- Redacción: Lucía Gregorczuk. periodico@elmilenio.info
- Participaron: Morena Pavón, Sabrina Ponce de León y Juana Correa (4to IMVA). Diego Vaca Narvaja y Franco Acebal (4to IENM).
Creadora de diversas expresiones artísticas, docente de teatro y actriz, Carolina Vaca Narvaja vive y respira arte desde niña, explorando diversos lenguajes, jugando con las facetas interdisciplinarias del teatro, con los títeres, la música, la plástica, entre otras formas expresivas que se pueden llevar al escenario.
Así trabaja con Abriendo Rondas, un grupo en el que exploran la mezcla del teatro y la música, produciendo encuentros para infancias, y con Tres Tigres Teatro, grupo del que forma parte hace 28 años y con quienes actualmente está trabajando en un unipersonal autobiográfico: “Desde el altillo, historia de un exilio”.
“Se trata de una obra donde cuento el momento en que nos exiliamos a México 26 personas de mi familia. En escena hay distintos objetos que se relacionan con la mirada desde la infancia, porque yo tenía 5 años cuando me fui. Lamentablemente, las guerras y diversas situaciones políticas generan que hoy en día siga habiendo niños y niñas que tienen que salir huyendo de sus países”, reconoció.
Vecina de Mendiolaza hace 15 años, Carolina charló con El Milenio sobre su mirada del teatro como construcción colectiva, que a su vez tiene lugar en ese instante único del presente donde la obra y sus protagonistas se encuentran con el público.

El Milenio: ¿Cómo es para vos el proceso de escribir una obra?
Carolina Vaca Narvaja: Soy dramaturga, pero siempre desde la construcción y creación colectiva. Soy coautora de varias obras, porque no me pienso sola. Concibo al teatro como un hecho grupal. Recién este año empecé a hacer este unipersonal, pero incluso esta obra la escribí junto a María Nella Ferrez, o sea, lo hago desde el grupo, nunca trabajando sola.
Nosotros decimos que nuestras obras son para todo público, así las encaramos, porque trabajamos en espacios no convencionales. Creemos que todos los espacios pueden ser transformados y convertidos en un espacio teatral, el patio de una escuela, plazas, canchitas, etc.
Todas nuestras obras están pensadas colectivamente y buscamos que puedan entrar en un auto y viajar, por eso hemos trabajado en muchos lugares de la provincia, por zonas rurales, por pueblitos a los que el teatro no llega.
EM: Para vos el teatro es un hecho social, ¿qué se plantean decir en sus obras?
CVN: Las temáticas que hemos trabajado desde lo grupal tienen que ver mucho con la identidad y la memoria, pero también aparecen otros temas, como el rescate de profesiones. Tenemos tres obras con esta temática, en una hay dos personajes que son serenateros, que son personas que cantaban canciones, que le regalabas a alguien que querías. También tenemos historias que hablan de un afilador, otro oficio en extinción, las costureras, las floristas.
Hay obras que tienen que ver con la memoria y la identidad porque trabajamos para el Teatro por Identidad, donde construimos una obra que se llama “Club de los recordadores anónimos” que mezcla murga con teatro y habla sobre la problemática de los niños apropiados en la dictadura.
Tenemos otra obra con títeres gigantes, donde representamos una versión de Ubú Rey, que habla sobre el poder y se llama “¿Qué hacemos con Ubú?”, porque vamos explorando distintas disciplinas y respetando lo que le gusta a cada integrante del grupo.
Después tenemos la obra “Esta noche hay corso”, que habla de un carnaval que se prohibió en barrio San Vicente de Córdoba Capital y que la gente salió a hacerlo de todas maneras. Es una forma de rescatar historias que nos van interesando, integrando las distintas disciplinas del arte, desde la música y el teatro hasta la plástica y los títeres.


EM: Ustedes trabajan mucho con infancias y familias, ¿sentís que en estos tiempos cuesta más captar la atención del público y transmitir la emoción?
CVN: Sí, pero hay algo que es mágico en el teatro, que es lo presencial, el aquí y ahora. Es un momento único e irrepetible y creo que tiene que ver con la construcción de la obra, con motivar a la gente, con la interacción.
Hay cuestiones técnicas y también cuestiones de atención que uno tiene en cuenta a la hora de dar un espectáculo, pero cada público es diferente y en general están muy atentos a las obras.
Además, nosotros buscamos crear el espacio, generar un lugar donde se escuche y se vea bien y esto tiene que ver con la comodidad y disposición de los elementos. Por eso pensamos nuestras obras para que entren en un auto, para adaptarlas a cada espacio, porque cada función y cada público son únicos.
EM: ¿Y cómo ves la afluencia de público en las salas?
CVN: He ido últimamente al teatro, a distintas salas, y realmente hay mucha gente. Yo creo que hay ya una movida y un circuito teatral que es interesante, inclusive hay salas que ya empiezan a funcionar desde miércoles o jueves y hay público. Pero como en todo, es bastante fluctuante.
EM: ¿Y en Sierras Chicas cómo andamos?
CVN: Nosotros vamos a buscar al público, nos encontramos con la gente, porque creo que el teatro puede estar en todos lados, se puede hacer en todos lados. De hecho, esa es nuestra concepción del teatro.
La gente lo disfruta y se generan momentos sumamente placenteros, tanto para nosotros como actores y actrices, como para los espectadores. Y hay mucha gente que después de las funciones se acerca y te dice: “Es la primera vez que veo teatro, me encantó”. Por eso creo que poder disfrutar, tener acceso al arte, es también un derecho, ¿no?
A quienes recién empiezan a ver teatro, yo les invitaría a que se acercaran a los espacios, porque hay muchísimas propuestas, en Córdoba y en Sierras Chicas, desde las municipalidades se generan oportunidades para ver funciones y también hay salas independientes, como la Beba Teatro en Río Ceballos.

