Islandia es un estudio de grabación y producción musical ubicado en el corazón de Sierras Chicas. Desde que abrió sus puertas en 2015, ya ha concebido más de 30 discos y otras tantas producciones independientes. En esta nota, Sebastián Palacios, dueño del espacio, habla sobre el surgimiento del proyecto, el trabajo con los artistas locales y los cambios que han traído las nuevas tecnologías.
- Por Lucía Argüello. luciaarguello@elmilenio.info
- Agustín Masco y Lucas Del Piccolo. 4°A IENM.
- Magalí Dentesano y Lucrecia Viera Olsen. 4°A IMVA
“Mi mayor deseo es simplemente seguir trabajando, creciendo y aportando a la cultura de Córdoba”, afirmó Sebastián Palacios.
[dropcap]A[/dropcap] nivel geográfico, Islandia es un país insular europeo ubicado en el océano Atlántico cuyo nombre en nórdico antiguo significa “tierra de hielo”. Pero para Sierras Chicas, Islandia es otro tipo de isla: una isla de sonido y creación enclavada en medio del paisaje unquillense.
Aunque en principio no pareciera, ambas “Islandias” tienen algo en común y se trata de Sebastián Palacios, sanjuanino adoptado por Córdoba, músico, productor, técnico en sonido y admirador de la cultura islandesa que hace tres años cumplió el sueño de tener su propio estudio de grabación y producción musical.
Así, en la casa que comparte con su pareja, nació este espacio “pensado por músicos y para músicos” por el cual ya pasaron más de 30 discos y diversas producciones independientes, y donde muchos artistas de Sierras Chicas encontraron un lugar para desarrollar sus ideas.
De hablar pausado y expresión simpática, Sebastián sostiene que el amor por su trabajo es lo que distingue a Islandia como estudio y asegura que su objetivo es sacar lo mejor de cada producción.
El Milenio: ¿Cómo empezó este proyecto?
Sebastián Palacios: Yo soy músico y el tema del sonido siempre me apasionó, desde chico era algo que me gustaba. Me vine a Córdoba desde San Juan para estudiar en La Metro, porque allá no había ninguna carrera especializada en sonido. Mientras estudiaba, ya tenía bien claro que quería era tener mi propio espacio de grabación.
Me recibí en 2008 y empecé a hacer trabajo de estudio en mi casa (lo que se conoce como “home studio”) en un entorno quizás no tan profesional, con pocos elementos, trabajando con producciones musicales grabadas. También laburé mucho en conciertos en vivo y estuve girando por varios escenarios.
Hace más o menos cuatro años, con mi compañera, Eli Fernández (también música y cantante), decidimos comprar una casa en Unquillo. Yo tenía la idea fija de tener un estudio donde sea y como sea, así que terminó siendo acá, en las Sierras Chicas.
La decisión también tuvo que ver con el hecho de que tenemos muchos amigos y colegas músicos en la zona. De hecho, uno de los primeros trabajos que hicimos cuando abrió Islandia (en el año 2015) fue “Oír e Ir”, el último disco de Rodrigo Carazo, reconocido artista y vecino de la región. Aparte siempre se dice que Unquillo es “el pueblo de los artistas” y a mí eso siempre me llamó la atención.

EM: ¿Veías una carencia de un espacio de este tipo en Sierras Chicas?
SP: En cierto modo, sí. Ha habido estudios de grabación en Unquillo, pero, que yo sepa, hoy en día Islandia es el único (aunque sí hay otros en Mendiolaza y Río Ceballos). Aun así, el 80% de mis clientes son de Córdoba. En ese sentido, está buena la ubicación porque les ofrece un espacio cercano a los músicos de la zona, pero para los que vienen de Córdoba por ahí es poco práctico.
Por otra parte, uno de los principales factores que nos impulsó a establecer el estudio acá fue (y es) el entorno natural tan hermoso que nos rodea. No es lo mismo trabajar con la música en la paz de las sierras que en medio de una ciudad alocada. Entonces, para los que se vienen de Córdoba, la ventaja es esa: tomarse el día, alejarse de la ciudad, del ruido y trabajar tranquilo en un ambiente natural y relajado.
EM: Recién mencionaste que la mayoría de tus clientes son de Córdoba. Sin embargo, también trabajás con bandas locales ¿no?
