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Sobre mates en la plaza

Vecinos de la ciudad de Unquillo proponen mateadas para intercambiar ideas y resolver los problemas que presenta la localidad.

Vecinos de la ciudad de Unquillo proponen mateadas para intercambiar ideas y resolver los problemas que presenta la sociedad, en este caso el nuevo proyecto “El Cigarral” de la zona sur de la ciudad se abre al debate ciudadano.

Por Amira López Giménez | amIralopez@elmilenio.info

[dropcap]L[/dropcap]os últimos años la celeridad de los cambios sociales sumado al aumento de población y la falta de prevención y estudio en formas sustentables de acompañar el desarrollo social han generado varios dolores de cabeza y hasta confusión. Sin embargo,  los vecinos del corredor serrano poco saben sobre la ausencia de ideas y alternativas para un progreso favorable en Sierras Chicas.

La plaza Alem de la ciudad de Unquillo, ha sido testigo de muchas historias y ahora volvió a ser el lugar de encuentro para aquellos vecinos  que decidieron armar una gran mateada para intercambiar ideas y hacer aportes. La preocupación primordial de los asistentes es la nueva pre-factibilidad al proyecto El Cigarral, que reúne en la misma mesa a autoridades municipales y a la empresa Cahuana S.A.

El tiempo corre para los vecinos que se oponen al proyecto y se preguntan cuál es la calidad de vida que se prevé a través de la urbanización de zonas aledañas al río, acción desaconsejada por expertos de la ingeniería y el medio ambiente.

Los vecinos fueron acusados de “opositores al progreso” pero, su reclamo plantea no sólo la oposición sino también la revisión del proyecto que amenaza con influir directamente en futuras inundaciones o incluso periodos de sequía y además existen ciertas características que lo convierten en inviable a no ser modificado. Por un lado, no cuadra con ciertas ordenanzas municipales que determinan la ilegalidad de los barrios cerrados en Unquillo (794/2013), este criterio está acompañado de un informe  del ISEA -UNC de la Dra. Barchuk  que califican a la principal cuenca de Unquillo como zona roja.

En diálogo con El Milenio, Cecilia Michelazzo, integrante de ACUA, docente de la UNC y vecina de Unquillo, nos cuenta sobre las nuevas iniciativas tomadas por los vecinos para generar una mayor participación ciudadana que en ocasiones ha llevado al trabajo en conjunto con el municipio.

El Milenio: ¿Cómo se formó el equipo?

Cecilia Michelazzo: Vecinas y vecinos autoconvocadas de Unquillo que nos empezamos a contactar a partir del desmonte frente al Parque Integrador, preocupadas x esa situación pero también por toda la situación socio ambiental de Unquillo. Hicimos una pequeña reunión convocando a través de una red de contactos sobre todo personales, amistades, o de habernos encontrado en distintas instancias como audiencias públicas, o las marchas por la ley de bosques, o el encuentro por la Reserva. Como organizaciones, estamos de la EPA, de ACUA, y otras, pero sobre todo  en calidad de habitantes que convivimos y queremos cuidarnos entre nosotros cuidando el lugar donde vivimos.

EM: ¿Cuáles son los motivos?

CM: Lo que nos dimos cuenta esa vez, que nos reunimos valientemente y con mucho amor porque hacía -10° de temperatura, era que había mucha confusión respecto al proyecto del Montecito, desde los que pensaban que ya se estaba haciendo porque veían el desmonte y las calles en Lomas del Cigarral, un emprendimiento contiguo de la misma empresa, Cahuana S.A., quienes estaban tranquilos porque la gestión municipal había rechazado el proyecto, y se desconocía el estado actual, con una nueva PREFACTIBILIDAD MUNICIPAL del 6 de diciembre de 2016, para el predio de 125 hectáreas que conocemos como “El Montecito”, donde se prevén 678 lotes, la mayoría en barrio cerrado (que sería por vía de excepción, porque están prohibidos en Unquillo), muchos de 250 m2, también por vía de excepción, y que implicarían la impermeabilización total del suelo, en una zona muy sensible, contigua a los barrios que más se inundaron en 2015; y que además forma parte de una de las pocas reservas que nos quedan de bosque nativo, integra unas 400 hectáreas de la zona sur, y que se une a la Reserva Los Quebrachitos, formando un valiosísimo corredor biogeográfico. La empresa lo vende como un proyecto “verde” porque deja unas 55 hectáreas de “reserva” (de gestión privada, y “acceso público y controlado”  pero no considera el impacto de romper la unidad de ese corredor, ni de impermeabilizar el suelo, ni del aumento exponencial de población concentrada (y tránsito, vehículos, basura, etc.).

EM: ¿Por qué una mateada?

CM: Decidimos convocar a esta MATEADA INFORMATIVA, para compartir información segura, y reconocernos quiénes estamos preocupadas por esto y queremos hacer algo y pensar en conjunto qué podríamos o sería bueno hacer. No hay una estructura de delegación, ni la idea es estar esperando que alguien más decida, o tome la iniciativa. Por eso una mateada, pensando en la ronda de mate, que siempre nos facilita el diálogo; y también porque acá en Unquillo tenemos muy arraigada la cultura del mate en la plaza; y eso tiene que ver con el modo de vivir y de habitar el espacio público que queremos cuidar.

