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Entre la geometría y la intuición

La artista y docente Pilar Ferreira Peltzer charló con El Milenio sobre el proceso de trabajo que lleva a cabo en su taller, su búsqueda en torno a los materiales y los límites que se auto propone para indagar en su universo hecho de formas abstractas y geométricas.
  • Por Lucía Gregorczuk. periodico@elmilenio.info
  • Colaboración: Agostina Ciprian y Andrés Garriga (4to IENM). Magalí Ochoa y Bautista Persello (4to IMVA).

Pinta sin colores, pero usa las sombras, formas y texturas; busca los límites de los materiales, el arte de la geometría es su campo de exploración. Así podríamos definir rápidamente a Pilar Ferreira Peltzer y, cualquiera que haya visto sus obras en un museo o galería, la identificaría rápidamente.

Pero, más allá de esta resumida descripción, su proceso es complejo. Recorre lo abstracto de la geometría, se amiga con las matemáticas, con los conceptos humanistas y transforma lo que antes era un simple material en un concepto.

También se dedica a compartir sus experiencias y búsquedas en el campo de la docencia como profesora de Educación Artística. En entrevista con El Milenio, Pilar comenta que ha logrado una buena ecuación para ser docente y artista, a una y a otra carrera le dedica sus días y sus horas: enseña y crea.

“A veces la belleza está y lo único que hay que hacer es aprender a verla. Tenemos que salir, buscar, aprender a mirar, escuchar las cosas que están tiradas, que son parte del desperdicio y que muchas veces me enseñan lo que es el arte”

Pilar Ferreira Peltzer.

Arte por sorpresa

Contrariamente a lo que sucede con muchos artistas, Pilar recuerda que el arte no estaba concebido en su familia como una opción profesional. Por un lado, había mucho humanismo y política, y por el otro lado había familiares que se destacaban en ingeniería y matemáticas esas eran las formas establecidas de salir al mundo laboral. El arte, a ella, la tomó por sorpresa.

“Me divierte la parte humanista del arte, lo social, político, filosófico, pero me encanta la matemática porque ordena, simplifica. Toda mi familia es apasionada con lo que hace y tuve una profe en el cole que también era una apasionada con lo que hacía y me enseñó mucho. Me engancho con las pasiones y aprendo”, explica.

Al tener tantas aristas de exploración e influencias diversas,le costó muchos años asumirse como artista. “Me parecía que era un título que me quedaba un poco grande y eso que soy licenciada en Pintura. Estudié sin pensar en ser artista, no me imaginaba produciendo obras, pero un día miré para atrás mi camino recorrido y empecé a entender que todo lo aprendido conectaba”, reflexiona indagando en sus orígenes.


Por eso, al final de la carrera, su tesis puso sobre la mesa una propuesta diferente: una exposición toda blanca, con telas pensadas sobre estructuras que creaban sombras. “Es decir, me estaba recibiendo de pintura sin una gota de pintura”, dice Pilar riendo junto al equipo de El Milenio.

Allí se dio cuenta que tenía mucho para producir dentro de la corriente geométrica, explorando su lenguaje abstracto y permitiéndose que no sea algo estricto, porque trabaja mucho con la intuición, evitando lo racional y buscando un diálogo con las sensaciones y las experiencias.

Al mismo tiempo, Pilar propone un orden entre los materiales que elige, que recicla y que encuentra. Y cuando trabaja prefiere explorar y sentir el material en sus manos, seguir el flujo por el que la llevan las texturas, las sombras, lo que se forma y deforma. Se exige creativamente, siempre respetando al material elegido, pero llevándolo a nuevos usos.

“A veces la belleza está y lo único que hay que hacer es aprender a verla. Tenemos que salir, buscar, aprender a mirar, escuchar las cosas que están tiradas, que son parte del desperdicio y que muchas veces me enseñan lo que es el arte”, afirma la creadora y cuenta que a sus hijos les gusta encontrar con ella “alambres bonitos” y “papeles interesantes”.


Como artista siempre está trabajando con límites, si bien deja que su intuición fluya, considera que es muy difícil trabajar un universo, por eso se autogenera esos límites, se vuelca a una investigación más sistemática de su arte, de la materia y las formas. Se busca entre las líneas y muestra lo que hace, superando la vergüenza.

Así, ha pasado por concursos y galerías nacionales e internacionales, pero siempre prefiere su taller como espacio para crear, aunque dice que a veces teme perder la objetividad sobre su obra. En ese punto, se junta con amigas artistas para criticarse y ayudarse mutuamente. “A veces pasa que la subjetividad del taller no te permite saber si te estás perdiendo, si estás trabajando bien, si se ve coherencia en la obra”, comenta.

Por eso también se ayuda con guías que va creando en sus cuadernos, los cuales va garabateando permanentemente como parte de su proceso creativo. “Eso le va dando un hilo conductor a las cosas”, dice mientras se permite probar, errar y volver a empezar. “Ese es el trabajo de fondo, ese ir haciendo con un pensar, con una forma propia que la gente ya reconoce, sea donde sea, que es mi obra”, explica.

“Una tiene que amigarse con el error”, señala Pilar, “A mí me pasa muchas veces que mi obra me enseña, me pasan cosas que me causan asombro, porque encuentro respuestas para lo que me está pasando en la vida”.

Aunque tiene en claro qué corrientes artísticas le atraen más, trata de salirse de la etiqueta y no tiene técnicas favoritas, le gusta explorar materiales: pincha, indaga, deforma, forma, transforma, agota todas las posibilidades en su investigación. Y se ríe antes de confesar: “Nunca voy a la artística, siempre a la ferretería o al basural”.

Su arte geométrico, de ferretería, de basural, de formas abstractas llega a las galerías, pero no se identifica con el arte contemporáneo que “en Córdoba apela a generar ruido o denuncia”. “Es como más violento y yo no quiero eso, mi búsqueda va por otro lado, más tranquilidad, más equilibrio. Mi obra es muy intimista. Algún día voy a crear algo relacionado con las sierras, pero desde el silencio, desde lo compensatorio de vivir acá”, reflexiona en el cierre.

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