Otra victoria triple G: 3 a 0 a Bolivia y un tiempo de sobra para conseguir puntaje perfecto y clasificar primero a cuartos de final.


Columna deportiva
Un partido que, en líneas generales, fue una práctica con público. Claramente se puede dividir en dos basándonos en la intensidad que puso la Selección en el mismo.
En el primer tiempo, ya se veía claramente que Bolivia no iba a pelear la posesión sino que iba a intentar aguantar el cero en su arco lo más que podía. En ese sentido Banega fue el eje del equipo y a partir de él, el equipo jugó. Con un Lavezzi movedizo, un Lamela impredecible y un Agüero punzante, Argentina empezó a llevar peligro al arco rival.
Los bolivianos apelaron a la pierna fuerte y ahí vino el primer gol en la primera aproximación: tiro libre de Lamela que se desvió en la barrera y descolocó al arquero. Iban apenas ’12 y ya se abría el marcador.
Bolivia no se terminaba de acomodar y recibió el segundo gol: el Pocho arrastró la marca para liberar a Roncaglia, el lateral mandó un gran centro a la cabeza de Higuaín pero el arquero regresó justo sobre sus pasos. En el rebote estaba Lavezzi, que no perdonó. ’15 y 2 a 0 arriba.
En un cuarto de hora el encuentro ya estaba sentenciado, pero Argentina no levantó el acelerador. Intentó jugar siempre, encontrar los espacios y, cuando perdía la pelota, la recuperaba rápidamente. Por eso se puede deducir que Bolivia ni siquiera llegó al arco de Romero.
Los minutos transcurrían generalmente en la mitad de cancha. Hubo paciencia para crear y, cuando se podía, se metía alguna pelota filtrada.
Quizás no tenía profundidad el elenco de Martino. Costó vulnerar la defensa atrincherada del rival, pero cometieron errores importantes que permitieron llegar al tercer gol: centro, una serie de rebotes y todo el sector derecho libre para que Lavezzi mande un busca pie y encuentre la zurda de Cuesta que anotaba el tercero a los ’32.
Antes del descanso, una linda combinación entre el Kun e Higuaín derivó en el remate del Pipa, que le salió débil. Y hasta acá llegó lo que se puede llamar “partido”.
En el complemento la Selección activó el freno de mano y reguló las cargas pensando en el partido de cuartos de final. Messi y Biglia entraron más para sumar minutos de fútbol que para intentar redondear una goleada.
Por el lado de Bolivia, por incapacidad y decisión jugó gran parte del tiempo en su campo. No tuvo atrevimiento como para intentar arremeter con alguna contra ni mucho menos.
Argentina, por lo tanto, se dedicó a tener la pelota pero no busco incesantemente el cuarto gol. Estuvo cerca con un remate de media distancia de Biglia y tiro libre de Messi, pero nada más. El tiempo se consumió entre toque y toque, con algunos centros que resultaron estériles y algún que otro bostezo. Entre medio, el ingreso de Maidana por Otamendi.
Los jugadores ya habían cumplido en media hora y no tenían necesidad de arriesgar más de la cuenta. Jugó lo que lo exigieron y listo. Alcanzó con eso y siempre es positivo liquidar el trámite para pensar en lo más importante.
No sé si Argentina gustó, pero si bailó a una pobre selección boliviana. Lógicamente hay que tener en cuenta que la debilidad de Bolivia maximizó el trabajo de Argentina. Es decir, multiplicó nuestras virtudes. Y no es bueno morir en esos laureles, por así decirlo, porque no fue una prueba para sacar muchas conclusiones.
Si bien uno quiere ver muchas situaciones y goles, hay que entender que lo importante está por venir y que no vale la pena arriesgar de más.
Básicamente creo que el ritmo del encuentro lo llevó la Albiceleste: cuando pisó el acelerador, marcó 3 goles en pocos minutos; en el complemento bajó varios cambios, piso el freno y dejó correr el tiempo. La pelota corrió más que los jugadores, como para graficar la segunda etapa, y por eso costó un poco crear un circuito de juego para vulnerar la línea de 6 defensores. De todas maneras, poco nos preocupó eso.
Lo importante es guardar energías porque a partir de ahora empieza el verdadero sueño de todos.
Mi uno x uno
Romero: espectador de lujo. Seguridad en algunos tiros libres y nada más;
Roncaglia: interesantes subidas y asociaciones pero le falta corregir qué hacer cuando llega a la última línea.
Otamendi: firme de arriba, casi sin trabajo.
Cuesta: siempre entregó la pelota limpia. Además, anotó su primer gol en la Selección. A tener en cuenta.
Funes Mori: abocado más en ataque que en defensa, tiró algunas diagonales y varios centros. No desentonó;
Kranevitter: un pibe que juega como un jugador consagrado. Entrega limpia y quite, lo básico para un gran volante.
Banega: Fue el eje del equipo y Argentina jugó a partir de lo que él hacía;
Lamela: movedizo y participativo. Demostró ser una buena opción de recambio.
Agüero: retrocedió para formar parte del juego y por eso perdió peso en el área. No obstante, se asoció bien con los volantes.
Lavezzi: la figura. Fue encarador y tuvo decisión para participar en todos los goles. De afuera para adentro, un dolor de cabeza para la defensa rival;
Higuaín: jugó encasillado entre los centrales bolivianos. Pivoteó bien y mal y contó de dos llegadas.
Los cambios fueron más para descansar a los jugadores que vienen jugando y darle minutos a los que no lo vienen haciendo: Messi tuvo algunos chispazos pero tampoco se movió demasiado para despegarse de la marca. El resultado hizo que esté un poco más relajado para estar mejor para los cuartos de final; Biglia: saludable aparición. Volvió de una lesión y se lo notó muy bien; Maidana: no fue exigido.
De esta manera culminamos nuestra participación en la fase de grupos con puntaje perfecto y el valor agregado de un equipo que jugó gran parte sin Messi y que lo hizo con creces.
Lo mejor, desde lo futbolístico y estratégico, creo que se vio ante Chile. Porque anulamos a una gran selección y borramos a sus figuras, ganando con un resultado injusto. Mientras que, contra Panamá y Bolivia, el equipo reguló cargas y se exigió lo justo y necesario para golearlos.
El escenario para lo que viene es óptimo: 9 puntos, 10 goles a favor y uno en contra. Es el de mejor performance en esta primera parte de la copa y todos esperamos que sigamos así.
El próximo partido es por la vieja, a matar o morir ante Venezuela el sábado a las 20. Ahora sí empieza la copa y el sueño de todos los argentinos. ¡A seguir así!