A 50 años del Cordobazo, el rioceballense Fernando Aiziczon invita a realizar una mirada del pasado comparada con la actualidad.

- Por Pablo Brueyne
- periodico@elmilenio.info
- Nazareno Avellaneda
- Tomás Touriño
- Pablo Rakowitz
- Agustín Lossio
- Texto original:
- Edición Impresa de julio del 2019
Fernando Aiziczon, es rioceballense, con una intensa actividad académica: docente investigador de la UNC, Doctor en Historia, investigador del CONICET, fundador de la Editorial El Fracaso. Escribió libros como “Cultura política, militantes y movilización”, “Zanón, una experiencia de lucha obrera”, ente otros artículos.
El Milenio: ¿Cuál es el contexto internacional y nacional del surgimiento de esta protesta obrera-estudiantil?
Fernando Aiziczon: Ningún fenómeno social se explica únicamente con las coordenadas específicas de ese lugar, sino que obedece a un contexto mayor. A nivel mundial, es muy particular, porque a hacia fines de la década del ´60 tenemos movimientos de liberación anticoloniales en África, el efecto que genera la Revolución Cubana en América Latina a través de la figura del Che Guevara, o el Mayo Francés en Europa, todo en el contexto de la Guerra Fría, es decir, del enfrentamiento político entre el occidente capitalista y los países de la órbita socialista, en otras palabras, un mundo con dos opciones ideológicas claras, además de fenómenos culturales como la expansión del rock, la píldora anticonceptiva, los movimientos pacifistas, etc.
También es frecuente el vínculo entre los trabajadores y estudiantes, entre sindicatos y centros de estudiantes, movimiento obrero y movimientos estudiantiles, todo lo anterior los historiadores solemos denominarlo como un período de “radicalización política” que afecta, especialmente, a enormes franjas juveniles que ven la vía revolucionaria, el tomar las armas, como una manera válida de alcanzar un cambio social profundo, que combata o elimine las desigualdades sociales. Esto es interesante y lo pueden pensar ustedes en la actualidad, donde, por ejemplo, los movimientos estudiantiles ya no están ligados a los movimientos de los trabajadores.
Un antes y un después para el imaginario popular a partir del fenómeno social
EM: ¿Este fenómeno sucedió en todo el país o solo en Córdoba? ¿Cuál fue el factor que desencadenó todo esto?
FA: En el caso del “Cordobazo” -prestemos atención al uso del sufijo “azo” que señala la agudeza de fenómeno – vamo a encontrar expresiones populares similares, aunque de menor intensidad, antes y después, en todo el país, tanto en ciudades grandes y pequeñas, por ejemplo “Cipolletazo” en la ciudad de Cipolletti (Río Negro), el “Tucumanazo”, el “Rosariazo”, etc. Pero por su magnitud el Cordobazo marcó un hito en la historia, como fenómeno social de movilización obrero-estudiantil, no sólo por ser una acción planificada en sus inicios por los sindicatos líderes de Córdoba, sino también por las formas de lucha callejera desplegadas, y que en general se dan cuando la población experimenta un malestar muy grande, que es el caso también de las puebladas.
Las demandas obreras de aquel entonces que desencadenaron la protesta tenían que ver con el “sábado inglés” y las quitas zonales, es decir, medidas que prolongaban la jornada laboral y disminuían los salarios. Entre los gremios más afectados y el que más venía peleando antes del Cordobazo, fue el Sindicato de Mecánicos y Afines del Transporte Automotor (SMATA), pero también la UTA, y Luz y Fuerza, mientras que por parte de los estudiantes se intentaba frenar la privatización del comedor estudiantil.

EM: ¿Qué particularidad tenía Córdoba para que se desatara esa movilización?
FA: Al ser una protesta de componente predominantemente obrero, tenemos que referirnos a dos puntas de análisis, por el lado obrero se venía asistiendo a un modelo económico conocido como “desarrollismo”, es decir, se propiciaba la llegada de grandes inversiones transnacionales, básicamente del sector automotriz: sin ese sector no hay Cordobazo.
Córdoba en aquellos años era una de las provincias donde más se desarrollaba la industria automotriz, y, por otro lado, las características del sindicalismo cordobés de entonces, que es relativamente autónomo de las centrales nacionales, era muy fuerte, muy corporativo, pero más unificado, y de un fuerte sentimiento de oposición de las divisiones nacionales, entonces ahí se explica el surgimiento de liderazgos como el de Agustín Tosco. También es importante la normalización, relativamente rápida, de los sindicatos después de la intervención de la CGT tras el golpe que derroca a Perón.
Inicio del fin de la dictadura del momento: obreros, estudiantes y el común de la gente siendo parte de la protesta
EM: ¿Cree usted que fue una rebelión espontánea u organizada?
FA: No es que yo lo crea, los grandes debates que se dieron en torno al Cordobazo, entre sus protagonistas o entre los historiadores es en parte sobre si fue organizado o espontáneo. Espontáneo significa que las acciones no fueron planificadas, pensadas, ni evaluadas, sino que surgieron de la nada, impulsadas sólo por la bronca popular, pero en realidad se ha estudiado mucho y el Cordobazo no fue así.
