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Antropología hecha historieta para toda la familia

Iván Zigarán es un contador de historias dibujadas, aunque formalmente diríamos dibujante, antropólogo, diseñador e ilustrador. Con todas esas herramientas, creó mundos donde la ficción, el mito y la realidad se encuentran para contar historias que recuperan la cosmovisión de los pueblos originarios de Sudamérica.
  • Redacción: Lucía Gregorczuk. periodico@elmilenio.info
  • Participaron: Jazmín Alonso y Morena Gil Queruz (4to IENM). Renata Alfei, Solana Obiglio y Sol Passerini (4to IMVA).

Si hacemos una mezcla de habilidades de diseño y otro tanto de ilustración, es posible crear personajes, marcas, juegos de mesa, ilustraciones para sitios web y, según dice Iván Zigarán, también se puede dar vida a las historias.

Iván es dibujante y, desde hace cuatro años, vecino de Mendiolaza. Antes vivió un poco en Río Ceballos y, aunque nació en la ciudad de Córdoba, ya adoptó Sierras Chicas como su hogar, desde donde se dedica a crear personajes y relatos para historietas.

Su último libro, Sara Navaja, estuvo nominado a Mejor Obra Nacional en la categoría infantojuvenil de los Premios Cinder, una premiación organizada por difusores, críticos y periodistas argentinos especializados en el universo de la historieta. 

Los estudiantes de El Milenio que lo entrevistan ya conocen su obra y quieren lanzarse a hablar sobre Sara, pero comienzan preguntando a Iván sobre su relación con el dibujo, de dónde surgió la idea de empezar a ilustrar caricaturas y cómo se formó como profesional.


Del diseño gráfico a la historieta antropológica

Iván cuenta que ya de chico le gustaba mucho dibujar. “Era el que dibujaba bien en el curso, así que siempre sentí que tenía la posibilidad de trabajar de eso, de convertirlo en mi forma de vida. Estudié Diseño Gráfico, que era algo relacionado, me brindaba herramientas digitales y tenía inserción laboral”, resume.

En este marco, Zigarán ha hecho labores de distinto tipo en torno al diseño, la publicidad y la ilustración, pero lo que más le gusta hacer es historieta y animación, aunque esta última conlleva mucho trabajo y necesita un gran equipo y presupuesto. “La historieta la puede hacer una sola persona y a mí siempre me gustó esa parte de crear personajes y contar historias”, confiesa.

Vale decir que Iván también es un gran viajero y observador de las culturas de los pueblos, interés que incluso lo llevó a convertirse en licenciado en Antropología.  En los últimos tiempos, logró combinar sus dos pasiones: la antropología y la historieta, y sus nuevos proyectos van por esta línea. 

“Tiene mucho que ver con traer mitologías locales, personajes sudamericanos, escenarios de nuestras tierras. Tengo personajes que viajan por los Andes y visitan comunidades andinas, temáticas que no vemos frecuentemente ilustradas”, apunta el autor.

De esta manera, la antropología enriquece su parte de contador de historias: así nació Sara Navaja, un libro que ha fascinado a miles de jóvenes desde la cosmovisión y la mitología de los pueblos originarios. “Sara es la hija de un arqueólogo y descubre momias incas. En la historieta hay una parte informativa que habla sobre las sociedades prehispánicas y el culto a los cerros, las momias, la concepción de la vida, el territorio y los ancestros”, comenta Iván.


El antecesor de Sara es “El viaje de Nahuel, el niño-jaguar”, un libro que también trabaja desde lo antropológico y la ficción. Consultado sobre su línea artística, Iván comenta que su idea, en realidad, era simplemente “hacer un proyecto para el público infantojuvenil de historieta”.

“Si bien hay gente que me reconoce rápidamente, yo no he buscado tanto eso de mantener un estilo, voy adaptándome según el proyecto. O sea, no busco tener un sello o una marca. De hecho, hago muchos trabajos por encargo, íconos y cosas así, en general soy bastante maleable”, señala Iván.

Lo cierto es que, más allá de los ejes temáticos en común, se nota la diferencia de trazo entre Nahuel y Sara. Cada libro tiene su propia personalidad e impronta, algo que se ve en todo su trabajo personal. “Estoy trabajando mucho en digital, con un monitor gráfico, pero trato de volver siempre a algo más manual, para no perder la gimnasia. Sara, por ejemplo, está dibujado a mano, en papel, y pintado digitalmente. Así estoy haciendo el segundo también, con tinta, plumín y microfibra”, explica el historietista de Mendiolaza.


Aventuras y desventuras del ilustrador laburante

Con la pandemia y la inflación, Iván empezó a trabajar mucho para el exterior, así que algunos de sus dibujos pueden verse en las producciones de un estudio de animación francés y también en Inglaterra, Estados Unidos y Australia.

Con algo de tristeza, confiesa que, aunque siempre trata de trabajar para Argentina, afuera se gana mucho mejor con una dinámica de trabajo muy similar. Los mails con los pedidos no cambian mucho, sea el remitente de Estados Unidos, de Francia o de Argentina.

Para Iván, su trabajo es diverso y desafiante, lo cual le obliga a sacar todo su ingenio de dibujante, ya sea para el logo de una empresa, un juego de mesa o una ilustración sobre los guiones y escritos de otras personas. Por eso señala que la ilustración también está contando la historia, es otra forma de narrar”.

El problema que a veces se le presenta cuando trabaja con guionistas, es que las editoriales no reconocen el lugar del ilustrador, situación particularmente molesta en el caso de los libros infantiles, ilustrados, donde el dibujo tiene mucha presencia, incluso hasta mayor que el texto. Es entonces donde, para Iván, “por ahí se da la pelea para reconocer a los dos (escritor e ilustrador) como autores”.

Más allá de todo, Iván sigue apostando a trabajar en su país, representando a Córdoba en los distintos eventos que lo convocan y creando grandes historias que tienen como protagonistas a gente de acá. “La idea es seguir haciendo distintos proyectos de historieta, quizás volver a algo un poco más académico, mezclar la antropología y la historieta desde lo histórico, lo científico. Llevar la historieta al mundo académico y acercar la academia al público general, a las familias, en ese lenguaje más ameno”, adelanta a modo de cierre.

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