- Por Lucía Gregorczuk. periodico@elmilenio.info
- Colaboración: Tomás Matassini y Bruno Battan (4to IMVA). Carolina Corral y Valentino Romano (4to IENM).
La Libre Chavascate nace de un proyecto que Tino Quer venía soñando hacía 12 años: un espacio cultural para la difusión de libros independientes, ubicado en algún lugar entre las sierras, con su propia biblioteca abierta a préstamos y un lugarcito para sentarse a leer y tomar mates. Así fue que llegó a Agua de Oro, donde finalmente encontró la tranquilidad que necesitaba para cumplir su sueño.

El Milenio: ¿Por qué Agua de Oro?
Tino Quer: Yo venía trabajando en la feria de La Granja y en la Agroecológica de Río Ceballos, proponiendo libros independientes. Ahí noto que el corredor tiene una sola librería de cadena comercial en Salsipuedes, al lado de un banco, en un lugar con un ritmo casi de ciudad, donde la gente saca plata, hace compras y se va.
Necesitaba un lugar en donde las personas se tomaran su tiempo para leer las contratapas, los prólogos, porque para que funcione una librería independiente se necesita un público lector. Agua de Oro y Unquillo eran las dos opciones. Me decidí por Agua de Oro, pero Unquillo podría ser otra sede en el futuro.
Es que lo que diferencia a una librería independiente es su bibliodiversidad, una librería de cadena ofrece siempre los mismos títulos y autores. En cambio, una librería explosiva o espectacular, propone algo que hace que te pases a una literatura un poco más específica, direccionada, buscando el placer de leer.
EM: ¿Por qué le pusiste a la librería Chavascate?
TQ: En realidad se llama La Libre Chavascate. La Libre está originalmente en San Telmo, Buenos Aires, ahí la conocí. Cuando se hizo cooperativa, me sumé al proyecto, porque era todo eso que yo soñaba en cuanto a promoción de la lectura y creación de libros, por eso empecé a trabajar con la editorial a distancia.
Cuando tuve la posibilidad de alquilar el local, me puse a armar acá La Libre, y entre todas las personas de la cooperativa pensamos en ponerle Chavascate, porque es el toponímico del lugar, del río y el nombre de la zona en comechingón, para salir de los nombres heredados por el colonialismo.

EM: ¿Sos selectivo a la hora de elegir un libro?
TQ: Sí, los leo, los reviso, los evalúo y no tengo libros de editoriales de cadenas comerciales. Otro filtro que pongo es sobre política, o sea, sí tengo libros de política, pero no de candidatos o de alguien que está haciendo proselitismo. Sí de historia o de análisis, pero los elijo cuidadosamente.
Por no vender libros de cadenas, también me pierdo algunas cosas. A principios de este año decidí no vender uno de Camila Sosa Villada, que era el libro más vendido en 2022, pero sí vendí El Viaje Inútil, el título independiente que ella sacó con la editorial cordobesa Documenta Escénica. Me encanta y la super recomiendo a Camila.
EM: ¿Qué propone la librería? ¿Tiene mucha repercusión en el público?
TQ: Aquí hay actividades con promoción de lectura, invitamos a escritoras y escritores, a editores, gente que viene a contar cómo se hace un libro, cómo lo produjo, personas que estudian la literatura, gente que hace poemas y los lee en público. Para mí, es un centro cultural financiado por la venta de libros.
El año pasado, por ejemplo, tuvimos la posibilidad de hacer la Feria de Ediciones Independientes y pude traer editoriales de San Juan, Catamarca, La Rioja, Mendoza, Santiago del Estero, Misiones, Santa Fe y Buenos Aires.
Eso visibiliza mucho a La Libre Chavascate, porque traemos propuestas amplias. Entonces la gente se pasa el dato, busca lecturas nuevas y viene desde Colonia Caroya, Jesús María, Córdoba y de distintos puntos del país. Acá tenés sillones para sentarte a leer, cafetera, agua caliente, además de una biblioteca que funciona con préstamos de libros, te lo llevás y es un servicio gratuito, por el que sólo pedimos que nos devuelvas el libro dentro de los 10 días.


EM: ¿Qué fue lo más importante que pasó dentro de la librería?
TQ: Algo muy lindo que pasó fue que abrí en agosto de 2020 como salón de venta, pero empezamos a hacer actividades desde octubre y en esa época aún había pocos espacios para los artistas del corredor, por la pandemia.
Empezamos con una muestra de un artista plástico local y a presentar los libros. Teníamos capacidad para ocho personas con todo el protocolo. Pero empezamos a disfrutar el arte con poca gente, abrimos un límite hacia lo íntimo y ahí se empezó a hacer una comunidad, que percibió La Libre como un espacio con el que se puede contar para hacer actividades, proponer proyectos, comprar un regalo y hablar de literatura.
EM: ¿Para vos hay algo que distinga o destaque a La Libre?
TQ: Sí, el compromiso con el medio ambiente. Tenemos una línea de libros que son exclusivamente sobre agroecología y otra línea de editoriales que trabajan en relación al medioambiente, como Adriana Hidalgo o Pipala. En mi editorial trabajo con tetrabrik, cajas de cigarrillos y materiales reutilizados.
Además, desde las bibliotecas o las mesas de exhibición, hasta los mostradores, todo en la librería está hecho con madera de descarte de una fábrica de cajas, todo el mobiliario es algo reutilizado, o sea, no fuimos a comprar madera nueva. Incluso el cartel de la Chavascate son tres pallets con el logo.
EM: ¿Qué planes tenés a futuro con este espacio cultural?
TQ: Hay un plan que es irme más adentro de Agua de Oro y hacer un Club de Campo para escritores, escritoras y poetas, en el que puedan pasar el día, descansar, escribir, con hamacas paraguayas, una zona para jugar con una pelota y que al mismo tiempo esté ocurriendo una presentación de libros. Que, además, la librería y la biblioteca puedan confluir en el mismo salón y que sea una fiesta permanente de la palabra.

