- Colaboración: Valentina Seydell, Ciro Palmero y Sara Recalde (4to IENM). Lautaro Bullich y Benjamín Varela (4to IMVA).
Muchas veces suele mirarse a la vejez de manera estereotipada, relacionándola con la soledad, la inactividad, la pérdida y el dolor. Una mirada que resulta coherente con el espacio social y cultural que se les va otorgando a las personas mayores a medida que van saliendo de la parte “laboralmente activa” de la sociedad.
“Si los únicos lugares donde se habla de adultos mayores son espacios médicos y sobre temas relacionados a enfermedades o dolencias, por supuesto que las personas mayores van a armar una agenda de actividades orientada a esas miradas”, sentenció la comunicadora social especialista en Gerontología Sol Rodríguez Maiztegui.
Según explicó la profesional, esa mirada responde a un viejo paradigma aún vigente en nuestros tiempos, donde la vejez es concebida desde un punto de vista físico, sin considerar que se trata de personas con historias y trayectorias propias.
“Es importante que surjan propuestas que los desafíen, que los saquen de su zona de confort, actividades superadoras y no sólo estereotipadas por lo que entendemos que se puede hacer en la vejez”
Sol Rodríguez Maiztegui
“Los niños van a la escuela y los adultos a trabajar, es decir, están obligados a relacionarse socialmente. En el caso de las personas mayores, no existe esa obligación de participar comunitariamente de la vida activa de una sociedad”, explicó la entrevistada. “Esa falta de deseo social, de participación, hace que cualquier persona se vaya sintiendo sola e inútil. Es un laberinto se fin”, continuó.
Por este motivo, Maiztegui promueve activamente la creación de nuevos espacios de integración y socialización para las personas mayores. Principalmente lugares de encuentro donde sean los protagonistas y que, además, los motiven a salir y reinventarse.
Desde programas de alfabetización digital hasta clases de aquayoga o talleres de rock, se trata de proponer “actividades superadoras y no sólo estereotipadas por lo que entendemos que se puede hacer en la vejez”. “Es importante que surjan propuestas y espacios que los desafíen, que los saquen de su zona de confort”, apuntó la especialista.

Un club para volver a creer
En el marco de las celebraciones por el Día Internacional del Buen Trato al Adulto Mayor, el pasado 17 de junio, el Centro Cultural Sayana de Mendiolaza inauguró una interesante propuesta. Se trata del Club de Adultos Mayores, el cual comenzó a funcionar en un contexto donde muchos expertos aseguran que es necesario promover nuevamente las actividades de integración y socialización que se perdieron durante la etapa más dura de la pandemia.
La iniciativa contó con el apoyo de El Club de la Porota, un espacio de socialización y promoción de actividades para adultos mayores, creado en 2015 por la propia Sol Rodríguez Maiztegui. “Es fundamental que cada vez surjan más espacios de reunión y esparcimiento en toda la provincia. Los adultos mayores fueron los que más se cuidaron durante la pandemia y ahora es apremiante combatir las secuelas que dejó el periodo de encierro”, destacó la gerontóloga.
“El Club de Adultos Mayores nació como una propuesta de nuestra socia, Adriana Savio, con la idea de formar un espacio donde se promueva el conocimiento, la educación y el respeto a los derechos de los adultos mayores. Un lugar de bienestar protagonizado y gestionado por las propias personas mayores, donde ellas mismas generan sus actividades”, explicó a El Milenio Juan Carlos Stauber, tesorero de Sayana.
Como señaló el vecino de Mendiolaza, envejecer es parte de la vida y se trata de una realidad de la que nadie puede escapar, lo cual no significa que sea el fin de las aspiraciones y las ganas de trabajar. “Todo ser envejece y muere, el tema es que no solemos preparamos para enfrentar esas vicisitudes propias de cualquier ser vivo”, apuntó.


“Para nosotros, la creación de este club dentro del Centro Cultural Sayana fue también un darnos cuenta que no somos un sector que vaya a resignar su énfasis en el cooperativismo, en la participación pública, simplemente por dejar de tener un trabajo formal”, reflexionó Stauber.
Vale destacar que, si bien el Club de Adultos Mayores está pensando para personas de 60 años en adelante, las puertas están abiertas para aquellos interesados de menor edad que quieran compartir experiencias y formar nuevas amistades.
“Buscamos que ningún miembro quede aislado, triste o solo; sin tener alguna palabra para compartir con el resto. Hay un espacio de comunicación que estamos tratando de desarrollar y sostener”, explicó Juan Carlos.
Actualmente el club cuenta con la participación activa de unas diez personas, que se reúnen una vez por semana o incluso más. “Gracias a los grupos de WhatsApp que se van formando, nos juntamos en nuestras casas o en la Biblioteca Sayana y hasta vienen participantes de otras localidades, como Unquillo, Juárez Celman o la ciudad de Córdoba”, comentó Stauber.
Entre las propuestas que se gestan en el espacio, se destacan las salidas o visitas guiadas a diferentes lugares turísticos e históricos de Sierras Chicas. “Ahora estamos planificando una visita a las Estancias Jesuíticas o incluso al Cerro Colorado”, mencionó con orgullo el entrevistado. “Es una forma de mantenernos activos y aprovechar la experiencia de los años previos para volcarla en una mejor calidad de vida hoy”, concluyó.
Dónde se encuentra
El Club de Adultos Mayores del Centro Cultural Sayana se ubica en barrio El Talar de Mendiolaza, Av. Martín Tissera 2742. Si bien la planificación de salidas y pequeños viajes a diferentes centros de interés turístico y cultural son su especialidad, también es un lugar para compartir una merienda o realizar diferentes actividades que los propios miembros van sugiriendo, como clases de tejido o yoga.
Las iniciativas que realiza el club no tienen ningún costo, pero los interesados también pueden asociarse a la Biblioteca Popular Sayana, que funciona en el mismo espacio, por tan solo 50 pesos, para aprovechar de muchos más beneficios y propuestas.
