Por Alejandra Boldo. periodico@elmilenio.info Participaron: Martina Baratta y Ana Luz Giménez (4to IMVA). Javier Gotta Corral y Juan Francisco Bornancini (4to IENM).
Un cuarto de siglo atrás, surgió una propuesta para las infancias que rompió con todos los estereotipos: un espacio para jugar y, al mismo tiempo, aprender sobre el mundo que nos rodea, congelando la sombra, haciendo castillos de arena, armando rompecabezas gigantes, fabricando burbujas de cuerpo entero o poniéndose los pelos de punta con electricidad estática.
Hoy, esa misma iniciativa sigue sorprendiendo a grandes y chicos. “Barrilete. Museo de los niños” nació en 1995 en la Vieja Usina (hoy Plaza de la Música) y se mudó en 2012 a la Avenida Recta Martinolli. En la actualidad, la única sede del museo se encuentra en el Villa Allende Shopping (VAS).
Son muchas las generaciones que pasaron por este lugar. Los que eran niños cuando abrió sus puertas, hoy llevan a sus hijos. El proyecto busca generar espacios de interacción y aprendizaje que atraviesen todas las edades, promoviendo un sentido de unidad y conexión entre generaciones.
Este museo interactivo para niños (y no tanto) destaca por su enfoque en la recuperación de procesos y materiales poco convencionales en el ámbito infantil actual. En un contexto donde la tecnología domina, el proyecto fomenta la revalorización del trabajo manual como elemento diferenciador.
Así lo explicó Sabina Villagra, directora del museo, quien afirmó a El Milenio que lo que hace especial a este espacio es la revalorización del juego con elementos comunes. “También trabajamos mucho con muestras de artistas de diferentes ámbitos, con un concepto más amplio al convencional. Acá los espectadores no son pasivos, se involucran, interactúan, le ponen el cuerpo y las manos a la muestra”, detalló.
Si bien empezó como un proyecto para infancias, hoy es una propuesta que pueden compartir los más pequeños y los más grandes. “La idea es que puedan juntarse, hacer ese cruce es lo más lindo y lo más raro también, porque son pocas las cosas en las que se puede compartir de esa manera”, agregó Villagra.


Permanencia y renovación
A lo largo de los años, Barrilete mantuvo actividades que dejaron una marca en la memoria de sus visitantes. Elementos como el esqueleto o las burbujas siguen siendo fundamentales para la experiencia de quienes lo visitan, demostrando que lo esencial perdura a pesar del paso del tiempo.
“No todo tiene que renovarse, también es positivo conservar las cosas que gustan. Cambiamos las muestras, vamos rotando, pero la gente sigue pidiendo los clásicos. Hay un núcleo que es permanente y el asombro de los niños es exactamente el mismo que hace 25 años. Desechar todo lo que viene de antes a veces no tiene mucho sentido”, explicó Sabina.
Aunque Barrilete conserva sus atractivos esenciales, también se mantiene abierto a cambios y evoluciones. Villagra destacó la necesidad de equilibrar la rapidez de la vida moderna con la esencia del juego y la creatividad, promoviendo así un momento auténtico y enriquecedor para sus visitantes.
La atención al detalle y la priorización de la estética son fundamentales en este sentido. Aunque los niños pueden jugar con cualquier cosa, el proyecto busca crear un entorno cuidado y atractivo que contribuya a la experiencia única que ofrece.
Respecto de cómo debe evolucionar el museo en pos de seguir vigente para las infancias, la directora reflexionó sobre las formas de juego actuales y si son realmente instauradas por los niños o influenciadas por condicionamientos sociales y familiares. En ese sentido, llamó la atención sobre la tendencia de los adultos a intervenir en el juego de los niños, sugiriendo alternativas o imponiendo otras actividades.
También subrayó la importancia de no dejarse llevar por la rapidez y la urgencia, promoviendo un enfoque más pausado y reflexivo en el proceso de juego. En este punto, destacó la flexibilidad de Barrilete para adaptarse a las necesidades y circunstancias externas, así como su compromiso con la formación docente para enriquecer las visitas educativas.
Valoró también la lectura del material preparatorio por parte de los docentes y la adaptación a las preferencias y comentarios de los visitantes.

El vínculo con Sierras Chicas
Desde su traslado a Villa Allende, Barrilete consolidó un fuerte vínculo con la comunidad de Sierras Chicas. Aunque aún no es plenamente conocido en la zona, el proyecto experimentó un crecimiento constante, atrayendo a familias de la región que encuentran allí un espacio valioso para el aprendizaje y la diversión.
“Estamos muy cómodos. Muchas familias están a gusto con el proyecto, incluso algunas vienen bastante seguido”, señaló la directora del museo.
El éxito de Barrilete radica en su capacidad para ofrecer un espacio único donde la creatividad, la participación y la conexión familiar son prioritarias. En un mundo cada vez más acelerado y tecnológico, este espacio se erige como un refugio donde lo esencial y lo simple encuentran su lugar.
Con más de 25 años de trayectoria en la enseñanza lúdica, también se presenta como un testimonio vivo de cómo la creatividad y el arte pueden trascender generaciones y seguir siendo relevantes en un mundo en constante cambio.


¿Cuándo visitarlo?
Barrilete, Museo de los niños trabaja por turnos de dos horas, con reserva previa. El espacio está abierto de jueves a domingo, de 15 a 20 hs., para público en general. Para grupos escolares abren lunes, martes y miércoles, dependiendo de la demanda.
- Página web: www.museobarrilete.com
- Instagram: @museobarrilete