EM: ¿Cuáles fueron los resultados?

CM: El encuentro fue muy provechoso, pudimos encontrarnos un grupo muy amplio y sobre todo diverso, y valorar esa diversidad, en un momento donde socialmente todo tiende a separarnos, a que nos tengamos miedo, al miedo a la diferencia; y de pronto estábamos mateando en ronda mujeres y varones de todas las edades y “estilos” por así decirlo; poniendo en común información y una riqueza muy grande de formas de ver las cosas; por ahí gente que puede aportar desde un conocimiento profundo del lugar, desde experiencias, desde su arte, desde lo que estudia, desde lo que trabaja; y poniendo toda esa energía para un fin común, que es cuidar justamente lo común; cosa que también va bastante en contra de las tendencias actuales donde todo te tira para acobacharte en tu casa, para preocuparte de tus asuntos personales y nada más.

EM: ¿Serviría la Mateada para tratar distintas temáticas?

CM: Creo que la mateada en la plaza tiene varias fortalezas para tratar los temas que tienen que ver con el bien común: una, que va bien con la idea de dialogar, escucharnos, decidir en conjunto, y que no haya una jerarquía ni bajada de línea. Otra es que al ser en un lugar público, sirve al mismo tiempo para visibilizar el problema. También es interesante que es como empezar a hacer o practicar lo que estamos proponiendo: tomarnos el tiempo para lo común, encontrarnos y habitar el espacio público, que es lo que queremos cuidar, y es la forma de vida que estamos cuidando, no es sólo “los arbolitos”, es lo que implica la posibilidad de vivir y convivir cuidando el espacio que compartimos, frente a las ideas de “progreso” que se basan en una cuestión privada o individual y de progreso económico, nada más, sin importar a costa de qué o de quiénes.

EM: ¿sería posible aplicar la idea en otras lugares?

CM: Creo que sí, una plaza es una plaza, mientras sea pública y abierta. En un trabajo de investigación que hicimos en Córdoba, en unos barrios que se hicieron por ayuda mutua en cooperativas de a UOBDS, hace un par de décadas, salía muy fuertemente cómo la plaza era el reflejo del sentimiento del barrio, la tristeza en algunos habitantes más grandes de que en un momento habían estado unidos y habían logrado hacer todo el barrio, con mucha lucha, desde conseguir los terrenos; y ahora “cada uno se metió en su casa y mira por la ventana”; y cómo eso se plasmaba en la plaza deteriorada, en algunos casos ni siquiera la lograban terminar de hacerla, y la plaza era vista como un lugar también de peligro. Pero la seguridad en el espacio público no nos la da una vigilancia, sino justamente habitarlo, disfrutarlo, compartirlo y cuidarlo; y creo que acá tenemos mucho eso; también gracias a algunos artistas locales que potenciaron muchísimo, enriquecieron ese sentido que de por sí tiene la palabra “plaza”, como lugar de encuentro, libre, abierto, de disfrute compartido.

EM: ¿Cuentan con algún tipo de recomendación para otras  iniciativas similares?

CM: Bueno, no sé si “recomendaciones”, me parece que algo muy valioso que logramos fue convocarnos de una manera muy cercana, muy personalmente, con confianza, como vecinas, vecinos, con una causa común, a la que cada quien tiene sus formas de aportar. Y por eso esperamos reencontrarnos en la segunda mateada, que va a ser el sábado 12/8 a las 16 hs. nuevamente en la Plaza Alem, y ya de esta salieron varias propuestas de acción, así que vamos a seguir compartiendo información y organizándonos con todas y todos los que se sigan sumando.

Modificaciones sin cambios 

El proyecto de urbanización Fideicomiso “El Cigarral” emprendido por Cahuana S.A. y dado a conocer por los vecinos como Montecito II, será llevado a cabo en la zona sur de la ciudad de Unquillo y comprende 125 hectáreas a ser trabajadas con la futura construcción de un barrio aparentemente cerrado.

En algunos detalles obtenidos el proyecto pasó por anteriores modificaciones a la iniciativa de urbanización. Actualmente existen casi 55 hectáreas destinadas a Reserva bajo una gestión de índole privada pero de acceso público. Además se contará con lagunas de retención en 12 hectáreas destinadas a espacios verdes de esparcimiento. Por último, casi 70 hectáreas  serán destinadas a una subdivisión de 678 lotes y desarrollo de calles, lo que comprende al proyecto, lo que implica el desmonte.

Por su parte, Cecilia Michelazo, vecina de Unquillo, integrante de ACUA (Asamblea Ciudadana de Unquillo por el Ambiente, los Derechos Humanos y el Hábitat Social) y docente de la FCC (Facultad de Ciencias de la Comunicación) en UNC, sostuvo: “Sigue siendo una superficie demasiado importante y compacta a desmontar, agravando la emergencia ambiental de la región; sigue siendo un barrio cerrado, atentando contra las normativas vigentes y los modos de vida y convivencia de nuestra ciudad; sigue siendo un aumento poblacional desmedido, y al menos una irresponsabilidad prometer servicios para esa población, un 15% de la actual de Unquillo, cuando muchos de los habitantes actuales no pueden acceder a ellos, o acceden a los servicios con muchísimas deficiencias, nos referimos al agua y la luz, a la recolección de residuos, así como a la infraestructura vial y urbana”.


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