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“Mis abuelos cuentan”

Bajo este título, la Fundación Josefina Valli de Risso y su Departamento de Audiovisuales Milenio dieron inicio a un ciclo de cortometrajes donde los adultos mayores, miembros de la comunidad educativa del Instituto Milenio Villa Allende e Instituto Educativo Nuevo Milenio Unquillo, comparten sus historias más entrañables a partir de fotografías y anécdotas.

Luego del éxito de la campaña “La solidaridad salva vidas”, difundida entre las familias que integran la comunidad educativa de la Fundación Josefina Valli de Risso, el Departamento de Audiovisuales Milenio puso en marcha una nueva iniciativa el pasado 23 de abril. Se trata de “Mis abuelos cuentan”, una propuesta que bucea en el pasado, rescatando historias personales de antaño a través de pequeños cortometrajes.

A partir de fotos cuidadosamente guardadas para protegerlas del paso del tiempo, estas producciones reviven recuerdos y anécdotas de momentos que, aunque pasados, definen el presente. Así, las imágenes junto a sus protagonistas, cuentan una historia que vuelve a nacer y a circular cada vez que las fotografías son mostradas.

Decidimos convocar a los abuelos porque en este contexto de aislamiento, donde son los más vulnerables, queríamos brindarles un canal de expresión para que compartan sus historias y su sentir con la comunidad, más allá de sus familiares. Además, seguramente en estos momentos habrán tenido mucho tiempo para recordar, como varios de nosotros”, reflexionó Cristian Salas, encargado del Departamento de Audiovisuales Milenio.

Para compartir sus relatos, los adultos mayores debieron quitar el polvo a los recuerdos guardados en el baúl. Así, por sí mismos o con la ayuda de sus hijos y nietos, cada uno de ellos fue enviando fotografías de momentos vida, junto a un testimonio filmado donde cuentan alguna anécdota o detalle curioso de lo que muestran las imágenes.



Este material luego es trabajado con música, imágenes contextuales y otros elementos de la época que construyen “un marco o un universo para la historia”, según explicó Salas, para convertirse en un nuevo episodio del ciclo que puede verse en el canal de YouTube MilenioVA, así como en el a través de este sitio web elmilenio.info y el Facebook de Audiovisuales Milenio (@dptomediosaudiovisuales).

Pedimos fotos antiguas para hacer un anclaje de las temáticas que ellos podrían abordar. Las imágenes de nuestros padres o abuelos cuando eran niños, más allá de retratar a una persona en determinado espacio-tiempo, son una postal de la época, con su ropa, su arquitectura, sus autos, sus costumbres, etc.”, señaló Salas. “Es decir, responden a un estilo de vida probablemente ya perdido que está bueno volver a encontrar, no solamente para ponerse en la piel de quienes están en la imagen, con las particularidades que significaba vivir en aquellos tiempos, sino también para volver a nuestras raíces”, concluyó.

Capítulos del recuerdo

En cuestión de días, Audiovisuales Milenio recibió decenas de relatos y fotografías. El ciclo, que ya cuenta con cuatro episodios, fue inaugurado con las anécdotas de Marta María Piantoni de Durati. A sus 83 años de edad, Marta recordó cómo era la plaza central de Nono (ciudad de Traslasierra) cuando todavía tenía un alambrado alrededor para que no entraran los caballos, y el Gran Hotel La Viña (uno de los pocos establecimientos con electricidad en el pueblo), que a las diez y media de la noche hacía parpadear las luces para avisar a sus huéspedes que pronto se apagaría el generador.


Marta María Piantoni de Durati junto a su familia. Su padre era ingeniero y trabajó en la construcción del primer camino asfaltado que unió Mina Clavero y Nono.


Otra de las participantes fue Mónica Lucía Favaro, quien rememoró las vacaciones de su infancia en Obispo Trejo, un pequeño pueblo cercano a la laguna Mar Chiquita, “donde hacía mucho calor y había miles de mosquitos”. También recordó el Jardín Zoológico a partir de imágenes tomadas en 1969, año en que el hombre llegó a la luna. «No era normal que una familia tuviera máquina de fotos, generalmente cuando hacíamos estos paseos aprovechábamos para sacarnos una fotografía con alguien que las vendía. Era todo un acontecimiento, hasta nos compraban un helado o una golosina”, explicó Mónica.


Mónica Lucía Favaro junto a su prima en Obispo Trejo, donde un señor sacaba fotos a las personas montadas en una llama.


Más tarde llegó el corto de Ana María Martos, titulado “Lo que tienen las personas grandes”, donde se muestra su llegada al país, con sólo tres años, junto a sus padres españoles, el colegio Olmos, al que asistía su marido, sus tiempos de juventud paseando por el Parque Sarmiento y el centro de la ciudad de Córdoba en una moto, valioso medio de transporte para la época.


Ana María Martos, con tres años, junto a sus padres recién llegados de España, hace 70 años.


En el cuarto capítulo, Beatriz Balzaretti, conservando un viejo teléfono de su abuelo con más de cien años de antigüedad, habla de cómo eran los teléfonos antes y la odisea que podía significar comunicarse en el pasado.

La lista continúa, y podés disfrutar de cada episodio en la sección especial elmilenio.info/misabueloscuentan

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