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Julio Varangot: Galope al óleo

Julio Luque Varangot es bien conocido como camarógrafo en Villa Allende, pero ya se lo logra asociar a sus pinturas sumamente características con temáticas ecuestres.

Por Redacción El Milenio | periodico@elmilenio.info


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Julio Luque Varangot es bien conocido como camarógrafo en Villa Allende, pero ya se lo logra asociar a sus pinturas sumamente características con temáticas ecuestres.

Anteriormente le contó a El Milenio sobre la actividad que profesionalizó hace cerca de una década pero respecto de la que se considera un completo autodidacta. “Aunque tengo estudios paralelos al dibujo, hice tres años de arquitectura y un año y pico de un curso de diseño gráfico. Tendría que haber estudiado bellas artes, pero sólo obtenía un título de profesor de dibujo que no me llenaba. Como sea, me casé, empecé a tener chicos y el tema del estudio se complicó, entonces busqué hacer cursos por correspondencia para seguir con lo artístico”, aseveró el artista.

Además señaló la importancia de asistir a exposiciones y apreciar obras de otros artistas, para tomar contacto con otros modos de pintar e incluso conversar con ellos para obtener algún consejo, que ahorran meses de prueba y error.

Conocido como el pintor de caballos, explicó que la elección de esta particular temática quizás se deba a que su padre le pidió el primero y luego le resulto fascinante. Se dice que es un animal es muy difícil de dibujar por su anatomía, no obstante y a sabiendas de ello, Julio contó: “Me encapriché y quise hacerlo cada vez mejor y se fue creando este compromiso con los caballos. Trato de perfeccionarme y especializarme en esta temática porque hay público ávido en esto”.

Luque Varangot procura encontrar algo que cautive en cada exposición a sus seguidores: “Es un desafío; sobre todo porque somos muchos pintores. Si bien vendo mis obras, no vivo de esto, quiero entonces que me sirva para viajar, poder seguir pintando y sacarle provecho a las horas frente a la tela y también disfrutar, aunque la venda, exponga o la regale”, agregó.

En referencia a su fuente de inspiración, mencionó la influencia de su tío gaucho, la afición a la serie televisiva Bonanza y el haber practicado equitación: “Quizás sea que en los caballos me encuentro a mí mismo, le pongo mi mirada, mi sentimiento. Los caballos que pinto transmiten lo que yo sentía en el momento que los pinté, por eso tienen ojos muy humanos; también eso responde a mi estilo hiperrealista. Yo no soy de bosquejar, sino que agarro pincel, óleos y me largo a pintar” amplió.

Aunque prefiere la técnica del óleo –por sus colores y ductilidad- empezó con lápiz y carbonilla. “Hay otros materiales que no son fáciles, pero me parece más complicado el óleo y por eso quiero que me salga cada vez mejor, si fuera fácil no me atraparía, porque me gustan los desafíos, por eso pinto caballos que me exigen dedicación y estudio”.

 

 

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