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Un centenario de recuerdos

La Escuela Domingo Faustino Sarmiento cumplió 100 años al servicio de la comunidad. En su honor, Graciela Álvarez y Bibiana Fulchieri publicaron un libro que rescata la historia de la escuelita que vio crecer a más de cuatro generaciones de vecinos y hoy se considera la más antigua de Sierras Chicas.
  • Colaboración: Nicolas Reyna y Josefina Etchemendy (4to IENM). Pedro Ardanaz y Tomás Robledo (4to IMVA).

La escuela es una parte importante de la vida de cualquier persona. En ella no sòlo aprendemos materias como Matemáticas y Lengua, sino que también vamos adquiriendo habilidades para socializar y desenvolvernos en comunidad. Entre clases y recreos se van conociendo los primeros amigos y quién no recuerda algún consejo de una maestra que le acompañó toda la vida.

Por ese motivo, no es de extrañar que fuera una alegría enorme para toda Mendiolaza celebrar recientemente el centenario de la Escuela Domingo Faustino Sarmiento. “Quien llega a la escuela, se jubila allí, nunca se va”, afirma la actual vicedirectora del establecimiento, Graciela Álvarez. “Es increíble el sentimiento de pertenencia que se va forjando entre los docentes y las familias”, añade la maestra, para quien “la escuelita” manifiesta el “espíritu de solidaridad de todo un pueblo”.

Entre los vecinos, aparecen los recuerdos de las primeras misas y bautismos que se celebraron entre sus paredes, ya que el establecimiento educativo es incluso más antiguo que la primera capilla que tuvo la localidad.


Otro recuerdo que se repite en los relatos es el enorme esfuerzo realizado por padres, docentes y comerciantes locales, para crear la primera cantina del colegio, donde los estudiantes podían desayunar y hasta almorzar.

Más cercano a estos tiempos, la escuela también sirvió de refugio para muchas familias durante la inundación del año 2015 y funcionó como punto de acopio de donaciones, pese a que su propia estructura también había padecido los estragos de las crecidas.

“Hasta el día de hoy, cuando alguien necesita ayuda, son los vecinos y comerciantes locales quienes están a disposición de una manera sorprendente con la escuela, porque casi todos han tenido algún paso por aquí”, cuenta con orgullo la mujer que ha dedicado más de 30 años a la enseñanza en dicho establecimiento.


“La escuela no es sólo un edificio, es una red de vínculos indispensables para la vida en comunidad. Hoy siento que la escuelita sigue siendo la institución madre generadora de esos lazos”

Graciela Álvarez

Un trabajo colectivo

Como a nivel institucional no existía ningún archivo que recopilase memorias y registros del colegio, Graciela decidió convocar a la periodista Bibiana Fulchieri, también vecina de Mendiolaza, para encarar la misión de escribir un libro que recogiese todo lo que pudiese sobre la historia de la escuela.

Para ello, recopilaron personalmente anécdotas y recuerdos que hasta hoy solo vivían en la memoria de sus protagonistas. “Hoy todavía tenemos a Justina, la primera portera de la escuela y hasta un ex alumno de 94 años que conoce un montón de anécdotas, no queríamos que todos esos recuerdos se perdieran. Pensé que sería muy importante conservarlos y transmitirlos a las generaciones venideras”, explica la actual vicedirectora.

“Hicimos un recorrido por las casas de las familias locales, fue realmente un trabajo de construcción colectiva”, añade Bibiana, destacando además la gran hospitalidad de todos los vecinos entrevistados. «Nos esperaban con mate, con agua fresca o con lo que tuvieran a mano, porque hacía muchísimo calor. Fue una experiencia hermosa, desde lo humano, lo afectivo y por supuesto desde lo profesional”, sintetiza la periodista y también autora de “El Cordobazo de las mujeres”.

El libro “Escuela Primaria Domingo F. Sarmiento, primera institución de Mendiolaza” se presentó oficialmente el pasado 5 de octubre en los pasillos de la propia institución, ante una gran presencia de vecinos y autoridades municipales. Se encuentra a la venta en la escuela y todo lo recaudado será destinado al mantenimiento de la misma.


Escuela madre

Para las autoras, reconstruir la historia de la escuela fue como armar un rompecabezas cuyas piezas estaban dispersas por toda la ciudad. Todo comenzó a principios del siglo XX, cuando en la zona sòlo existía la estancia de Don Pedro Diez. Como a muchos trabajadores les costaba mandar a sus hijos a estudiar a otras localidades, Don Pedro decidió donar parte de sus terrenos para la construcción de un humilde centro educativo.

“Por eso existen registros desde antes de 1912, cuando los pequeños agricultores o familias vinculadas a la familia Diez mandaban a sus hijos a estudiar, aunque recién en el año 1923 se formaliza oficialmente como escuela”, explica Fulchieri.

Según el testimonio de varios vecinos, se tomó esta última fecha como año inaugural en honor a su primera directora, Florinda Peredo Flores, quien se mantuvo en el cargo por más de 25 años. Pese a que vivía en Alta Gracia, todos los días se tomaba el primer y el último coche motor que salía de la estación para cumplir su función como maestra.

En 1974 se hicieron las primeras modificaciones importantes, atendiendo a que en ese entonces el edificio solo contaba con una gran galería y un salón que habían sido divididos en varias aulas. En aquella ocasión se construyeron dos aulas más y los baños. 

Posteriormente, se realizaron otras mejoras como el cierre de la galería en 1991 y finalmente una última gran modificación en 1996 cuando llegó el gran plan educacional nacional, que permitió sacar todo lo que quedaba de la edificación original y remodelar el establecimiento como se lo conoce actualmente.

“Donde está la escuela pasan muchas cosas. No se trata sòlo de un edificio sino de una red de vínculos indispensables para la vida en comunidad. Hoy siento que la escuelita sigue siendo la institución madre, generadora de esos vínculos en Mendiolaza; un lugar de encuentro, de fiesta y de celebración de la vida”, concluyen las vecinas.


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