El reconocido humorista gráfico lleva más de 30 años publicando sus viñetas de humor en medios de Córdoba, Argentina y el exterior. En su paso por el Instituto Milenio Villa Allende, dialogó con El Milenio sobre los inicios de su carrera, las sombras que le dejó su paso por la Guerra de Malvinas y cómo es hacer humor hoy en día.
Por Lucía Argüello | luciaarguello@elmilenio.info
Colaboración: Amira López Giménez.
[dropcap]A[/dropcap]ngonoa tiene, según él mismo, nombre de coiffeur o de galán de telenovela mexicana: José Alberto. Por suerte, todo el mundo lo conoce como “Pepe”. Nacido en Córdoba el 19 de febrero de 1963, estudió en la Escuela de Artes Aplicadas Lino E. Spilimbergo y, antes de recibirse, ya había ganado el Salón de Humor de la Municipalidad de Córdoba.
Su firma ha acompañado viñetas de humor en los medios gráficos cordobeses y argentinos por más de 30 años, desde la mítica revista Hortensia, hasta el centenario diario La Voz del Interior. Hoy tiene más de 50 libros en su haber y puede presumir que sus dibujos han viajado a Chile, Brasil, México, Ecuador, Colombia, Estados Unidos, Canadá, España e Inglaterra.
Alto, un poco inquieto y siempre con un chiste a mano, Pepe habla con soltura y sin pelos en la lengua. A pesar de ser un dibujante prolífico y diverso (ha hecho desde viñetas para niños hasta chistes eróticos, pasando por temas políticos, humor negro, rock, fútbol, el Papa Francisco y Donald Trump), la principal característica que lo define es su humor inquebrantable, un humor que sobrevivió a la Guerra de Malvinas y lo ayudó a él mismo a sobrevivir.
En su paso por el Instituto Milenio Villa Allende el pasado 3 de abril, Angonoa compartió con los alumnos algunas de sus experiencias como ex combatiente, muchas de las cuales han quedado plasmadas, de la mano del historietista Javier Solar, en el libro “Cómo yo gane la guerra”. Mientras tanto, también obsequió a El Milenio con algunos fragmentos de su agitada vida y de su relación tan singular con el trabajo de humorista gráfico.
→Con 55 años, José “Pepe” Angonoa es uno de los humoristas gráficos más reconocidos y prolíficos de Córdoba.
El Milenio: ¿Cómo empezaste a dibujar?
José Angonoa: Dibujé desde siempre. Mi mamá era docente y en casa había papeles y lápices por todos lados, así que todos dibujábamos, mis hermanos también. Pero lo cierto es que me encantaba el dibujo y era algo en lo que realmente me destacaba, incluso ya en el jardín o en el primario.
A medida que pasaban los años, me di cuenta que era lo ÚNICO en lo que me destacaba. Era mal alumno, mal deportista y, en general, malo en todo; pero dibujaba bien. Y eso se fue haciendo cada vez más evidente hasta que pensé: “Che, me parece que no me va a quedar otra que dedicarme a esto”.
EM: ¿Cuál fue tu primera publicación?
JA: Cuando volví de Malvinas, me metí a estudiar Diseño Gráfico y Publicitario en la Escuela Lino E. Spilimbergo. Y en 1987, cuando todavía no me había recibido, empecé a publicar viñetas en la revista Hortensia, una verdadera leyenda del humor cordobés que llegó a venderse en todo el país.
Ahí nomás empezaron a venir otras publicaciones como Humor, Sex-Humor, Eroticón, Billiken, Río Revuelto, Caras y Caretas etc. y varias del exterior entre las que podría mencionar The Jornal of Silly (Inglaterra), Chicago Tribune (Estados Unidos), El Chamuco (México) y La Momia Roja (Chile). También estuve mucho tiempo en los suplementos Humor con Voz y Chicos.cor de La Voz del Interior.
Nunca dejé de publicar. En este momento, mis dibujos se pueden ver en quince diarios de Estados Unidos, cuatro de Canadá y uno de Panamá, más otros tantos medios gráficos de acá como Hoy Día Córdoba, diario Perfil, la revista Rural de Clarín (de vez en cuando) y otros diarios más chicos de Mendoza, Salta, Chaco y Junín.
EM: Hacés chistes sobre temas muy diversos, ¿tenés algún rubro favorito?
PA: Me gusta hacer trabajos para chicos, de hecho, hice varios libros en torno a un personaje llamado Pablito y el año pasado saqué uno con chistes sobre personajes de historietas y me encantó. He colaborado en varios suplementos y revistas infanto-juveniles, estuve a punto de publicar en Anteojito, pero quedaba en un doceavo piso (o sea que había que subir en ascensor) y yo soy claustrofóbico (legado de Malvinas), así que terminé en Billiken, que estaba en otro edificio, en planta baja.
