Este sábado 12 de setiembre comenzará a funcionar oficialmente el grupo scout Mandela Runakay, en Mendiolaza. Tras meses de trabajo y esfuerzo voluntario, sus organizadores cuentan con orgullo de qué se trata la iniciativa y cómo hacer para participar de ella.

Por Lucía Argüello | luciaarguello@elmilenio.info
“¿Sabías que Mendiolaza es la única ciudad de Sierras Chicas que no tiene grupo scout?”, pregunta Lucas Ventura Rodríguez, como para señalar la gravedad de la situación. Pero este comentario no es una mera observación, ya que él es uno de los 15 educadores que se propusieron remediar esta situación creando el primer grupo scout de Mendiolaza el 24 de julio de este año.
“Para nosotros es cumplir un sueño. Empezamos siendo cuatro o cinco locos que nos habíamos criado en el grupo scout Cura Brochero de Villa Allende y lo único que queríamos y queremos es darles una oportunidad a los chicos de que vivan todo lo que nosotros vivimos y disminuir los grados de vulnerabilidad en que se encuentran hoy en día los jóvenes”, cuenta Rodríguez a El Milenio.
La idea prendió en la comunidad y fue creciendo poco a poco hasta llegar al día de hoy, con más de 70 inscriptos y a punto de dar comienzo a las actividades. El gran estreno será este sábado a las 14:00 en el Polideportivo de Mendiolaza y las inscripciones aún se encuentran abiertas para todos los niños y jóvenes de 7 a 21 años que quieran participar.
Al rescate de los valores
El scoutismo o escultismo (del inglés scouting, que significa “explorar”) es un movimiento educativo para niños y jóvenes fundado en 1907 por el militar británico Robert Baden Powell y que rápidamente se extendió por todo el mundo, siendo Argentina uno de los primeros países en replicar esta iniciativa. Como explican los representantes del flamante grupo Mandela Runakay, el scoutismo se basa en “aprender jugando”, un método que hace énfasis en el trabajo colectivo, las actividades al aire libre y el servicio comunitario a través del “sistema de patrullas”.
Hoy en día es un movimiento articulado a nivel mundial del cual participan organizaciones de más de 165 países. Y ahora Mendiolaza podrá sumarse a esta corriente. “La misión de los scout es, fundamentalmente, formar buenos ciudadanos. La idea de nuestro fundador era construir un mundo mejor. No es necesariamente una escuela de valores, pero es un método que rescata los valores con una visión de la persona como ser social y no meramente individual”, explica Rodríguez.
“El juego forja la responsabilidad, el compromiso, la igualdad y la libertad en la toma de decisiones. Son valores que después se trasladan a la vida adulta. Hoy en día vos tenés chicos de 16 años que no saben lavarse un pantalón o hacer un bife. En la naturaleza lo van a aprender porque no les va a quedar otra y así empiezan a tener un sentido de la autogestión. Pero aparte está la vivencia, el compartir, divertirse, la aventura en definitiva. Son experiencias inolvidables”, señala el educador.
El grupo Mandela Runakay apunta a que los niños y jóvenes sean autogestivos e independientes, por eso Rodríguez aclara: “Nosotros no estamos para cuidarlos ni mandarlos, estamos para guiarlos. Esto no es una guardería, es una escuela de vida”, ante lo cual destaca la necesidad de que los padres se involucren y sean un ejemplo para sus hijos.
Atreverse a la aventura
En los grupos scout se distinguen cuatro ramas: los lobatos y lobeznas (niños de 7 a 10 años), los scouts propiamente dichos (de 11 a 13 años), los caminantes (de 14 a 16) y los roveres (de 17 a 21). Y es en estas últimas dos categorías donde los representantes del grupo Mandela Runakay buscan ampliar su llegada.
“Ahora estamos apuntando a los adolescentes para sacarlos un poco del celular, de la compu e inculcarles todos estos valores que hoy en día están en peligro: el respeto, la responsabilidad, el compañerismo, la solidaridad”, comentan desde el grupo. “Hay distintas instituciones que han abandonado el seguimiento de los jóvenes. Yo soy trabajador social y he conocido chicos de 18 o 19 años quemados por la droga y pienso que tal vez a estos pibes nunca se les dio la oportunidad de sentirse útiles. Acá no les vamos a salvar el mundo pero por lo menos les vamos a dar la posibilidad de hacer algo distinto”, señala Rodríguez.
“A los jóvenes les digo que ser scout es cool”, bromea el educador, “Que se animen a cagarse de frío, a mojarse, a cantar, a ayudar. Que se saquen un poco esa vergüenza que tienen. Que se atrevan a la aventura”, exclama cual discurso de película, pero con una convicción indudable. “El que cree que los scout somos un grupo de locos por ahí tiene razón”, admite Rodríguez. “Pero somos unos locos lindos”, completa otro de sus compañeros.
Mandela Runakay
Aunque muchos tal vez no lo sepan, además de recibir el Premio Nobel de la Paz, Nelson Mandela también fue scout, y de hecho en esta materia también recibió el más alto reconocimiento de su región con el título de “Elefante africano”. El nuevo grupo scout de Mendiolaza tomó su nombre para representar la lucha por la libertad, la paz y la igualdad. Por su parte, “runakay” significa “naturaleza humana” en quechua y enfatiza el carácter abierto e igualitario del grupo, ya que es una esencia que no conoce fronteras, ni religión, ni raza, ni condición social. Los colores del pañuelo que llevan son terracota (que simboliza la tierra), verde (por la naturaleza) y amarillo (por el fuego, la luz y el sol, fuente de vida) y su lema: “Educando con libertad e igualdad en la naturaleza”.