Fue una protesta organizada sindicalmente entre el SMATA, UTA y Luz y Fuerza, los gremios más poderosos y estratégicos, con un fuerte apoyo estudiantil; pero ocurrió que en un momento se perdió la organización, es decir, primero fue una protesta organizada pero luego perdió ese carácter, se expandió y se transformó en una enorme rebelión popular. La principal idea era marchar y juntarse en la plaza Vélez Sarsfield y hacer un acto allí, pero como la policía tenía orden de no permitir que marchen las columnas, se desencadenó la represión y comenzaron los enfrentamientos.
EM: ¿Cuál fue el saldo de la protesta y que consecuencias tuvo para la política dictatorial de Onganía?
FA: Para los sectores que estaban en combate, o sea los sindicatos y los estudiantes, fue más que positivo, porque fue de la manifestación antidictatorial más fuerte de la época, y fue exitosa en términos de que la rebelión duró dos días y al año siguiente, uno de los efectos, no inmediatos, fue la caída del General Onganía; tuvo que renunciar por la presión social. El Cordobazo demostró a los sectores populares que la rebelión era el camino…
Analogías del movimiento obrero para la comprensión de la actualidad
EM: ¿Cuál es su opinión sobre el accionar gremial en la actualidad?
FA: Mi opinión como trabajador, y creo que la del grueso de los trabajadores, es que el modelo sindical actual está en una crisis muy profunda, es un modelo sindical muy burocratizado y negociador, es decir, sus dirigentes se atornillan en los puestos de conducción por décadas, quieren retener su poder, sus puestos, haciendo buenos negocios y nada más. Esto no es ningún secreto. Los números indican que en promedio están 30 años o más en sus cargos. Los trabajadores tenemos que generar otras formas de organización. Por ejemplo, hace unos años se cerró el frigorífico sobre la ruta E-53, los trabajadores base intentaron defenderse de ese cierre, mientras el sindicato jugó su papel junto con la patronal, a espaldas de los trabajadores.
Esto es actualmente mucho más grave; hoy existen condiciones para enormes protestas: hay inflación, baja de salarios, despidos, ataque a los convenios colectivos de trabajo, más o menos las condiciones se repiten. Pero la situación, claramente, es otra: hay una enorme crisis en la forma de organización de los trabajadores.
“El Cordobazo fue vivido por los sectores populares como una acción colectiva que permitió expresarse por sí mismos, en las calles, con sus métodos: la movilización, los piquetes, las barricadas, las asambleas.Tiene que ver con la decisión de los propios sujetos de luchar por lo que creían justo. Hoy en día estamos en una época donde toda la protesta social se asocia a un acto delictivo, el sujeto que protesta es un eventual delincuente, a ese fenómeno se le llama criminalización de la protesta social”.
EM: ¿Qué ha pasado con la conciencia obrera?
FA: Hoy no existe la Guerra Fría, lo que fue el socialismo real colapsó, por lo tanto, se habla desde 1989 de que no hay alternativas al capitalismo, eso significa que a los trabajadores se les metió en la cabeza de que no vale la pena luchar por una sociedad distinta, porque el capitalismo venció. Ahora la gente piensa en que hay aguantar; defenderse solos. Les doy un dato para pensar qué ha ocurrido con la conciencia obrera: en el acto del Cordobazo, este 29 de mayo, no estaban dos de los tres sindicatos que protagonizaban el Cordobazo: el SMATA y UTA. Solo Luz y Fuerza. Tampoco hubo discursos…
EM: ¿Por qué es necesario pensar el Cordobazo hoy en día?
FA: El Cordobazo fue vivido por los sectores populares como una acción colectiva que permitió expresarse por sí mismos, en las calles, con sus métodos: la movilización, los piquetes, las barricadas, las asambleas.
Tiene que ver con la decisión de los propios sujetos de luchar por lo que creían justo. Hoy en día estamos en una época donde toda la protesta social se asocia a un acto delictivo, el sujeto que protesta es un eventual delincuente, a ese fenómeno se le llama “criminalización de la protesta social”.
Un ejemplo: si en un colegio se despide a un profesor, o se limita la actividad de un centro de estudiantes, y entonces los alumnos se organizan, cortan la calle como forma de protesta, lo que ocurrirá es que los alumnos van a ser señalados por los medios de comunicación como sujetos que generan caos, que no quieren estudiar, y la policía seguramente actuará en su contra, los va a desalojar, etc., eso sería una forma de “criminalizar” la protesta, pero la protesta o la huelga, para un trabajador y/o estudiante es un derecho que ellos tienen, no se les puede quitar eso. Hoy en día cualquier protesta es criminalizada, las acciones colectivas son consideradas como un posible peligro del orden público.
Volviendo al Cordobazo, algo quedó del Cordobazo que es el derecho a la rebelión.
bio.
Fernando Cristian Aiziczon nació en Tucumán, en 1974. Es Profesor y Licenciado en Historia. Graduado en la Universidad Nacional del Comahue. Ha sido docente de la misma universidad en varias unidades académicas. Actualmente se desempeña como becario doctoral del CONICET y como docente en la Universidad Nacional de Córdoba. Miembro fundador-animador de la Editorial El Fracaso, Neuquén.
