Aunque tuvieron su mejor momento en la década del 70, las artes marciales se encuentran entre las actividades que han marcado tendencia de manera continua en los últimos años. Carlos Montenegro, profesor de estas disciplinas, habla sobre el fenómeno en la región.
Por Ignacio Parisi
ignacioparisi@elmilenio.info
Colaboración: Agustín Delgado (4to IMVA)
Actualmente, cada vez son más los niños y adolescentes que se interesan en aprender estas disciplinas. Generalmente son atraídos por programas de televisión, películas o series animadas relacionadas con el deporte, y se estima que aproximadamente el 35% de los niños que practican algún tipo de actividad física elige las artes marciales.
Estas antiguas técnicas orientales no sólo se encuentran entre las prácticas deportivas más saludables y completas a nivel físico sino que además, ayudan a las personas en factores tales como la disciplina y la socialización, razón por la cual mucha gente decide practicarlas.
Si bien el público que desconoce los beneficios de estas prácticas puede llegar a suponer que se trata sólo de golpes y violencia física, la mayor parte de las artes marciales se diferencian en ese sentido de manera rotunda con respecto a los métodos de peleas occidentales. En el caso de las artes marciales, su método está marcado por técnicas y tácticas adheridas a un sistema de movimientos absolutamente probados desde la antigüedad.
No se trata sólo del aspecto físico, sino que las artes marciales se ven atravesadas por el objetivo de generar un desarrollo personal a partir de la educación, la disciplina mental y la confianza en uno mismo.
El sensei
Carlos Montenegro, maestro en artes marciales, sostiene que uno de los factores que impulsa a los niños a sumarse a estas actividades es la televisión. En ese sentido, insiste: “Los chicos vienen en muchos casos porque vieron algún arte marcial en televisión o en alguna película. También son importantes otros hechos como las olimpíadas, mis alumnos aumentaron en gran cantidad debido a la medalla de Oro en taekwondo de Sebastián Crismanich”.
Los adultos, en menor medida, también practican el deporte, aunque éstos lo hacen para retomarlo o para mantenerse en forma. En el caso de las mujeres, la mayoría opta por esta actividad por seguridad y defensa personal.
En relación al aspecto competitivo, las artes marciales comenzaron a crecer a partir de la década del 70. Actualmente la más competitiva es el MMA (Artes marciales mixtas), como aclara Montenegro: “El MMA es un deporte que atrae a la gente porque su nivel competitivo es muy bueno”.
En una disciplina compleja como el MMA, la seguridad en los alumnos es un factor que siempre se tiene en cuenta. Forma parte de la exigencia practicar con guantes acolchonados, vendas en las muñecas o manos, y en algunos casos con rodilleras. Además, el lugar del entrenamiento tiene que ser cerrado, con ventilación y sin obstáculos para prevenir lesiones.
Siguiendo esa línea, Montenegro sostiene: “Como profesor, además de enseñar todos mis conocimientos, también tengo que cuidar a mis alumnos, es por eso que yo siempre les digo que traigan guantes y vendas. Siempre tienen que traer una botella de agua porque realizamos un calentamiento bastante agotador”.
Los entrenamientos de MMA constan de una introducción intensa, seguida de la práctica de combos con patadas y puños. Al final de la clase se realiza una pelea entre dos personas utilizando todo lo aprendido en la clase.
En relación a ello, Carlos Montenegro afirma: “En las artes marciales es muy importante la pelea al final del entrenamiento ya que además de poner en práctica lo aprendido, te ayuda a entrar más en confianza a la hora de una pelea”.
En las artes marciales se impone de manera tajante la regla de “no pelear afuera”. En ese sentido, Montenegro explica que el alumno al saber pelear, podría aprovechar esa ventaja y agredir a los demás. Es por eso que en cada entrenamiento se les revisan los nudillos a los alumnos, si algún alumno tiene los nudillos lastimados, es suspendido y en el peor de los casos expulsado.
“Existen artes marciales más duras a la hora del contacto físico como el MMA, o el Muay Thai y otras que simplemente son muy deportivas como es el caso del Taekwondo. En el caso de la MMA, siempre les digo a mis alumnos que apliquen los conocimientos sólo cuando sea necesario, nunca les enseñamos a pelear por pelear”, concluye Carlos Montenegro.