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Hermanos de sangre, músicos de corazón

Leila y César Martínez son dos hermanos que formaron un dúo de música melódica, y ahora se dedican a dar shows en varios lugares de la zona. En esta nota, su historia.

Leila y César Martínez son dos hermanos que formaron un dúo de música melódica, y ahora se dedican a dar shows en varios lugares de la zona. En esta nota, su historia.

  • Por Vicente Schechtel. periodico@elmilenio.info
  • Tomás Antoun y Tomás Bertocco. 4°A IENM.
  • Antonio Bianco y Nicolás Artal. 4°B IMVA.
“La melodía de los acordes te transporta a otro lado cuando la cantás”. César Martínez

[dropcap]“[/dropcap]Unquillo, pueblo de artistas” es una frase que estamos acostumbrados a escuchar, que representa la pasión con la que muchos de los habitantes de esta ciudad se involucran en el arte, la música y otras formas de expresión.

Los jóvenes comienzan a incorporar nuevas sensaciones que provienen de lo que ven, escuchan y sienten en su vida diaria, intentando buscar algo que los identifique, que les apasione. Para muchos, esta es una meta que puede durar años o toda una vida, pero para Leila y César Martínez se trata de algo que llegó antes de lo que imaginaban.

Leila, de 17 años, y César, de 19, son dos hermanos del barrio de La Loma que han encontrado su vocación en la música, con la esperanza de que algún día su pasión sea reconocida por todos. Desde su infancia, su familia se convirtió en la inspiración que necesitaban para emprender su carrera artística, inculcándoles su cultura musical a través del canto.

“Desde chicos cantamos, en realidad toda la familia de parte de mi padre canta y siempre estuvimos en la rama de la música”, contó César, en entrevista con El Milenio. “Con el paso del tiempo cada vez aprendés más, de diferentes artistas, músicos y tratás de perfeccionarte”.

Estas experiencias los incentivaron a tomar una decisión muy importante con sus vidas: ser cantantes. Un camino que estaban dispuestos a recorrer y que iniciaron hace algún tiempo atrás. “Hace dos años comenzó de forma profesional, y descubrimos que era lo nuestro. Hicimos un casting en Unquillo y después se nos empezaron a dar muchas oportunidades”.

Melódicos por naturaleza

El dúo musical comenzó a tener varias participaciones, en diferentes encuentros, peñas y espectáculos que se realizaban en las ciudades de Unquillo, Jesús María, Belle Ville, Colonia Tirolesa y más, interpretando canciones de Luis Miguel, Alejandro Fernández, Camilo Sesto, Nino Bravo, Cristian Castro, entre otros.

“Interpretamos temas de cantantes que para nosotros tienen un mensaje que dar, es decir nos gusta la música con sentimiento”, señala Leila. “Nos genera una sensación de paz o por lo menos es lo que a mí me pasa. Siento que estos románticos me están contando una historia”.

Ambos coincidían en que una de las cosas que más les gusta de la música es “dónde te lleva cada canción, desde la mente o desde el alma”. Consideraban que muchas de las letras estaban relacionadas con sus vidas, pero que también había historias que las veían como si fueran otra persona. 

“Te hacés una historia ficticia de lo que podrías llegar a ser en la canción, te metés tanto en el papel que cuando estás cantando sentís que sos vos el que está sufriendo o el que está enamorado. Eso es algo que se transmite al público también”, explica Leila.

Estas palabras representan la vocación que tienen estos dos soñadores de Unquillo en transmitir lo que sienten. Se trata de sensaciones que forman parte del mundo de la música, un terreno difícil de describir. Tanto el músico como el espectador deben conectarse a través de la melodía para que el propósito del cantante se cumpla.

 Es algo que todo artista quiere lograr y es lo que estos hermanos esperan alcanzar. “Nosotros venimos para esto, yo lo siento así y ella también. Queremos que este sea nuestro futuro y nuestra vida, porque es lo mejor que sabemos hacer”, cierra César.

Herencia familiar

El dúo ya se ha presentado en varios lugares de la ciudad de Unquillo y de la zona, algunos como: A´gusto, Ochentópolis, Club Unión, Ambrosio, Club Santa Helena, entre otros. Estas participaciones los motiva a seguir dando shows y generar una mayor adhesión con el público.

Aun así, su idea es llevar esta carrera de a poco, adaptarse a lo que es la vida de un músico, al igual que cumplir con sus demás obligaciones. En el caso de Leila, ella ansía primero finalizar con sus estudios para poder dedicarse a lo que le apasiona.

Esta decisión fue tomada por la recomendación de su padre, Lucas Martínez, un músico quien se encuentra en este rubro desde hace más de 20 años y es el ejemplo a seguir de ambos hermanos.

Lo extraordinario de su historia es que nunca recibieron una formación musical, de ningún tipo, sino que todo lo que saben lo aprendieron de su familia. “Ellos desde chicos iban a los shows de su padre y lo imitaban. De repente empezaron a cantar”, indicó Natalia Chizzali, su madre. Asimismo, Leila reconocía que fue algo inconsciente, que absorbieron sin darse cuenta.

Por el momento, los dos, sólo se dedican a interpretar temas de otros artistas que se desenvuelven en el género con el que se identifican. Grabaron algunos “covers”, pero todavía no tienen pensado producir ningún álbum que lleve sus nombres, aunque no descartan esa posibilidad en un futuro cercano.

Igualmente esperan que en algún momento puedan llegar a componer sus propias letras y lanzarse como “cantautores” independientes. Las ideas de Leila fluyen a la hora de escribir, pero componer la melodía se convierte en un problema aparte.

“Es una pasión y cada cosa que te apasiona la vas a hacer” es la reflexión que deja César para todos los chicos de la región que se interesen por una carrera artística.

Leila, por su parte, indica: “Se los recomendaría, es hermoso y es hacer algo que te hace feliz. A mí personalmente me llena. No hace falta ser parecida a alguien ni hacer de cuenta que me gusta otra cosa. Lo hago porque lo siento y me encanta cantar. Amo la música y aunque es difícil, cuando le pongo empeño me siento completa”.

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