Hace 36 años la Central Nuclear Embalse alcanzaba su primera criticidad. Actualmente la central finalizó su extensión de vida y dio inicio a su segundo ciclo operativo.
- Por Emma Bassini.
- Instituto Milenio Villa Allende
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A principios del 2019, la Central Nuclear de Embalse volvió a funcionar tras cuatro años de cese de su actividad, siendo autorizada a abastecer con energía eléctrica nacional durante las próximas tres décadas. En tanto, estudios abordados previamente por la organización Greenpeace, advertían sobre el riesgo que implica una estación de esta índole en una zona sísmica.
Desde la empresa estatal Nucleoeléctrica Argentina SA (Nasa) señalaron que renovar una central nuclear es más complejo que construirla desde cero. Pero con esta obra podrá proveer el 1,4% de la potencia eléctrica nacional, ya que fue repotenciada en un 6% por lo que, al mismo costo, puede producir más.

Pero el problema con esta estación, tal como se describe en expedientes oficiales; se evidencia en un párrafo inquietante que se repite tanto en la documentación de Nucleoeléctrica Argentina SA, como de la Autoridad Regulatoria Nuclear (ARN): “El conocimiento sobre la geología del sitio de Embalse, indicó que la sismicidad de la región era más alta que la asumida durante el diseño y la construcción de la planta”.
Concretamente, se indica que la tierra no está firme y estable debajo de la central cordobesa, ubicada a escasa distancia de las Sierras Chicas de Córdoba.
Desde la empresa estatal Nucleoeléctrica Argentina SA (Nasa) señalaron que renovar una central nuclear es más complejo que construirla desde cero.
Teniendo en cuenta que Córdoba es tierra de sacudidas y considerando que el riesgo sísmico equivale a amenaza, junto con vulnerabilidad y un gran costo económico; se traduce en que el riesgo aumenta considerablemente con la presencia de una central nuclear.

Con esto no se pretende ser alarmista pero, en cambio, considerar todos los puntos de vista; como el de Greenpeace que desde 2017 estima que la central de Embalse, podría poner en peligro a más de 4 millones de personas en un radio de 300 km alrededor de la planta. Para esta ONG, incluso después de las revaluaciones y cambios de diseño siguen existiendo dudas en los resultados. Recién cuando ocurra otro movimiento sísmico, se podría saber si la estación nuclear resistiría este fenómeno natural.