Ezequiel Sarzzotti es un artista joven de Unquillo que busca constantemente nuevas expresiones creativas. De oficio orfebre, encontró en la escultura su máxima pasión.

Periódico El Milenio
El Milenio: ¿En qué etapa de tu vida decidiste dedicarte al arte?
Ezequiel Sarzzotti: Siempre me gusto el arte, y de niño me gusto ver y observar todas las obras.
Uno de los grandes fines que tienen las obras artísticas, por ahí, no son meramente ornamentales y estéticas, no son funcionales generalmente, y eso es como que muy lindo verlo y siempre desde niño me gustó observar. Mi gran actividad fue la joyería.
EM: ¿Te identificas como un artista?
ES: He dirigido mi vida y apuesto a tratar de vivir del arte, si eso me convierte en artista, por el lado laboral por ahí, si yo creo que sí.
EM: ¿Con qué rama del arte estás más familiarizado?
ES: A mí me gustan las artes de fuego básicamente, los metales y ahora he abierto el juego a todos las aleaciones, no sólo los metales preciosos. También estoy haciendo escultura en hierro.
EM: ¿Cuál fue tu formación?
ES: Siempre fui autodidacta; siempre me gustó incursionar y hasta el día de hoy, creo que todo el tiempo estudio un poquito, trato de investigar y llega un momento en el que uno ya tiene cierto manejo de ciertas técnicas o ciertas cosas.
Una cosa linda de los joyeros es juntarse en los talleres. Yo ir al taller de uno, el otro venir al taller del otro, pasarnos técnicas, jugar a experimentar cosas y ahí como que eso te va formando.
Me interesó el arte plástica en otra instancia, creo que todo esto llevó a que yo hoy en día haga escultura, que es realmente lo que ya quiero hacer el resto de mi vida. Con esa formación también autodidacta empezando por casa, también juntándome con otros escultores.
EM: ¿Cuál fue tu experiencia en el Simposio?
ES: Alucinante, ese simposio fue como una bisagra para mí para poder decidirme a que realmente la escultura es súper importante en la vida y viable y hasta posiblemente, más allá de una forma de vida es una propuesta laboral.
EM: ¿Se puede vivir del arte?
ES: Si, se puede vivir del arte. Unquillo es un lugar de poder dentro del arte y la escultura y hay gente muy grosa. Esta ciudad ya desde Spilimbergo, y de antes, hay artistas por todos lados en Unquillo y muchos artistas me han acompañado me han puesto la mano en el hombro.
EM: ¿Trabajas tus esculturas en metal?
ES: Sí, básicamente me gusta la escultura en metal, ahora en este último estuve fusionando algo con madera, pero en piedra no he hecho nunca.
EM: ¿Hay algo en particular que te haya atraído de la escultura en madera fusionada con el metal o de chapa?
Sí, poder manejar primero otros formatos, porque yo vengo de una escuela donde la joyería generalmente es minimalista, en donde el error en lo chico se nota grande, por eso tenés que llegar a un nivel bastante limpio, bastante prolijo, y la escultura en su gran tamaño por ahí hay veces que se permite el error o una estética por la plasticidad de los materiales.
EM: ¿Te identificas más como orfebre o como escultor?
ES: Boyo Quintana me definió como un “orfebre artista”, y estoy de acuerdo porque como escultor creo que me falta, no sé si lo llegare a ser algún día, sí creo que soy un orfebre porque de hecho es mi actividad fundamental.
EM: ¿Qué intentas expresar mediante tus obras?
ES: Lo que quiero comunicar es la posibilidad de la calidez, y la plasticidad que tienen en las obras en metal; en general algo blando, algo ameno, puede ser absolutamente frio y filoso también, poder romper con ese paradigma.
Hago como una historia más cubista, más abstracta, pero uno a medida que va creciendo se va adaptando a hacer esculturas, va cambiando la estética, porque uno mismo va cambiando, uno ya quiere ir comunicando otras cosas.
EM: ¿Cuáles consideras que son tus logros a esta instancia de tu carrera?
ES: Poder presentar proyectos grupales o personales y que me inviten al Simposio de Escultura como artista independiente.
Construir la obra implica apostar, hacerlo aunque haya gente que te diga que no está bueno, confiar en vos, seguir alentando a eso aunque sea un fracaso o no.