SP: Sí, muchísimo. De hecho, ahora estamos grabando con La Kokó, una banda de cumbia colombiana con temas propios que está buenísima y es de Mendiolaza. El año pasado tuvimos la suerte de trabajar en una producción increíble de Wongai, un ensamble de música afro re zarpado.
También laburamos con La Garrotera Cumbia Orquesta (que son principalmente de Río Ceballos) y el año pasado grabamos el primer disco de Pequeño Detalle, otra banda hermosa de la zona con la cual trabamos una linda amistad. Como esas, hay muchas bandas más. Incluso también trabajamos con artistas solistas como “el Chori” Carazo (que mencioné anteriormente) y Car Díaz, una chica de Unquillo muy talentosa que hace jazz.
EM: ¿Y cómo ves las producciones musicales que salen de Sierras Chicas?
SP: Me encantan, me parece que las bandas locales crecen día a día y que están haciendo producciones cada vez mejores. Hay más profesionalismo, más educación musical y eso se refleja en los discos. Es muy importante que el músico tenga conocimientos de sonido. Muchos a la hora de grabar en un estudio no saben cuáles son los parámetros (en materia de audio) que se manejan o cuál es la búsqueda.
Entonces creo que hay una evolución positiva en ese sentido, los músicos están cada vez más afilados. Pero sobre todo creo que hay una unión muy hermosa entre los artistas de la zona, lo cual hace que se labure con mucho amor y que, a la hora de afrontar los costos de una producción (que para muchas bandas es algo caro), lo económico no sea un impedimento. Le buscan la vuelta apoyándose en el compañerismo, como lo hizo en su momento La Garrotera, le ponen mucho entusiasmo y salen trabajos muy buenos.
EM: ¿Cómo está compuesto el equipo de trabajo de Islandia?
SP: En principio, el equipo de trabajo soy, pero obviamente no estoy solo. Es decir, como dueño del estudio soy el que está más presente, pero también trabajan otras personas. De hecho, hace menos de un año tenemos un técnico y productor asociado el estudio que se llama Manu Collado, que la verdad nos ha aportado una visión muy buena porque él aborda otros géneros musicales y hasta diría otra generación de músicos (es un chico muy joven).
A su vez, también nos asociamos con otros productores, por ejemplo, Juan Pablo Toch, de la banda cordobesa Toch, que ha hecho muchas producciones de otros artistas con nosotros y ya lo cuento como parte del equipo.
Islandia abrió sus puertas en 2015 y ya ha producido más de 30 discos.
EM: ¿Qué servicios ofrecen concretamente?
SP: En principio, el estudio está diseñado y pensado para laburar con música, pero la grabación de la música tiene muchos ejes. Nosotros nos dedicamos puntualmente a la grabación en sí, la mezcla y la masterización. Y, a la vez, también hacemos producción, que es como el eje mayor que contempla todos esos factores, el que visualiza cómo quiero que se oiga determinada canción o conjuntos de canciones para luego trabajar en ese sentido. Por eso decimos que Islandia es un estudio de producción musical donde se puede pre producir, grabar, mezclar y masterizar.
En la mayoría de los trabajos que encaramos, hacemos todo ese proceso completo. La masterización a veces la dejamos para otros colegas que se dedican particularmente a eso, porque es un laburo delicado y conviene que lo haga una persona ajena a la producción que pueda escuchar con oídos frescos el trabajo que se ha hecho y aportar una nueva visión en esa última etapa del trabajo.
EM: ¿Qué crees que distingue a Islandia de otros estudios de grabación?
SP: No sé si nos distingue, pero yo creo que le ponemos mucha pasión y mucho amor a cada producción, lo cual hace que trabajemos con mucho detalle y entusiasmo. No digo que los otros estudios no lo hagan. Hay lugares que trabajan muy bien y profesionalmente, pero también he visto que por ahí se labura para cumplir un horario o cobrar una jornada, y por ahí eso no va muy de la mano con la música. La música necesita un entusiasmo extra que, a mí, como músico y productor, realmente siento que me sobra.
EM: ¿Qué géneros musicales son los que más graban en el estudio?
