenguaje la imagen y el texto van de la mano.
Asimismo, está enfocada en lo autobiográfico, apoyándose en los genes, la carga de los fenotipos, genotipos, todo lo que constituye a los seres humanos, pero, desde la postura de que “en realidad, podemos escapar y comportarnos aleatoriamente de esa herencia”.
Combinando la técnica con este argumento, nace el grabado, fotograbado más específicamente, con collages, compuestos por personajes de su familia.
A su vez, la idea de esto es darle prioridad a materias actuales, como las olas migratorias, con un propósito de rescatar parte de la historia, dar espacio a aquellos antepasados que vinieron huyendo de una guerra o por el hambre. Hoy en día, en un momento muy sensible para la sociedad, las temáticas históricas siguen sin resolverse. Con su trabajo, Isabel propone generar un reparo moral sobre las falencias que aún arrastra la humanidad, que todavía no aprende que este espacio es para todos, que se puede cuidar y compartir en conjunto.
“Estoy con un lindo trabajo, porque surgen cosas muy interesantes, uno empieza a investigar, a hablar y me copa mucho”, concluyó Duarte.