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Desde el club de futsal bonaerense, a la Bombonera y desde Bello Horizonte a Barrio Jardín, el mediocampista Alexis Messidoro busca abrirse camino y retomar su mejor fútbol en el equipo que sorprende a la Superliga: Talleres de Córdoba.

Desde el club de futsal bonaerense, a la Bombonera y desde Bello Horizonte a Barrio Jardín, el mediocampista Alexis Messidoro busca abrirse camino y retomar su mejor fútbol en el equipo que sorprende a la Superliga: Talleres de Córdoba.


 Por Redacción El Milenio | periodico@elmilenio.info

Colaboradores: Clara Gelosa, Serena Brasca. 4°B IENM.

Ana Laura Rumachella, Juliana Cordoba. 4°B IMVA.

[dropcap]D[/dropcap]e una punta a la otra de Buenos Aires, incluyendo el denso conurbano, Alexis Messidoro fue construyendo día a día el sueño de jugar en primera, en uno de los clubes más populares del mundo, Boca Juniors.

Nacido en la localidad de José C. Paz, Buenos Aires, el mediocampista pasó por cada uno de los estadíos previos a entrenar en la famosa Casa Amarilla. “Arranqué en el Club Social y Cultural Lourdes, lejos de mí casa. Al tiempo pasé a Almagro, un club que me abrió las puertas durante tres años en las categorías infantiles. Un día surge una prueba para jugar en Boca, en José C. Paz, en un club donde trabajaba uno de mis abuelos. Con doce años hice una prueba de diez minutos y me llamaron para ir con un grupo de jugadores a entrenar a Boca”, afirma el ex xeneixe.

→“Un jugador tiene que dar más todo el tiempo. Mejorar tiene que ser una constante, el único que completa todos los aspectos del juego es Lionel Messi, el resto está acá para aprender”, subrayó Alexis Messidoro.

El Milenio: ¿Qué se le cruza por la cabeza a un niño de doce años al tener que demostrar en diez minutos lo que puede dar, para llegar a un club como Boca?

Alexis Messidoro: Pienso que a esa edad lo único que se me cruzaba era el juego. Cuando sos chico jugás sin presiones, al menos yo lo viví así. Presión sienten los padres que se levantan temprano para llevar el sustento a la casa. Uno cuando juega al fútbol lo hace porque le gusta, no por obligación. Yo lo disfruto día a día.

EM: ¿Cómo fue esa primera instancia en la que llegaste a Boca, por primera vez a entrenar? ¿Le contabas a tus amigos a qué lugar estabas yendo?

AM: En realidad no lo podía creer. Mi papá siempre decía que tenía que probarme en equipos más chicos, por lo cual fue una gran sorpresa tanto para mí como para mi familia. Por otro lado, siempre me lo tomé con mucha tranquilidad, nunca me gustó andar contándole a la gente donde jugaba. Me considero una persona de perfil bajo y en el barrio siempre me mantuve de ese modo. Recién cuando llegué a primera la gente se enteró de que estaba en Boca.

EM: ¿Fuiste cambiando de posición en el campo, a medida que ibas creciendo en las inferiores?

AM: Sí, fui rotando, en Boca arranqué jugando de siete o delantero por derecha, en ese momento estaba en lo que se llama pre-infantiles. Ya en inferiores jugaba de ocho y a medida que iba pasando los años me acercaba a una posición más interior en el ataque, parecida a la de un enganche. Hasta que llegué a reserva y ahí empecé a jugar de doble cinco, con el “Flaco” Schiavi de director técnico. Fue un cambio para mí y la verdad es que me fue muy bien en reserva desde ese lugar.

EM: ¿De qué manera te eligió Schiavi para jugar en reserva?

AM: Fue en un momento en el que venía de participar en un torneo en México, jugando para la quinta división. Salí goleador, estaba en un gran nivel y al volver del viaje, el entrenador me avisa que iba a empezar a entrenar con la reserva.

EM: ¿Qué cambio en tu juego a partir de ese entrenador y la modificación que te propuso en tu puesto?

AM: Quizás antes de jugar en reserva yo recurría mucho más a jugadas individuales. Una vez ahí, no me iba tan bien con jugadas personales, como las que hacía siempre en inferiores. La posición en la cancha implica otra responsabilidad, porque es mayor el riesgo que corrés al perder la pelota desde ahí. Por lo tanto el “Flaco” Schiavi me pedía que piense más en equipo y que haga jugar a los demás. Además, me indicaba todo el tiempo que una vez que soltara la pelota definitivamente, tenía que verticalizar y llegar al área. De esa forma llegué a ser goleador del torneo de reserva de AFA.

EM: ¿De qué manera asimilaste la convocatoria y todo lo que significa la primera de un club tan relevante?

AM: La verdad es que la pasé muy bien. Me sentí muy cómodo desde el primer momento, los referentes como el “Cata” Díaz, Carlos Tévez o Agustín Orión, me trataron de la mejor manera. Es distinto a todo, ese mundo con jugadores de semejante jerarquía y trayectoria.

EM: ¿Te costó la adaptación al juego?

AM: Obviamente es un escalón más alto, con un ritmo difícil de aguantar, los choques son durísimos. Creo que me faltaba mejorar en lo físico más que nada, y la falta de experiencia en un club así es determinante.

Siempre pienso que un jugador tiene que dar más todo el tiempo. Mejorar tiene que ser una constante, el único que completa todos los aspectos del juego es Lionel Messi, el resto está acá para aprender.

→»Recién cuando llegué a primera la gente se enteró de que estaba en Boca».

EM: Al tiempo te vas al fútbol boliviano. ¿Qué te quedó de esa experiencia?

AM: Sí, decidí irme, junto con mi novia, que en ese momento estaba atravesando el embarazo. Fue un aprendizaje muy lindo, vivencias únicas que no me las quita nadie. Jugué mucho, logré alcanzar una gran continuidad que es lo más importante, la pasé bien. Me tocó jugar la Copa Libertadores de América y siento que individualmente mi nivel estuvo acorde a la situación. Logré anotar dos goles, fue una etapa muy positiva para mí.

No fue fácil jugar la copa, teníamos muchos errores como equipo y nos enfrentamos a rivales de la talla de Atlético Mineiro de Brasil y Libertad de Paraguay, conjuntos con calidad individual y mucha historia.

EM: ¿Qué te propusiste para este año en Talleres?

AM: Poder tener continuidad. Nosotros los jugadores nos nutrimos de eso, nos da confianza. Se hace muy complejo cuando uno no pueda hacer lo que más le gusta, pero estoy en un buen lugar. Talleres es un equipo convocante, tiene un grupo muy unido y un orden institucional.

 

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