SP: Trabajamos principalmente con rock y folklore (y los muchos subgéneros de ambos), lo cual no quiere decir que no hagamos otros géneros. De hecho, también laburamos con muchos artistas de jazz y hasta hicimos producciones de cumbia. El estudio no se cierra a ningún género musical, porque la música siempre es música. Está compuesta por elementos básicos que se pueden combinar de infinitas maneras para generar miles de estilos, pero en sí, la música es una sola.
Por otro lado, veo que en Córdoba sucede algo muy particular y hermoso y es que los músicos no se separan en “tribus de géneros”. Un músico que toca rock pesado en una banda por ahí toca cumbia en otra y está todo bien. El folklore, por ejemplo, ya no está aislado como género, está conectado con el jazz, con el rock, con el cuarteto. Córdoba es como un oasis simbiótico donde todo se mezcla y eso para mí es súper positivo. En ese sentido, la cuestión de los géneros se ha vuelto muy inclusiva, casi no hay restricciones.
EM: Con la expansión de la tecnología, ¿te parece que hoy en día es más fácil grabar un disco que antes?
SP: Sí, totalmente. Antes era algo súper elitista. La producción de discos estaba pensada exclusivamente para los grandes músicos que tenían contratos millonarios con sellos discográficos. O sea, armar un estudio de grabación profesional sigue siendo algo caro, porque la estructura acústica es muy costosa y ni hablar del equipamiento. Pero, por otra parte, hoy la tecnología ha avanzado tanto que cualquier músico puede tener una computadora, una placa de sonido y un micrófono en su casa, y con eso se puede hacer muchísimo. Yo arranqué así. De hecho, ni siquiera tenía placa de sonido y aun así grabé mi disco.
Ahí me di cuenta que se puede laburar bien con pocos recursos, pero también que es necesario recurrir a los estudios, donde hay una acústica controlada, tecnología de alto nivel y un equipo de gente que puede sacar lo mejor de tu proyecto y hacer que crezca muchísimo. Una cosa no quita la otra y, de hecho, muchas veces se combinan ambas posibilidades.
EM: ¿Cómo es eso?
SP: Mucho laburo previo a la grabación se puede hacer en la casa e incluso muchas veces se graban algunas cosas caseramente y se dejan otras, las más delicadas, para el estudio. Se hace un laburo conjunto que le permite al músico ahorrar mucho tiempo y dinero y el resultado no difiere abismalmente del que se consigue haciendo el 100% del proceso en el estudio.
Eso también te da la posibilidad de conectarte con gente que está lejos. Hemos hecho producciones para México, donde se graban un par de cosas acá, otras allá, después se mezcla y al final termina sonando todo junto. A veces los músicos ni se conocen entre sí. Esas son las posibilidades de la tecnología.
EM: ¿Cuáles son los desafíos de mantener un proyecto de este tipo?
SP: Diría que el principal reto es que no hay un sueldo fijo. Es un trabajo totalmente independiente y laburo con músicos totalmente independientes también, no tenemos contrato con ningún sello y tampoco ellos, así que el desafío es para ambos.
Por eso cada vez que un músico viene a trabajar con nosotros, uno siente que le debe abrir el corazón, no solo la casa o el estudio y poner REC. Hay que entender ese proyecto, meterse en esa visión y en ese mundo para tratar de potenciarlo. Cada disco es un logro y hay varios que me han dado muchas satisfacciones personales y me han dejado grandes enseñanzas.
EM: ¿A qué se debe el nombre que elegiste para el estudio?
SP: Se debe a que yo soy muy fanático de la música y de la cultura islandesa. Desde chiquito escucho Björk y la verdad Islandia me parece un país increíble. A pesar de ser tan chico, tiene muchísimas academias de música y artistas muy talentosos, aparte de una conciencia social y una visión política muy avanzadas. Todo lo que hacen, es para aprender. Entonces siempre me atrajo eso y también me gustaba la idea de que el estudio sea como una isla donde podés crear algo, darle vida a un proyecto.
EM: ¿Cómo te ves a futuro?
SP: Tengo muchas ganas de que el estudio crezca a nivel físico, a nivel equipamiento y a nivel humano, para poder brindar cada vez mejores producciones. Mi mayor deseo es simplemente seguir trabajando, creciendo y aportando a la cultura de Córdoba.
Me gusta que alla estos emprendimientos artisticos y musicales me gustaria ver si se pudiara alguna grabacion .Es apacionante .!