Me gusta mucho ese tipo de humor, más ingenuo si se quiere, pero no exento de crítica y que aparte te permite jugar mucho con otras cosas: personajes de historietas o de la tele, superhéroes, etc. Me parece que de alguna forma lo hice para atraer a mis hijos, que tienen mucha diferencia de edad entre ellos. Cuando eran chiquitos yo les dibujaba, los llamaba y les preguntaba cuáles eran los personajes nuevos y ellos me “asesoraban” y se interesaban por lo que estaba haciendo, me encantaba que hubiera ese juego.
Después los chistes de sexo o picarescos también me gustaron mucho, hoy en día serían súper machistas o sexistas y demás. Por suerte han cambiado mucho las cosas en ese sentido.
EM: ¿Y qué hay sobre los temas sociales o políticos que también están muy presentes en tus trabajos?
JA: Los chistes políticos o sociales me gustan, pero por ahí también me duelen, porque es la realidad. Por más que le busques la vuelta y lo satirices, sigue siendo triste. Y yo soy muy emocional, ahora estoy más fuerte, pero por ahí hay cosas que me afectan mucho, entonces trato de dejarlo a un lado por un rato. Además, los chistes políticos no te dan tanto lugar para jugar, son más forzados.
Igual, hasta el día de hoy lo disfruto. El día que no lo disfrute, no lo haré más. Trato de mostrar cómo veo yo las cosas, siempre hay una pizca de crítica, pero tampoco es que trato de influir. Hace un tiempo dibujaba para un diario muy importante de Estados Unidos, el Chicago Tribune (que sería como decir La Nación o Clarín acá) y le daba con un caño a Bush (justo me tocó ser dibujante editorial durante sus dos mandatos). Eso me encantaba, porque siempre eran chistes en contra de la guerra, fue una época que disfruté mucho.
EM: En una era de reivindicaciones y cambios sociales, ¿se puede hacer humor sin ofender a nadie?
JA: Hay cosas que están cambiando mucho y rápido. Chistes machistas o referidos a la sexualidad o al peso o la estatura de una persona, de los cuales antes todos se reían, hoy son ofensivos. Yo creo que, sin llegar a la autocensura, hay que ser cuidadoso, saber que los tiempos cambian y en buena hora.
Igual no siempre se puede. En lo político me he ligado muchos insultos y la verdad que me afecta. La otra vez hice un chiste de Macri con su esposa, donde Macri decía que China quería importar comino de Argentina y Awada lo corregía diciendo “No Mauri, te dijeron que a China no le importa un comino la Argentina”, y me insultaron de los dos lados de la grieta.
EM: ¿Cómo es un día en tu vida?
JA: Todos los días hago al menos un dibujo. A la mañana veo las noticias con los comentarios de la gente y saco alguna idea que empiezo a masticar durante la mañana mientras hago otras cosas, me pongo con algún trámite, visito a un amigo, etc.
Cuando vuelvo me pongo a trabajar, termino la idea que tenía, la dibujo, la escaneo y la envío. Suelo amontonar el trabajo en pocos días, generalmente los fines de semana y principalmente los domingos, que son tan aburridos. Por eso mis amigos dicen que no trabajo.
Cuando estoy en Córdoba me manejo de cierta forma, camino mucho, salgo a correr, paseo, pienso. En Capilla del Monte, donde vivo con mi señora, salimos a pasear, vamos al río, vemos una peli, me junto con mis amigos, juego al paddle, etc., en fin, como cualquier persona.
→”Si hoy me río, es porque estoy contento de estar vivo”.
EM: Ese sentido del humor que te caracteriza hoy en día, ¿fue importante en su momento para sobrellevar el día a día en Malvinas?
JA: La verdad que no, estaba tan embolado de hacer el servicio militar y de estar ahí, muerto de frío y de hambre, que tenía una cara de amargura terrible. Pero sí fue muy importante después, cuando volví. Trabajar con el humor gráfico fue mi terapia y, como dije en la charla, hacer chistes sobre mi experiencia en Malvinas es mi forma de exorcizar todo lo que me pasó allá, si me pongo serio, es peor. Por eso si hoy me río, es porque estoy contento de estar vivo.
José “Pepe” Angonoa
Nació en Córdoba en 1963. Egresó de la Escuela de Artes Aplicadas Lino E. Spilimbergo en 1988. En 1986, ganó el Salón de Humor Municipalidad de Córdoba, entre otros concursos. Comenzó a publicar en la revista Hortensia y luego le siguieron Eroticón, Humor Registrado, Sex-Humor, Billiken, Caras y Caretas, y los diarios La Voz del Interior y La Mañana de Córdoba, entre otros. Ha participado en revistas y diarios de distintos países y actualmente colabora en Perfil, Hoy Día Córdoba y otros medios gráficos del país y el exterior. Tiene más de 50 libros de humor publicados.
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