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Santiago Miller y el hockey mixto en Sierras Chicas

El jugador y entrenador de esta disciplina que tantas alegrías le dio a Argentina en los Juegos Olímpicos, habla del Villa Allende Hockey, una escuela con varias categorías que va ganando su lugar en los torneos regionales y provinciales. Con dos años apostando al hockey mixto, Miller describe el proceso de consolidación del equipo como “un camino amoroso”.
  • Redacción: Matías Candoli. periodico@elmilenio.info. Participaron: Morena Pavón, Sabrina Ponce de León y Juana Correa (4to IMVA). Diego Vaca Narvaja y Franco Acebal (4to IENM).

El hockey es un deporte que, en los últimos años, ha tenido mucho crecimiento en Argentina. La buena performance tanto de las Leonas (selección femenina) como de los Leones (selección masculina), que vienen cosechando medallas en juegos olímpicos y mundiales, ha hecho que muchas chicas y chicos se acerquen a esta disciplina.

En 2019, Santiago Miller quiso dar un paso más y armó Villa Allende Hockey, una escuela para distintas edades que hoy funciona en el predio de la Agencia Córdoba Deportes (Av. Goycochea 1810). “Tenemos desde las más chiquitas, que van de los 6 a los 11 años, está el grupo de juveniles (de 12 a 17) y después los equipos + 18, incluido el de mamis y el equipo mixto”, explicó en diálogo con El Milenio.

De todos, quizás el de mayor performance competitiva es el equipo mixto de adultos, donde él mismo juega y dirige. Santiago contó que, en sus comienzos, el grupo estaba integrado solo por mujeres. “Al principio tenía un poquito de rechazo a incluir los a los varones, tenía miedo que me golpearan a las chicas, pero ahora puedo decir que eran solo temores y fue muy positivo el cambio que se dio en el equipo cuando se sumaron los chicos”, confesó.

“Creo que las chicas empezaron a potenciarse, porque los varones juegan con un poco más de velocidad, son más duros para recibir una bocha, para dar un pase, tienen más fuerza. Eso hizo que las chicas cambiaran el nivel de juego”, añadió el entrenador.


Esta evolución dentro de la cancha tuvo su correlato en el interior del grupo. “Está bueno porque estamos todos en el mismo lugar y podemos problematizar muchas cosas en el equipo”, expresó Miller en este sentido. “Juntos podemos encontrar nuevas ideas, nuevas salidas, nuevas jugadas que antes no se nos habían ocurrido, resolvemos problemas en grupo, de otra manera. Creo que haber sumado a los chicos enriqueció mucho el equipo, estamos contentos con los resultados que venimos teniendo”, añadió.

“Es otro tipo de competencia también, entonces está bueno porque es como un desafío para nosotros como Villa Allende Hockey. Es explorar otros campos, otras posibilidades, también abrirnos a otro sistema de juego, y bueno, creo que eso aporta mucho al crecimiento”, explicó el entrenador, que también se animó a ponerse los pantalones cortos, tomar su palo y jugar con el mismo equipo que dirige.

“Yo empecé siendo entrenador, me formé para enseñar el deporte digamos. Ser jugador es una experiencia totalmente distinta, porque ahí en lugar de potenciar las habilidades de otro, potenciás tus propias habilidades. Es algo nuevo para mí y me cambió la forma de ver el mismo deporte”, amplió Miller.

Por supuesto, el doble rol también tiene su cuota de desafío. “Dirigir y jugar en el mismo equipo es muy difícil”, confirmó el deportista. “Personalmente no puedo entrenar con mi equipo, entonces entreno aparte. Y a veces siento mucha responsabilidad cuando me equivoco en la cancha porque no puedo estar entrenando junto a ellos. Además, para dirigir te tenés que salir un poco del rol de estar compartiendo con tus compañeros, adaptarte mucho. Es complicado, pero es una linda experiencia”, reflexionó.


Presente, el mejor momento

Miller no duda en calificar el momento actual del equipo mixto del Villa Allende Hockey como “el mejor”. “Aunque ya empezamos a trabajar juntos el año pasado, éramos solamente un grupo. Nos unía el hockey, pero no alcanzábamos todavía a ser equipo”, dijo el jugador y entrenador.

“Ser equipo no significa solamente juntarse a jugar. Yo siento que ahora nos estamos conociendo más. Estamos disfrutando más el juego en sí. Creo que recién ahora se está dando eso y me parece que es un gran logro para nosotros”, añadió.

Sobre el recorrido deportivo, Miller contó que arrancaron participando en la Superliga y que actualmente compiten en el torneo de El Cruce, escuela de hockey de La Calera. “Peleamos el tercer puesto que, para dos años de haber arrancado, es un montón”, celebró con orgullo el entrenador.

Sin embargo, lo más valioso de la experiencia compartida, al final, va mucho más allá de los torneos y las victorias deportivas. “Creo que ha sido amoroso el camino recorrido, con todo lo que representa esto de la amorosidad. El proceso que hemos ido haciendo y los logros que hemos tenido van muy de la mano del cariño y del amor que hay en el grupo”, reconoció Santiago.


Sin espacio contra el fútbol

Aunque el hockey no es precisamente un deporte novedoso, lamentablemente aún no cuenta con muchas oportunidades de desarrollo en la región. “Faltan espacios para el hockey. En el lugar donde estamos todavía estamos compitiendo contra el fútbol lamentablemente. Necesitamos un espacio grande. Si bien podés jugarlo en pasto, hoy en día la mayoría de los torneos se juegan en césped sintético. Cuesta que los espacios municipales alcen esta bandera, que nos acompañen también a nosotros para desarrollar y participar de este deporte. A la hora de valorar el hockey y el fútbol, siempre valoran más al fútbol”, acusó Santiago.

Para el vecino de Villa Allende, en Sierras Chicas recién actualmente se está desarrollando el hockey, mientras que en otras partes de Córdoba, como en la capital o en el Valle de Punilla, está todo mucho más adelantado en cuanto a nivel de las canchas, las estructuras y el juego. 

Desde su posición, Miller apuntó un diagnóstico que tiene que ver con la falta de apoyo estatal a las escuelas de deportes: “Sé que Villa Allende supo tener una escuela en el Polideportivo, pero tanto en Villa Allende como en Mendiolaza, no se valora mucho el trabajo del profe. Al no haber una buena remuneración económica, eso hace que uno termine abandonando la actividad y el espacio”, destacó en el cierre.